La casa Pablo Romero est¨¢ de saldo
La ley no proh¨ªbe que una ganader¨ªa salde el g¨¦nero defectuoso, material de desecho, y por tal motivo la casa Pablo Romero, que envi¨® ayer a Madrid mercanc¨ªa de tal guisa, no tendr¨¢ problemas con la justicia. En cambio los va a tener con la afici¨®n, que no es menos severa. Para la afici¨®n, mejor ser¨ªa que la casa Pablo Romero liquidara por derribo.El derribo consiste en mandar al matadero todo cuanto hay tras la cerca. Los pablos -que dicen- est¨¢n muy malos estos ¨²ltimos lustros, pero no hab¨ªan llegado a la morucher¨ªa que exhibieron en Las Ventas.
Una moruchada impide el lucimiento pero, sobre todo, es peligros¨ªsima cuando se ponen delante de ella, como fue el caso de ayer, toreros que quieren triunfar. Porque las reacciones de los moruchos son imprevisibles; embisten boyantes o al bulto, igual les da. As¨ª les ocurri¨® a los tres espadas, que salieron por los aires, y muy especialmente a Joselito, que sufri¨® en el primero los m¨¢s espeluznantes revolcones.
Plaza de Las Ventas
29 de septiembre. Cuarta de la feria de oto?o.Novillos de Pablo Romero, grandes y amoruchados; quinto, sobrero de Mayalde, manso. Joselito: metisaca muy bajo (aplausos y saludos); estocada contraria (petici¨®n y vuelta). Pedro Lara: pinchazo y estocada baja (ovaci¨®n con algunos pitos y salida al tercio); dos pinchazos, estocada ca¨ªda, descabello -aviso- y otro descabello (divisi¨®n cuando saluda). S¨¢nchez Cubero: dos bajonazos descarados (aplausos y tambi¨¦n pitos cuando saluda); bajonazo descarado perdiendo la muleta (escasa petici¨®n y vuelta con protestas).
Joselito es un torero de s¨®lida t¨¦cnica, vocacional y valiente. A sus 16 a?itos ya va, de director de lidia en los carteles y por categor¨ªa profesional ocupa uno de los primeros puestos del escalaf¨®n. El toreo de Joselito tiene altos vuelos y un matiz de torer¨ªa pura, riqu¨ªsimo a los m¨¢s sensibles paladares de la afici¨®n. Cuando se abri¨® de capa en su primer morucho, le baj¨® las manos y obr¨® el milagro de encauzar en la suavidad del lance aquel perruno trotar, ofrec¨ªa un toreo excepcional. Remat¨® con media arqueando la pierna, dentro de la escuela del maestro que hoy se nos va, y el recorte, final fue un imprevisto toque de genialidad.
En el quite por chicuelinas se ci?¨® tanto que el novillote se lo ech¨® a los lomos. Volver¨ªa a cogerle en la faena de muleta, pues Joselito aguantaba los violentos topetazos y result¨® arrollado de mala manera. Al cuarto le encel¨® con las dobladas de castigo y a fuerza de porfiar, librando derrotes m¨²ltiples, consigui¨® derechazos y naturales de buena factura.
Sin embargo los pases no eran lo m¨¢s importante sino la construcci¨®n de la faena, el sentido lidiador con que la plante¨®. No es habitual que un novillero domine esta ciencia, ni que le preocupe, pues su ansia de gloria le inclina al alarde, muchas veces atropellando la raz¨®n. As¨ª S¨¢nchez Cubero, valeroso frente a los parones del tercero, cuando al huido sexto le estuvo dando naturales y derechazos por todo el ruedo. Empez¨® la faena en el 10 y en el 10 la termin¨®, tras recorrer todos los tendidos. S¨¢nchez Cubero estaba ayer muy lejos de la gloria que alcanz¨®, con su arte, el domigo anterior.
El alarde de Pedro Lara consist¨ªa en torear de perfil. Lo hac¨ªa con temple y gusto pero equivocaba el planteamiento, pues la ejecuci¨®n de las suertes requiere cargar la suerte, y esos muletazos amanoletados, o son adorno o dejan la faena en toreo superficial. El s¨¢bado dict¨® esta lecci¨®n Pepe Luis, con su afiligranada interpretaci¨®n del toreo enciclop¨¦dico, y hoy lo har¨¢ el maestro Anto?ete.
A las 5 es la cita. Se da por cIerto que no le sacar¨¢n al maestro un saldo como el de ayer; eso faltar¨ªa. Pues con semejante ruina, hasta para un maestro se puede poner cuesta arriba el toreo.
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