La metralleta usada en 1976 para matar a un juez italiano era propiedad de la Comisar¨ªa de Informaci¨®n
La metralleta Ingram-Marletta con el n¨²mero de serie 2-2-000981 -intervenida en Roma en febrero de 1977 al fascista italiano Pier Luigi Concutelli y usada para asesinar en julio de 1976, tambi¨¦n en Roma, al juez Vittorio Occorsio- figuraba todav¨ªa en enero de 1983 en un inventario policial con la relaci¨®n de armas con que contaba la Comisar¨ªa General de Informaci¨®n, seg¨²n han informado polic¨ªas que conocen los hechos con detalle. Este extremo fue comunicado al Ministerio del Interior pero, seg¨²n las mismas fuentes, ni se investig¨® el problema ni se inform¨® del mismo a la justicia italiana, aun cuando ¨¦sta lo solicit¨®.
Hasta ahora, y a ra¨ªz de diversas declaraciones de jueces italianos se sospechaba que la metralleta hab¨ªa sido vendida a la polic¨ªa espa?ola, pero hasta el momento se desconoc¨ªa con exactitud si el arma hab¨ªa llegado a estar en posesi¨®n de los Cuerpos de Seguridad espa?oles y de alguna unidad en concreto.Una vez que, tras ganar las elecciones legislativas de octubre de 1982, el PSOE accedi¨® al Gobierno, los nuevos mandos policiales nombrados trataron de conocer los medios con que contaban. En la Brigada de Interior, mandada entonces por Mariano Baniandr¨¦s, se descubri¨® pronto una irregularidad, al comprobar que hab¨ªan desaparecido de los archivo cerca de 5.000 expedientes confidenciales.
Otra irregularidad fue descubierta en el armamento. Un funcionario realiz¨® un inventario sobre el armamento con que contaba la Comisar¨ªa General de Informaci¨®n, que hab¨ªa sido mandada hasta entonces por el comisario Manuel Ballesteros y antes por Roberto Conesa.
En el inventario, con sus correspondientes n¨²meros de serie de arma, del silenciador -el S 2-2 00527- y de los cargadores, figuraba la mencionada metralleta Ingram M-10, una de las m¨¢s avanzadas en el mundo de las armas ligeras autom¨¢ticas. La metralleta hab¨ªa sido fabricada por la empresa Military Armament Corporation, con sede en Atlanta (EE UU) y ex portada a Espa?a. Seg¨²n comunic¨® la polic¨ªa italiana a la espa?ola en marzo de 1983, la Ingram hab¨ªa sido vendida a la polic¨ªa madrile?a". El permiso de exportaci¨®n estaba fechado en febrero de 1975 ten¨ªa el n¨²mero 86079.
El jefe era Conesa
Cuando la metralleta lleg¨® a Espa?a -a la Comisar¨ªa General de Informaci¨®n, dirigida entonces por Conesa-, la mayor¨ªa de los puestos policiales clave eran ocupados por militares. El director de la Seguridad del Estado, por ejemplo, era el coronel V¨ªctor Castro San Mart¨ªn. Todos ellos manten¨ªan estrechas relaciones con los servicios militaresde informaci¨®n.
En aquellos a?os, estaba destinado en dichos servicios el entonces comandante Andr¨¦s Cassinello, nombrado jefe en 1977 del Servicio Central de Documentaci¨®n (SECED) y hoy jefe del Estado Mayor de la Guardia Civil. Siendo jefe del SECED, seg¨²n las fuentes informantes, ya se recibi¨® una primera solicitud de la polic¨ªa italiana a la espa?ola sobre el origen de la metralleta, pero Cassinello respondi¨® que lo desconoc¨ªa.
Cuando en la Brigada de Interior conocieron la existencia de la metralleta en el inventario, dos inspectores de la misma, Daniel Santos Vallejo -hoy todav¨ªa destinado en la unidad y experto en fascistas italianos- y Juan Jos¨¦ Medina -hoy procesado por dos supuestos delitos- trabajaron por separado en la investigaci¨®n, si bien Santos Vallejo lo hizo s¨®lo unos d¨ªas. A trav¨¦s de la oficina de la Direcci¨®n de Personal de la Polic¨ªa, en abril de 1983 se supo, por escrito de dicha direcci¨®n, que la matralleta hab¨ªa sido entregada al SECED, con la autorizaci¨®n del comisario general de Informaci¨®n.
Medina investig¨® el SECED
Seg¨²n las fuentes pollciales informantes, Medina, una vez que conoci¨® este dato, inici¨® una investigaci¨®n sobre los militares que trabajaron con Cassinello en el SECED. Medina dispon¨ªa de las fotograf¨ªas -tomadas de sus propios carn¨¦s profesionales- de tinos 20 militares del SECED, a los que comenz¨® a identificar.
La polic¨ªa italiana envi¨® a la espa?ola en marzo o abril de 1983 fotocopias de la agenda intervenida al terrorista Concutelli, en la que figuraban los nombres y tel¨¦fonos de personas que hab¨ªan pertenecido al SECED, como los miembros del Cuerpo Superior de Polic¨ªa Ram¨®n Lillo -hoy jefe de seguridad de la Audiencia Naci¨®nal- y Carlos Clavero Fern¨¢ndez -relacionado en 1982 con una fuga de informaci¨®n policiala la Capitan¨ªa General de Barcelona-, as¨ª como el tel¨¦fono del entonces comandante del Ej¨¦rcito del Aire Pedro Antonio Clavero Fern¨¢ndez, hermano del polic¨ªa y hoy destinado, como coronel, en la Escuela del Aire. En la agenda, seg¨²n los informantes, tambi¨¦n hab¨ªa un tel¨¦fono del servicio de informaci¨®n de la Guardia Civil.
Puesto que Concutelli hab¨ªa declarado desde su detenci¨®n que la metralleta le hab¨ªa sido entregada por los servicios de informaci¨®n espa?oles, Medina ten¨ªa previsto ir a Roma para mostrar al terrorista las fotograf¨ªas de los antiguos hombres del SECED con el objeto de que reconociera a quien le entreg¨® el arma. Antes de que pudiera hacerlo, Medina fue detenido, acusado inicialmente de presunta infidelidad en la custodia de documentos y posteriormente de presunta estafa, en septiembre de 1983 y se encuentra en libertad provisional desde el pasado d¨ªa 3 a la espera de juicio.
En los registros judiciales realizados en su casa de Hinojosa de Calatrava (Ciudad Real) en septiembre de 1983, fueron intervenidos varios documentos -algunos sobre actividades de partidos pol¨ªticos-, entre los que figuraban las fotograf¨ªas de los supuestos miembros del SECED.
Todos los documentos fueron incluidos en el sumario, declarado secreto por los jueces. Junto a las fotograf¨ªas, exist¨ªa una relaci¨®n de los supuestos militares de los servicios de informaci¨®n y, al lado de cada nombre, frases sobre las actividades a las que se dedicaban en el desempe?o de su profesi¨®n.
A lo largo de las jornadas de ayer y anteayer, tanto en la Secretar¨ªa de Rafael Vera, subsecretario del Ministerio del Interior, como en la Oficina de Prensa del mismo departamento, EL PAIS dej¨® varios mensajes sobre el deseo, por parte del peri¨®dico, de difundir la versi¨®n de Interior sobre estos hechos, pero ¨¦sta no se recibi¨®.
Igualmente, el general Andr¨¦s Cassinello se encontraba ayer fuera de Madrid y no pudo ser localizado.
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