Las sanciones de Reagan contra el 'apartheid'
( ... ) El presidente Reagan ha cedido finalmente a la t¨¢ctica de sus cr¨ªticos y ha ordenado suaves sanciones contra Sur¨¢frica para expresar su repugnancia por la estructura de su pol¨ªtica racista. "El pueblo americano est¨¢ impaciente", dijo, "y todos necesitamos con fuerza la necesidad del cambio".Estas palabras eran obvias, particularmente desde que hace pocos d¨ªas el presidente todav¨ªa defend¨ªa la paciencia y elogiaba las modestas reformas del r¨¦gimen blanco de Pretoria. Reagan se ha aferrado durante mucho tiempo al punto de vista de que una colaboraci¨®n y apoyo al Gobierno de Sur¨¢frica, al evitar su condena, acelerar¨ªa el desmantelamiento del apartheid.
Al fracasar esta pol¨ªtica, apareci¨® el presidente como un apologista de la misma, justo en el momento en que empez¨® la protesta de los negros surafricanos.
Por ello, una aplastante mayor¨ªa de miembros del Congreso y del Senado forz¨® la mano del presidente para que impusiera al menos sanciones simb¨®licas contra Sur¨¢frica. ( ... ) Las sanciones propuestas no durar¨ªan mucho, pero infligir¨ªan un golpe psicol¨®gico contra la comunidad econ¨®mico-financiera en ?frica del Sur.
La significaci¨®n de la medida de Reagan procede de que se une a la campa?a de presi¨®n psicol¨®gica.
Empleando su autoridad ejecutiva, el presidente adopt¨® las sanciones que iba a votar el Congreso, una ley de la que hab¨ªa dicho que impondr¨ªa el veto.( ... ) Pero el presidente ha diluido su gesto al dar la impresi¨®n de que protege, sobre todo, al r¨¦gimen surafricano de un da?o considerable.
Sus medidas proh¨ªben la importaci¨®n de monedas de oro surafricanas, pero previa consulta con los socios comerciales americanos.
Esta preocupaci¨®n por respetar las reglas del comercio no ha regido en los casos de sanciones contra Nicaragua y Polonia. Al mismo tiempo, el presidente proh¨ªbe la concesi¨®n de pr¨¦stamos al r¨¦gimen de Pretoria, con excepci¨®n de aquellos que beneficien a la mayor¨ªa negra. (...)
Pero lo m¨¢s grave de todo ello es el fracaso de la tentativa de Reagan de dar cierta urgenciaa la demanda de cambios en Sur¨¢frica. El Senado lo intent¨® al notificar a Pretoria de que se arriesgaba a mayores sanciones si no desmantelaba las estructuras b¨¢sicas del apartheid. La Administraci¨®n no s¨®lo rechaz¨® esta idea, sino que adem¨¢s el Secretario de Estado, Shultz, declar¨® que ¨¦se era el principal defecto del proyecto de ley.
Indudablemente, la influencia de los Estados Unidos sobre Sur¨¢frica es limitada, sobre todo ahora que el Gobierno de Pretoria ha respondido a las crecientes exigencias de la mayor¨ªa negra con una represi¨®n superior a la normal.( ... )
, 10 de septiembre
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