Una gu¨ªa de ferrocarriles para interpretar la ley y la tradici¨®n
Desde la remota China hasta la Pen¨ªnsula Ib¨¦rica, el eje transversal de intercambios comerciales que funcionaba desde la m¨¢s remota antig¨¹edad dispon¨ªa, desde los tiempos del primer exilio jud¨ªo (721 a. de C.) de una especie de sistema nervioso central cuyas dendritas eran las comunidades jud¨ªas en los n¨²cleos urbanos, en los nudos de aquella red tendida desde el valle del Indo al del Guadalquivir.Este pueblo no tej¨ªa su historia, como otros, sino que estaba disperso en mil geograf¨ªas distantes y su ¨²nico paisaje compartido era la ley de Mois¨¦s (Tora) y una copiosa tradici¨®n moral que la desarrollaba, recopilaba, bajo el nombre de Misn¨¢, a principios del siglo III d. de C.
Posteriormente, hacia el siglo V, se daba por concluido un diario de sesiones parlamentarias reflejando complejas e interminables pol¨¦micas entre rabinos sobre los m¨¢s variados aspectos de la ley y la tradici¨®n judaicas, conocido como el Talmud.
El juda¨ªsmo, que dice poco del otro mundo, se refiere por contra minuciosamente a ¨¦ste, regulando conductas, ritos y gestos cotidianos; de modo que centenares de rabinos, consultados en millares de circunstancias hab¨ªan elaborado un conjunto doctrinal denso, redundante, laber¨ªntico.
Maim¨®nides, en 10 a?os de esfuerzos (1158-1168) elabor¨® un Comentario a la Misn¨¢ (Misnayyot), una especie de gu¨ªa de ferrocarriles que organizaba, relacionaba y hac¨ªa m¨¢s asequible aquel acervo doctrinal. Pudo escribirla gracias a su formaci¨®n talm¨²dica, como correspond¨ªa al hijo de un juez de C¨®rdoba, y a pesar de una dram¨¢tica huida familiar ante el avance almohade, que le hizo abandonar su ciudad natal a los 13 a?os y embarcar para Marruecos poco despu¨¦s de los 20.
Brot¨® la pasi¨®n intelectual de Maim¨®nides, el valor para usar un lenguaje inteligible y el genio para organizar la doctrina, en un orden luminoso en un momento providencial. En el siglo XII tuvo su auge aquella costumbre de sacar lustre al honor de Dios haciendo correr la sangre del pr¨®jimo. Las. ¨®rdenes militares del norte cristiano y los almohades en el sur isl¨¢mico coincid¨ªan en esto.
Una tesis atrevida
Al vivir en Marruecos la diaria aventura de disimular sus creencias religiosas, Maim¨®nides justifica y defiende, en su carta desde Fez, a los jud¨ªos que acaten formalmente una religi¨®n impuesta bajo pena de muerte, tesis atrevida, germen de una doctrina de justificaci¨®n que consolar¨¢ muchas vidas escindidas entre la fe sentida y el rito impuesto, en la Europa del XVI y del XVII, donde el judeoconverso ser¨¢, en buena medida, el ag¨®nico art¨ªfice de la modernidad laica, a la que la raz¨®n basta al margen de la sanci¨®n eclesial o sinagogal.
Con 30 a?os embarca, hacia Palestina y, machadianamente, ve la cara de Dios en el terror de una tormenta. Reza en el Muro de las Lamentaciones y en Hebr¨®n, tumba de los patriarcas. Luego busc¨® en Egipto la tolerancia y el sosiego requeridos por la obra que ya ten¨ªa en proyecto: la Misn¨¢ Tora, o repetici¨®n de la ley, otra d¨¦cada de actividad, un c¨®digo escrito "en un lenguaje claro y con una brevedad tersa", en el que sistematiza admirablemente la ense?anza de la ley judaica.
Condena del oscurantismo, de las supersticiones, de la astrolog¨ªa. Necesidad de encontrar un punto de confluencia entre el ¨¢mbito religioso y el filos¨®fico, de sentar a la misma mesa a Mois¨¦s y a Arist¨®teles. Evitando la pol¨¦mica, las citas y referencias, ci?¨¦ndose a la tesis, a la conclusi¨®n. Emitiendo su propio dictamen cuando la lectura talm¨²dica no aportaba soluciones claras, apremiado por la necesidad de la gente sencilla de tener un instrumento de consulta para saber qu¨¦ dec¨ªan la ley y la tradici¨®n sobre las cosas concretas.
Obligado a ganarse el sustento tras la muerte de su hermano David acaba siendo m¨¦dico en la corte de Saladino. Aplicando su claridad de discernimiento a los escritos de Galeno como antes a la Misn¨¢, lo descifra y pule en aforismos breves, pod¨¢ndolo, de contradicciones.
Goza de la seguridad y la prosperidad del cortesano. Tambi¨¦n de sus peque?as miserias. Cultivador de un concepto reprimido de la sexualidad, de un insalvable antagonismo entre vida de la carne y del esp¨ªritu, ha de codificar recetas afrodisiacas en el Libro de los secretos.
A los 50 a?os comienza su ¨²ltima obra capital, el Mor¨¦ Nebukim o Gu¨ªa de perplejos, para "analizar el verdadero sentido de las doctrinas ocultas en las Escritura?, libro de consultas de te¨®logos jud¨ªos, isl¨¢micos y cristianos.
Este devoto de la reflexi¨®n, que sent¨ªa que el pensar era la vida misma y que s¨®lo la vida del esp¨ªritu merec¨ªa tal nombre, fue, acusado de herej¨ªa, y tuvo chispas audaces, frases que hubiesen merecido los honores de una pintada en Nanterre, en mayo de 1968, como ¨¦sta: "?Sin locura, el mundo ser¨ªa l¨²gubre!".
Antonio Cascales es escritor.
Babelia
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