Obispos de toda Europa analizan en Roma la religiosidad del continente
"Nosotros estamos llamados a predicar la palabra de Dios en esta ¨¦poca poscristiana tal como es", afirm¨®, con realismo, el cardenal brit¨¢nico Basil Hume en el discurso inaugural del VI Simposio del Consejo de las Conferencias Episcopales Europeas, que se abri¨® en la tarde de ayer en Roma. El mismo cardenal Hume, una de las personalidades m¨¢s cultas y abiertas de la Iglesia contempor¨¢nea y que es presidente de los obispos europeos, subray¨® en la ma?ana de ayer, en una conferencia de prensa, la importancia de este simposio.
Hume destac¨® la importancia de la reuni¨®n. Primero, por el tema que se debatir¨¢, ya que los obispos analizar¨¢n la "secularizaci¨®n" y sobre c¨®mo anunciar el evangelio en un continente "agitado por profundos cambios sociales". Segundo, por el importante n¨²mero de delegados presentes: 135 entre obispos, cardenales y observadores seglares, entre ellos varias mujeres. Est¨¢n representados todos los episcopados de Europa, excepto el de Albania.De Espa?a participan junto el presidente de la Conferencia Episcopal, Gabino D¨ªaz Merch¨¢n, el secretario de dicha conferencia, Fernando Sebasti¨¢n, los obispos de Valladolid, Jos¨¦ Delicado Baeza; Tarragona, Ram¨®n Torrella Cascante; Valencia, Miguel Roca Cabanellas, y Santiago de Compostela, Antonio Rouco Varela.
Por ¨²ltimo, la importancia de este simposio consiste en el hecho de que se celebra a s¨®lo unas semanas del s¨ªnodo extraordinario de obispos convocado en Roma, del 24 de noviembre al 8 de diciembre, por Juan Pablo II para conmemorar el 20? aniversario de la conclusi¨®n del concilio Vaticano II. Esta reuni¨®n de representantes de obispos de toda Europa no podr¨¢ dejar de ser un peque?o test para pulsar los ¨¢nimos de las conferencias episcopales europeas. De hecho, ayer mismo fue analizado con mucha atenci¨®n el discurso inaugural del cardenal Hume, quien se movi¨® en un clima de clara apertura conciliar.
Que el discurso de Hume no reflejaba s¨®lo su postura personal de hombre progresista lo demuestra el hecho de que ya en las sugerencias para este simposio presentadas por los diversos episcopados figura que la Iglesia "no debe encerrarse en una especie de gueto, sino que debe ser una ciudad abierta" y que por ello necesita encontrar con urgencia un "lenguaje nuevo comprensible a todos". Y se plantea el problema de si no ser¨ªa mejor que la Iglesia "renunciara hoy a ciertos papeles que hab¨ªa asumido en ¨¦pocas en las que era la ¨²nica fuerza social y que hoy han acabado convirti¨¦ndose en un antitestimonio".
Se a?ade que, en realidad, en Europa m¨¢s que una crisis verdadera de religi¨®n lo que existe es una crisis "entre religiosidad e iglesia instituci¨®n". Se ha llegado ya a un acuerdo de fondo para no considerar en el debate como negativo el fen¨®meno de la evoluci¨®n social. Y, tras haber constatado que en Europa est¨¢ en crisis, por ejemplo, la tradicional instituci¨®n de la familia, el documento preparatorio afirma que "ser¨ªa equivocado considerar los cambios en este ¨¢mbito como simple decadencia". Seg¨²n los obispos, el valor m¨¢s importante que hoy es necesario transmitir a las familias es el de la "honradez" incluso antes que el de los mismos valores religiosos, los cuales hoy, afirman los obispos, son considerados generalmente como menos importantes. Y plantean, por fin, una pregunta de fondo importante: ?La secularizaci¨®n en curso en Europa es una consecuencia del cambio o bien es el cambio la causa de dicha secularizaci¨®n?
La actitud de entrada es, pues, la de "comprender" los fen¨®menos nuevos, incluso los m¨¢s negativos en apariencia, en vez de la f¨¢cil condena de los mismos.
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