Dos polos de la teolog¨ªa moderna
K¨¹ng y Ratzinger. Ambos llevan apellido alem¨¢n, aunque el primero naci¨® en Suiza y el segundo en Baviera. Ambos son te¨®logos de fama mundial. Los dos fueron exponentes de primera plana del ala progresista en el Concilio Vaticano II. Los dos eran periodistas entonces, adem¨¢s de te¨®logos.Ambos son altos, elegantes, de ojos claros y pelo gris, aunque K¨¹ng es m¨¢s deportista, practica la nataci¨®n como Wojtyla, es m¨¢s extrovertido y pasional, y Ratzinger de aire m¨¢s noble y curial. Alegre y jovial el hereje K¨¹ng y triste y pesimista su inquisidor. Ambos son de origen modesto: Ratzinger es hijo de un soldado raso y K¨¹ng de un zapatero.
Los dos te¨®logos poseen un curr¨ªculo de estudios florido y s¨®lido. El suizo K¨¹ng estudi¨® en la pontificia universidad Gregoriana de Roma, en la Sorbona y en el Instituto Cat¨®lico de Par¨ªs. Fue Juan XXIII quien le nombr¨® personalmente perito conciliar en 1962. Y acab¨® siendo catedr¨¢tico en la importante universidad de Tubinga, donde fue al mismo tiempo director del Instituto para la Investigaci¨®n Ecum¨¦nica.
El alem¨¢n Ratzinger a los 26 a?os era ya doctor en Teolog¨ªa, con una tesis sobre san Agust¨ªn que obtuvo el derecho de publicaci¨®n, y m¨¢s tarde se doctor¨® en Teolog¨ªa Espiritual con una tesis sobre san Buenaventura, como el papa Wojtyla hab¨ªa hecho con san Juan de la Cruz. Fue catedr¨¢tico en las universidades de Bonn, M¨¹nster, Ratisbona y Tubinga.
Dos gallos teol¨®gicos
En esta misma universidad ense?aba tambi¨¦n el brillante y culto Hans K¨¹ng. Y las malas lenguas afirman que fue entonces cuando naci¨® la antipat¨ªa entre los dos gallos teol¨®gicos. Porque K¨¹ng era expansivo y con carisma entre los alumnos, por lo que sus clases estaban abarrotadas, mientras Ratzinger era herm¨¦tico y poco comunicativo y ten¨ªa menos alumnos en sus clases. Por otra parte, K¨¹ng fue abri¨¦ndose cada vez m¨¢s a la aventura inaugurada por el concilio, que lo consideraba m¨¢s bien como punto de salida que de llegada. Y fue un fustigador implacable de cuantos intentaban volver a llevar a su cauce las aguas agitadas por el concilio. Y el te¨®logo suizo-alem¨¢n, que, adem¨¢s de intelectual, se descubri¨® en seguida como un formidable divulgador, supo conquistarse el gran p¨²blico laico mundial con libros de argumentos puramente religiosos como ?Dios existe?, La Iglesia, Ser cristianos, La infalibilidad, etc¨¦tera.
Hablando de estos libros, el cr¨ªtico literario de Il Messaggero Constanzo Costantini ha escrito: "La de K¨¹ng es una erudici¨®n que casi infunde temor y posee una prosa llena de belleza y de incre¨ªble claridad en un terreno tan arduo". Pero esta claridad y capacidad de divulgaci¨®n de sus ideas ha sido tambi¨¦n, en parte, la causa de la condena del te¨®logo suizo, que hab¨ªa empezado sus desventuras no con el papa Wojtyla ni con Ratzinger, sino mucho antes ya con Pablo VI, cuyos documentos sobre la p¨ªldora y el celibato fueron dur¨ªsimamente condenados por K¨¹ng.
Y hay tambi¨¦n quien jura que Ratzinger tiene unos ciertos celos de esta popularidad teol¨®gica de que goza su rival K¨¹ng en el mundo period¨ªstico. Y que por eso Ratzinger ha aceptado la operaci¨®n divulgativa de sus ideas a trav¨¦s del libro-entrevista con el periodista italiano Vittorio Messori, objeto del proceso inquisitorial que K¨¹ng le est¨¢ haciendo estos d¨ªas. Y se afirma que por eso mismo Ratzinger ha aceptado que la televisi¨®n italiana le haya hecho hace unas semanas un reportaje a color con motivo de la publicaci¨®n de dicho libro, con im¨¢genes de ¨¦l tomadas en la intimidad de su casa de Roma y paseando por los jardines vaticanos como un perfecto actor, cosa que hasta ayer hubiese sido inimaginable en un prefecto del ex Santo Oficio. De cierto queda, sin embargo, que mientras K¨¹ng no dej¨® nunca de ser progresista y no cedi¨® en su empe?o de relativizar la infalibilidad del Papa intentando demostrar hist¨®rica, teol¨®gica y b¨ªblicamente que se trata m¨¢s bien de una "infalibilidad falible" ya que s¨®lo Dios, Jesucristo y la Iglesia en su totalidad son, seg¨²n K¨¹ng, infalibles y no una persona individual, aunque sea el Papa, Ratzinger, por el contrario, fue poco a poco echando marcha atr¨¢s en sus primeras ideas avanzadas.
Del solideo a la birreta
A Ratzinger, dicha marcha atr¨¢s, que le ha empujado hasta condenar la oportunidad misma de la convocatoria del Concilio Vaticano II, le vali¨® primero el solideo de obispo, despu¨¦s la birreta de cardenal y m¨¢s tarde la presidencia de la congregaci¨®n romana m¨¢s importante, la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe.Mientras que a K¨¹ng, su progresismo empedernido no s¨®lo no le ha fructificado ninguna prebenda eclesial, sino que le ha valido una condena como te¨®logo "que se desv¨ªa en puntos esenciales de la fe cat¨®lica y del magisterio obligatorio" y la prohibici¨®n de seguir ense?ando "con la autoridad de te¨®logo cat¨®lico".
Roma le ha dejado solo la consolaci¨®n de poder seguirse considerando sacerdote "con todos los derechos", se?al clara esta ¨²ltima, por otra parte, de la solidez moral del te¨®logo, al que han podido condenar s¨®lo por sus ideas y no por su conducta. Aunque ya entonces Gonz¨¢lez Ruiz denunci¨® en este mismo diario la incongruencia del ex Santo Oficio, que segu¨ªa considerando sacerdote a todos los efectos a alguien a quien acusaba contempor¨¢neamente de haberse desviado en puntos esenciales de la fe.
Hay una cosa, sin embargo, que el prefecto de la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe no ha soportado nunca de K¨¹ng, y es que haya sido el ¨²nico te¨®logo acusado y citado por el ex Santo Oficio que se ha negado siempre a venir a Roma para someterse a un ¨ªnterrogatorio, como hicieron, por ejemplo, el dominico holand¨¦s Schillebeeckx y el brasile?o franciscano Leonardo Boff.
El suizo K¨¹ng, conocido como el enfant terrible de la teolog¨ªa moderna y uno de los campeones del ecumenismo conciliar, no ha querido nunca pasar por las horcas caudinas de Ratzinger ni atravesar la puerta del antiguo tribunal de la Inquisici¨®n.
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