Intelectuales europeos hacen en Madrid un llamamiento para dar dimensi¨®n cultural a la uni¨®n del continente
Ampliar el espacio a¨²n angosto de la cultura comunitaria europea ser¨ªa la tarea m¨¢s hermosa que puede acometer un congreso como ¨¦ste, que re¨²ne a una parte muy viva de la inteligencia de nuestros pa¨ªses", dijo ayer Carlo Ripa di Meana, comisario de la CEE para la Cultura, en su intervenci¨®n inaugural del congreso El espacio cultural europeo. En la misma l¨ªnea abund¨® la casi totalidad de los ponentes de la primera mesa redonda del congreso, compuesta por historiadores de los distintos pa¨ªses europeos, que resaltaron en sus comunicaciones algunos de los trazos comunes que configuran la identidad europea.
En sus palabras de bienvenida a los participantes, el presidente de la Comunidad Aut¨®noma de Madrid, Joaqu¨ªn Leguina, dese¨® que el congreso El espacio cultural europeo fuera "una reflexi¨®n ¨²til desde una Espa?a ilusionada o, mejor, reilusionada con el concepto de Europa".La presidenta y promotora del -congreso, Maria Antonietta Macciocchi, habl¨® tambi¨¦n de Espa?a en sus palabras de inauguraci¨®n para felicitarse de la ampliaci¨®n de la CEE a Espa?a y Portugal, "sin las que Europa estaba mutilada", en el tiempo transcurrido desde la celebraci¨®n del coloquio de Venecia sobre La identidad cultural europea, del que el congreso inaugurado ayer es continuaci¨®n.
En dicho coloquio, los 70 intelectuales reunidos en Venecia en marzo del a?o pasado acordaron seguir la tarea de promoci¨®n de la identidad cultural europea razonando: "Europa no puede ser s¨®lo un mercado com¨²n. No sabemos si llegar¨¢ a darse a s¨ª misma una unidad pol¨ªtica, pero ¨¦sta existe en el pensamiento y en la memoria, la sensibilidad y la imaginaci¨®n de las gentes que habitan estas tierras, en las cuales la modernidad y la democracia, los derechos de cada ser humano y las esperanzas colectivas han encontrado las formas de expresi¨®n m¨¢s originales".
Mar¨ªa Luisa Casanmagnago, vicepresidenta del Parlamento Europeo -que participa en el congreso en representaci¨®n del presidente, Pierre Pflimlin-, habl¨® de esta dimensi¨®n cultural como de una realidad, una dimensi¨®n hecha de comunes identidades culturales. No se puede crear una comunidad de pueblos s¨®lo con aportes econ¨®micos, sino que es preciso hacerlo tambi¨¦n en el terreno de las conquistas del esp¨ªritu".
El comisario de la CEE para la Cultura, Carlo Ripa di Meana, dijo que "ahora est¨¢ abierta la ocasi¨®n -para una apertura institucional de la cultura europea", y calific¨® esta apertura como "imprescindible para un continente que quiere hallar un destino com¨²n".
Tenaza del recelo
Seg¨²n Ripa di Meana, el hecho de que la institucionaliz aci¨®n de la Europa de la Cultura vaya treinta a?os por detr¨¢s de la uni¨®n econ¨®mica se ha debido a "las fuerzas del mercado y a la tenaza de mutuo recelo entre las dos superpotencias". "Solucionar este impasse" ser¨ªa, para Ripa di Meana, "la prueba de que la Comunidad Europea ha alcanzado su madurez como organismo". El comisario de la CEE para la Cultura anunci¨® propuestas inminentes en el seno del Consejo de Ministros de la CEE para que "la pol¨ªtica cultural sea considerada competencia comunitaria".
Despu¨¦s de se?alar que "todos los europeos sienten la necesidad de un proyecto de sociedad en el que reconocerse", Ripa di Meana record¨® las repercusiones econ¨®micas que alcanzan los productos culturales "hasta el punto de alterar incluso el ¨ªndice de empleo de las zonas donde se producen". Como ejemplos concretos, cit¨® las nuevas tecnolog¨ªas como "un desaf¨ªo a la cooperaci¨®n europea para competir con las superpotencias", y cit¨® el proyecto de crear un servicio de informaci¨®n televisiva europea y el proyecto del ministro franc¨¦s de Cultura, Jack Lang, para crear una gran biblioteca europea.
Otro de los participantes en la ceremonia inaugural, el alcalde de Florencia y m¨²sico -fue director de la ¨®pera de Par¨ªs-, Massimo Bogianckino, afirm¨® que es preciso "que la sociedad europea comprenda cu¨¢n necesaria es su presencia en la contemporaneidad", y dijo que "ser¨ªa culpable renunciar al optimismo de la voluntad".
Una de las ausencias m¨¢s notables en el inicio de El espacio cultural europeo fue ayer la del ex presidente de Gobierno y ¨²ltimo ministro de Defensa italiano hasta la crisis de Gobierno, Giovanni Spadolini, que deb¨ªa acudir en su calidad de profesor de historia de la universidad de Florencia.
El ministro de Cultura, Javier Solana, dijo en su intervenci¨®n qu¨¦ "este congreso puede variar o corregir la tendencia al desarme ideol¨®gico europeo", y se?al¨®, por el contrario, "la necesidad de construir un aparato ideol¨®gico europeo progresivo, progresista y de futuro".
Dijo tambi¨¦n que "para los espafloles, la Europa pol¨ªtica es un objetivo, pero para alcanzarlo es preciso un gran esfuerzo cultural". Javier Solana record¨® humor¨ªsticamente a los presentes que "est¨¢n ustedes 'en un lugar de La Mancha' y, por tanto, un lugar proclive a un cierto talante creador e unaginativo".
Historia y futuro
La primera mesa del congreso, oficialmente llamada Europa en Espa?a y Portugal, historia, presidida por el historiador espa?ol Miguel Artola, comenz¨® con un cierto retraso tras el acto de inauguraci¨®n. Abri¨® el debate Jacques Le Goff, director de estudios de la Escuela de Altos Estudios de Ciencias, Sociales de Par¨ªs, con un recorrido por las grandes l¨ªneas de la influencia religiosa en la cultura y la historia europeas, influencias que han desembocado en un pluralismo religioso entreverado de indiferencia o de corrientes librepensadoras o ateas".
El historiador italiano Girolamo Arnaldi se refiri¨® -en una intervenci¨®n de contenido historiogr¨¢fico, citando numerosos trabajos de otros estudiosos- al "c¨²mulo de excepcionalidades que caracterizan la historia de los pa¨ªses mediterr¨¢neos desde el niedievo".
Jacques Revel, tambi¨¦n director de estudios del Instituto de Altos Estudios de Ciencias Sociales de Par¨ªs, record¨® que "una cultura no existe si no aporta una identidad y se trata de encontrar un futuro arrnonioso" y que "la historia de Europa es tambi¨¦n la historia de una red cultural y cient¨ªfica".
Los historiadores portugueses Agustina Bessa Luis, Joaquim Verissimo Serr?o y Jos¨¦ Mattoso presentaron distintos puntos de vista desde la ¨®ptica portuguesa. La primera hizo una prolija exposici¨®n de la evoluci¨®n del papel de la mujer en la m¨ªstica ib¨¦rica. Verissimo abog¨® "por una Europa en la que la cultura tenga un papel predominante" y pidi¨® la creaci¨®n de una universidad hispano-portuguesa. Mattoso, por su parte, se mostr¨® partidario de "estimular el di¨¢logo con las culturas no europeas, del que la cultura portuguesa es adelantada".
Jean Pierre Faye, ling¨¹ista y profesor del College de Philosophie de Par¨ªs, habl¨® de la universidad europea, un proyecto que ya se apunt¨® en una reuni¨®n de junio de este a?o en Mil¨¢n y que est¨¢ pendiente de una resoluci¨®n que tomar¨¢ el pr¨®ximo mes de noviembre el Consejo de Ministros de la CEE, por la que se crear¨¢n doctorados europeos.
Universidad europea
En conexi¨®n con el mismo tema, el presidente de la universidad Europea de Florencia, Werner Maihofer, habl¨¦ de las experiencias de su centro e inst¨® a una ampliaci¨®n y potenciaci¨®n del proyecto de universidad europea, porque, seg¨²n dijo, "nadie sale de una universidad europea como hab¨ªa entrado, sino transformado en un ciudadano europeo".
El historiador espa?ol Santos Juli¨¢ intervino con una comunicaci¨®n sobre las caracter¨ªsticas diferenciales del movimiento obrero espa?ol que, seg¨²n dijo, "tanto en su vertiente anarquista como en la socialista, tuvo caracter¨ªsticas revolucionarias y antipol¨ªticas, que dejaron en manos de los partidos de clase media toda la reflexi¨®n sobre el Estado y el poder que se hizo en Espa?a a finales del XIX y principios de este siglo.
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