Romper contratos
Firmado el contrato, surgen los problemas para romperlo. Algunos jugadores acuden a un club y firman un contrato, que se rompe a los pocos d¨ªas. El club sostiene que el jugador estaba a prueba, pero eso no suele ser as¨ª, porque se ha firmado un contrato en regla. Uno de los trucos para su disoluci¨®n es el reconocimiento m¨¦dico: cualquier pega sirve. En otros casos, con la Liga m¨¢s adelantada, el club rompe su contrato porque no est¨¢ de acuerdo con el rendimiento del jugador. En teor¨ªa, ¨¦ste debe percibir la totalidad de la cantidad pactada, hecho que no ocurre.El club intenta acordar con el agente la disoluci¨®n del contrato. Y hay muchas ocasiones en que el propio agente, que deber¨ªa buscar el bien de su jugador, es quien trata de asegurarse, antes que nada, el sustituto. El agente convence al jugador de que si denuncia el contrato deber¨¢ entrar en una larga batalla legal, que puede alargarse vanos a?os, por lo que le convence para que acepte una cantidad intermedia. S¨®lo Galvin consigui¨® ganar una demanda al Joventut. Recientemente, Slab Jones perdi¨® un juicio en Magistratura con el Cacaolat. El agente, sobre todo si tiene pocos escr¨²pulos, hace un doble negocio: cobra la confusi¨®n del primer contrato y la del sustituto, un 10% en ambos casos. Hay agentes que cobran comisi¨®n al club y al jugador. Capiccioni, uno de los agentes m¨¢s asequibles de Europa, logr¨® convencer a Grady para que regresara a Espa?a, a pesar de que no cobr¨® hace a?os. Phillips, del Espa?ol, consigui¨® tener tres contratos firmados, a la vez: con Espa?ol, Licor 43 y CAI Zaragoza.
Tal y como est¨¢n redactados estos contratos, cualquier tipo de lesi¨®n que impida al jugador participar en el campeonato supone su pago total. Es decir, si Marc Smith, del Barcelona, se hubiera, lesionado de gravedad ante el Real Madrid en la primera jornada, tendr¨ªa que recibir sus 90.000 d¨®lares y dejar paso a otro jugador.
Los clubes no suelen introducir ning¨²n seguro -que les puede costar entre 200.000 o 300.000 pesetas- para evitar esta circunstancia. El Dribling, de Primera B, el ¨²nico club que ha asegurado a su norteamericano, Carlender. Claro est¨¢ que el patrocinador del equipo es Seguros Caudal.
Cajamadrid y Collado Villalba restaron casi un mill¨®n a dos jugadores, Thornton y Mitchell, respectivamente. Aludieron a cuestiones de disciplina interna, pero es que el Cajamadrid ni siquiera ten¨ªa un reglamento disciplinario.
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