Una noche tunecina
F. O.Eran las 20.30 del viernes 4. Los tunecinos se repart¨ªan en sus ocios del fin de semana, despu¨¦s de unos d¨ªas agitados y turbulentos que hab¨ªan roto la mon¨®tona tranquilidad, al menos aparente, de este peque?o pa¨ªs del Magreb, hostigado desde el verano por Libia y ahora castigado con sangre por Israel.
Los j¨®venes solteros de la capital paseaban por la avenida de Habib Burguiba, la principal arteria de la ciudad, comentando los proleg¨®menos del partido T¨²nez-Argelia valedero para el Mundial de M¨¦xico, que se jug¨® ayer, o haciendo sonrisas a las j¨®venes turistas europeas que sal¨ªan de los hoteles cercanos.
Otros, empleados y estudiantes, se agolpaban ante las taquillas de los cines Capitol y Hani Jawharia para conseguir entradas de la ¨²ltima sesi¨®n cinematogr¨¢fica de Special Police, con Richard Berry y Carole Bouquet, o de Ojo por Ojo, con Chuck Norris y David Carradine.
Mientras tanto, en zonas residenciales de la periferia de la ciudad, como Sidi Bu Said, La Marsa o Cartago, la burgues¨ªa adinerada se situaba c¨®modamente ante el televisor, con el ¨²nico objetivo de contemplar, en la primera cadena de la RAI italiana, que se capta aqu¨ª sin dificultades, 240 minutos de cine de calidad: Olivia de Havilland, en el papel de Escarlata (para los italianos Rosella) O'Hara, y Ciark Gable, en el capit¨¢n Rhett, int¨¦rpretes estelares de Lo que el viento se llev¨®.
En la Kasbah, entre el palacio del Gobierno y la gran mezquita, los comerciantes y artesanos proced¨ªan a hacer caja y a cerrar sus tiendas despu¨¦s de una agotadora jornada de trabajo, que dulcifican diariamente haci¨¦ndose acompa?ar de c¨¢nticos religiosos o mel¨®dicas notas musicales que les proporcionan las emisoras de radio nacionales.
Los cuadros del Partido Socialista Desturiano (PSD) o de la Uni¨®n General de los Trabajadores Tunecinos (UGTT) se dirig¨ªan, cerradas las sedes de sus organizaciones, en sus coches particulares o en autobuses y tranv¨ªas, a sus casas, ansiosos por escuchar los informativos de radio y televisi¨®n para conocer el desarrollo de la reuni¨®n del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, y en especial la posici¨®n norteamericana sobre la incursi¨®n israel¨ª, ya que de ello depend¨ªa la estrategia pol¨ªtica a seguir en el futuro.
Y en los hogares humildes, familias enteras, bajo la luz tenue de una bombilla, consum¨ªan el ¨²ltimo trozo de pan y el vaso de t¨¦, en un cuadro de pobreza y miseria.
En el palacio de Cartago permanec¨ªa, asistido por su esposa, Wasillia, el anciano Habib Burguiba, rodeado de consejeros y en contacto permanente con el primer ministro, Mohamed Mzali, encargado de transmitirle la solidaridad internacional por el bombardeo israel¨ª y toda informaci¨®n que llegaba a T¨²nez sobre los debates de las Naciones Unidas .
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