El avi¨®n de la discordia
EN EL caso del llamado avi¨®n de combate europeo (ACE), m¨¢s de dos a?os de negociaciones t¨¦cnicas y pol¨ªticas no han sido suficientes para poner en marcha con ¨¦xito un proyecto com¨²n de gran envergadura. El hecho de que Francia y el Reino Unido -los dos pa¨ªses europeos con m¨¢s avanzadas tecnolog¨ªas en la industria militar aeron¨¢utica- no hayan logrado un acuerdo para participar conjuntamente en el desarrollo y fabricaci¨®n del proyecto hace suponer que la gran industria militar estadounidense ser¨¢ la primera beneficiaria ante posibles clientes, incluidos algunos europeos.El programa del ACE se inici¨® en abril de 1983, cuando los jefes de estados mayores de los ej¨¦rcitos del aire de los cinco pa¨ªses interesados inicialmente -Espa?a, Francia, Italia, Rep¨²blica Federal de Alemania (RFA) y Reino Unido- acordaron en Par¨ªs estudiar la viabilidad del proyecto. El 16 de diciembre de ese a?o se firm¨® en la base a¨¦rea de Colonia, (RFA) el correspondiente documento, y siete meses meses m¨¢s tarde, en Madrid, los ministros de Defensa de los cinco pa¨ªses suscribieron la Resoluci¨®n ministerial sobre el ACE, que expresaba la necesidad de fabricar el avi¨®n para 1995. El aparato, como condiciones b¨¢sicas, deb¨ªa ser t¨¢cticamente superior al que tuvieran los sovi¨¦ticos en ese a?o y tan avanzado tecnol¨®gicamente como el que pudiera desarrollar Washington para las mismas fechas.
Desde el inicio de las conversaciones, Italia, Reino Unido y RAF formaron un bloque homog¨¦neo: los tres pa¨ªses ya desarrollaron y fabricaron conjuntamente en la d¨¦cada anterior el avi¨®n de combate Tornado, adecuado, sobre todo, para el ataque al suelo. Francia no quiso participar en el Tornado, y Espa?a rechaz¨® en 1983 la adquisici¨®n de ese aparato y opt¨® por el estadounidense F-18A. Los tres fabricantes del Tomado no han estado dispuestos a perder las ventajas -tecnol¨®gicas, la infraestructura existente, la conveniencia de tener un avi¨®n complementario al Tornado y otras- derivadas de un proyecto desarrollado en com¨²n. Francia, con una industria aeron¨¢utica muy avanzada y competitiva, tampoco ha querido permitir qu¨¦ se fabricara un aparato que no respond¨ªa con exactitud a sus necesidades estrat¨¦gicas -ya dispone del Mirage 2.000 y derivados futuros para misiones similares a las que tendr¨¢ el ACE- y tampoco que su sector aeron¨¢utico no fuera el m¨¢s beneficiado tecnol¨®gicamente y no fuera el que acabase dirigiendo el programa.
En cuanto a Espa?a, el inter¨¦s de los ministerios de Defensa e Industria se ha centrado en la necesidad de participar en este programa, como socios de pleno derecho, para utilizar las ventajas tecnol¨®gicas que del mismo se deriven en el relanzamiento del sector aeron¨¢utico, que en la actualidad est¨¢ muy por debajo de las industrias occidentales. Pero para los negociadores espa?oles estuvo claro desde un comienzo que la tarta tecnol¨®gica originada con el ACE ser¨ªa m¨¢s abundante y cualificada si en el programa participaban los cinco pa¨ªses juntos.
Ya antes del verano, algunas manifestaciones p¨²blicas hechas por los ministros de Defensa de Francia, Charles Hernu; Reino Unido, Michael Heseltine, y RFA, Manfred Worner, hicieron vislumbrar que las posturas estaban muy distanciadas y que la posibilidad de que el proyecto fuera un ¨¦xito eran m¨ªnimas. El titular espa?ol de Defensa, Narc¨ªs Serra, protagoniz¨® uno de los ¨²ltimos intentos de acercamiento entre el Reino Unido y Francia en la entrevista que mantuvo con Hernu el pasado mes de agosto en Palma de Mallorca. Como ¨²ltima esperanza, la reciente entrevista entre los presidentes franc¨¦s y alem¨¢n tampoco arroj¨® resultados positivos en este terreno. La elecci¨®n espa?ola de participar en el programa es razonable y conviene a los intereses de nuestro pa¨ªs. El Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez se ha esforzado, no obstante, hasta el final, en la b¨²squeda de un acuerdo con Francia que permitiera lo mismo mejorar la utilidad del proyecto que corresponder al apoyo pol¨ªtico prestado por Par¨ªs en los ¨²ltimos tiempos. No ha sido posible.
Consumada la no aceptaci¨®n del programa por parte francesa, el pa¨ªs vecino desarrollar¨¢ sus propios aviones de combate, con arreglo a un prototipo probablemente m¨¢s comercial que el ACE. En toda esta historia Europa pierde terreno en el desaf¨ªo tecnol¨®gico. Las peores consecuencias pueden derivarse de la incidencia en el proyecto Eureka, presentado precisamente por Francia, como la alternativa europea a la SDI, o guerra de las galaxias estadounidense. Desde el Reino Unido y la RFA han surgido opiniones que. reflejan el recelo de ambos pa¨ªses ante Par¨ªs en estas materias. Eureka y SDI, calificados como la segunda revoluci¨®n industrial, podr¨¢n significar, si no hay un entendimiento europeo, el definitivo e insalvable abismo tecnol¨®gico entre EE UU y el Viejo Continente.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.