Neil Kinnock se reafirma como l¨ªder indiscutido de los laboristas brit¨¢nicos
El Partido Laborista clausura hoy su congreso anual despu¨¦s de cinco d¨ªas de reuniones marcadas por una lucha sin cuartel entre sus alas moderada y radical, que ha terminado con la victoria de la primera y la reafirmaci¨®n total de Neil Kinnock como l¨ªder indiscutible del laborismo brit¨¢nico.Como apuntaba ayer un veterano delegado, el congreso ha visto el triunfo de "un socialismo democr¨¢tico parlamentario frente a un trotskismo disolvente, totalmente ajeno al sentimiento del labour party". La cr¨ªtica iba dirigida a las posiciones representadas por el l¨ªder del sindicato minero, Arthur Scargill, y los representantes de los ayuntamientos rebeldes, principalmente Liverpool y Lambeth, un municipio del gran Londres que alberga, entre otras cosas, el palacio del arzobispo de Canterbury.
La cuesti¨®n fundamental a debate era el respeto a la ley. Seargill pretend¨ªa que un futuro Gobierno laborista se comprometiera a introducir una nueva legislaci¨®n en el Parlamento para devolver a su sindicato los 300 millones de pesetas en multas impuestas por los tribunales durante la pasada huelga minera. Los ayuntamientos rebeldes pretend¨ªan obtener carta blanca del partido para seguir desafiando los l¨ªmites presupuestanos decretados por el Gobierno.
Kinnock, que se jugaba su credibilidad ante el electorado brit¨¢nico, que encuesta tras encuesta se ha pronunciado en contra de los sindicatos todopoderosos, plant¨® cara a los militantes sindicales y municipales desde. el primer momento. En dos discursos magistrales, el martes y el mi¨¦rcoles, el l¨ªder laborista desmont¨® una por una las afirmaciones de Scargili, a quien acus¨® abiertamente de ser el causante de la p¨¦rdida de la huelga por los mineros. Afirm¨® que ning¨²n partido que pretendiera ser una alternativa seria de gobierno pod¨ªa comprometerse a promulgar legislaciones retroactivas para condonar acciones penadas por la ley. "Ser¨ªa una deshonestidad may¨²scula, y no aceptar¨¦ tal compromiso", manifest¨® Kinnock.
Scargill consigui¨® que el pleno aprobara su moci¨®n por una peque?a minor¨ªa, el 54% de los votos, pero fracas¨® en el intento de convertir la propuesta en pol¨ªtica oficial del partido, para lo que es preciso obtener una mayor¨ªa de dos tercios.
Los votos de algunos de los principales sindicatos brit¨¢nicos, que dieron a rega?adientes su voto al l¨ªder minero en una muestra de solidaridad sindical, facilitaron esa victoria p¨ªrrica obtenida por Scargill. Pero el abucheo que tuvo que sufrir el dirigente minero cuando termin¨® su intervenci¨®n, el primero que recibe de un congreso laborista, indica claramente que le ser¨¢ dif¨ªcil en el futuro recibir un cheque en blanco.
En cuanto a la moci¨®n presentada por los concejales laboristas del Ayuntamiento de Liverpool, fue retirada despu¨¦s de una magn¨ªfica intervenci¨®n de David Blunkett, un ciego l¨ªder socialista en el Ayuntamiento de Sheflield, que en un discurso dram¨¢tico solicit¨® que no fuera puesta a votaci¨®n en pro de la unidad del partido.
Nadie pone en duda que Kinnock, ha salido reforzado del congreso. Su argumento de que para poder poner en pr¨¢ctica una pol¨ªtica socialista el requisito previo indispensable es ganar las pr¨®ximas elecciones y que para eso no se pueden hacer promesas ut¨®picas ni aceptar compromisos que no se pueden cumplir ha calado hondo entre los delegados y, lo que es m¨¢s importante, entre el p¨²blico en general.
Prueba de ello es que desde las dos intervenciones de Kinnock los tel¨¦fonos de la sede del congreso de Bournemouth y de la oficina central del partido en Londres han estado bloqueados por llamadas de felicitaci¨®n para su postura.
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