En defensa del colegio de los periodistas catalanes

La colegiaci¨®n de los periodistas, tal como se contempla en la legislaci¨®n aprobada recientemente por el Parlament de Catalu?a, no significa ninguna limitaci¨®n a la libertad de prensa ni retroceso a corporativismos trasnochados, sino que ha sido concebida como ?na larant¨ªa m¨¢s de la libertad de expresi¨®n. Este es el punto de vista que defienden los autores de este art¨ªculo, en respuesta a un editorial publicado en EL PAIS en el que se criticaba la ley.

El editorial de EL PAIS del domingo 27 de octubre -?Vuelve el carn¨¦ de prensa?- descargaba abundante bater¨ªa dial¨¦ctica contra la reci¨¦n aprobada Ley del Parlament de Catalu?a que faculta la creaci¨®n del Col¡¤legi Professional de Periodistes de esta comunidad aut¨®noma. Entre otras afirmaciones -pr¨¢cticamente todas negativas hacia la mencionada ley- el referido editorial intenta presentar el texto legal como una regresi¨®n de la libertad de expresi¨®n, como un retroceso hacia f¨®rmulas corporativistas y como una especie de confabulaci¨®n de lo que denomina clase pol¨ªtica para instrumentar la profesi¨®n. Si la ley tan vituperada por EL PAIS fuera, en realidqd, como la que pretende proyectar el editorialista, quienes suscribimos este art¨ªculo no s¨®lo nos solidarizar¨ªamos con tal punto de vista, sino que, desde nuestros puestos en la Asociaci¨®n de la Prensa de Barcelona, nos habr¨ªamos opuesto ya rotundamente a la misma.Acontece, sin embargo, que para sorpresa y estupor nuestro -y suponemos que de todos los compa?eros que dispongan de una informaci¨®n m¨¢s precisa en torno a la ley (ley, que por otra parte, ha seguido todos los tr¨¢mites previstos y no ha circulado bajo ning¨²n criterio de secreto o de reserva: sus disposiciones son p¨²blicas desde hace meses)- los tremendos recelos que se acumulan en el editorial nada tienen que ver con la realidad. Ni la ley recorta la libertad de expresi¨®n -al contrario: est¨¢ concebida como un instrumento m¨¢s para fortalecerla- ni se orienta hacia el corporativismo -corporativismo era acaso la estructura asociada anterior a la sustancial reforma iniciada precisamente por la Asociaci¨®n de la Prensa de Barcelona-, ni es fruto de una extra?a conspiraci¨®n de los pol¨ªticos -surgi¨® justamente al rev¨¦s: de la solicitud de nuestra Asociaci¨®n a fin de que el Parlament estableciera en la ley lo que ya ven¨ªa funcionando en la pr¨¢ctica-.

Desconocimiento

Sorprende este desconocimiento del que hace gala EL PAlS respecto al tema. ?Nos puede decir con exactitud el editorialista en qu¨¦ grado se encuentra dividida la profesi¨®n period¨ªstica catatana en torno a este nuevo Colegio? ?D¨®nde est¨¢, asimismo, la pol¨¦mica profunda, siempre en relaci¨®n a los profesionales -con las excepciones que se quiera- de Catalu?a? Si quien redact¨® el editorial hubiera sabido el proceso seguido en Barcelona por la Asociaci¨®n de la Prensa, sin duda se hubiera evitado no pocas de sus rotundas sentencias descalificadoras. Aqu¨ª, felizmente, y desde hace m¨¢s de diez a?os, nunca hubo profundas divisiones ni pol¨¦micas no menos profundas. La Asociaci¨®n incluso se adelant¨® a la transici¨®n pol¨ªtica, y no son palabras m¨¢s o menos ret¨®ricas.

Manifiesta el editorial que "esta cuesti¨®n de la colegiatura, o de la licencia, la titularidad o el carn¨¦" -en una mezcla tan imprecisa de conceptos como perturbadora para los lectores- ser¨¢ "una imposibilidad practica mientras haya periodistas dispuestos a defender los principios liberales y democr¨¢ticos de la libre expresi¨®n y a abandonar toda tentaci¨®n corporativista". Nos parece esta apreciaci¨®n inconcebible. Quienes apoyamos la Ley -y con nosotros la mayor¨ªa de los compa?eros en Catalu?a y tambi¨¦n en otras nacionalidades o regiones de Espa?a- hemos defendido, defendemos y defenderemos tales principios y h emos combatido, combatimos y combatiremos la tentaci¨®n rese?ada. Sucede que no queremos caer en otra tentaci¨®n no menos grave: la de monopolizar los principios, como parece desprenderse de esas frases. Podemos estar equivocados, naturalmente. Pero se nos antoja injustificable que se describa maniqueamente a cuantos apoyamos esta Ley, como periodistas no dispuestos a defender principios tan sagrados en una sociedad democr¨¢tica.

Y ya que hablamos de periodistas, ser¨¢ oportuna quiz¨¢s una observaci¨®n: los argumentos contenidos en ese editorial son los mismos, o muy parecidos, a los esgrimidos por la AEDE, la patronal de la prensa, recelosa, a lo que se ve, del fortalecimiento del asociac¨ªonismo o colegiaci¨®n de los profesionales, probablemente porque la desuni¨®n y el individualismo favorecen m¨¢s los intereses, por otra parte leg¨ªtimos, de algunos empresar¨ªos de medios de comunicaci¨®n. No deja de ser curioso que para arremeter contra una iniciativa surgida de periodistas, el editorial se alinee con las tesis de la AEDE. Eso s¨ª, sin citar para nada la procedencia.

No es obligatoria

La Ley no establece la obligatoriedad de la colegiaci¨®n ni impide que aquellos que no re¨²nan los requ¨ªsitos fijados puedan -si las empresas lo consideran pertinente- ejercer la profesi¨®n de periodista.

Por otra parte, a nuestra conciencia, ciertamente, no le repugna que los grupos pol¨ªticos -democr¨¢ticamente elegidos por el pueblo- legislen sobre nuestra profesi¨®n. Y en lugar de sospechoso nos parece saludable que el arco parlamentario catal¨¢n -CiU, PSC (PSC-PSOE), Coalici¨®n Popular, PSUC y ERC- coincida en los preceptos b¨¢sicos de una ley auspiciada desde instancias period¨ªsticas.

Esta Ley ha sido promulgada por un Parlamento auton¨®mico soberano en esta materia, ya que aprob¨® hace tres a?os su propia ley de colegios profesionales, en virtud de la cual se ha promulgado ahora la Ley del Colegio Profesional de Periodistas de Catalu?a. El editorial contiene referencias desafortunadas al conseller Agust¨ª Bassols y al diputado Rafael Rib¨®, cuyas intervenciones fueron mucho m¨¢s sustanciales que las all¨ª destacadas.

Por ¨²ltimo, una cuesti¨®n importante que conviene recordar: en la Constituci¨®n espa?ola figuran reconocidos los derechos al secreto profesional y a al cl¨¢usula de conciencia de los periodistas gracias al tes¨®n de los diputados catalanes, que atendieron una reivindicaci¨®n ya antigua de la Asociaci¨®n de la Prensa de Barcelona. Estos derechos est¨¢n en v¨ªas de desarrollarse en un texto legal, de nuevo auspiciado por esta asociaci¨®n tras el encargo expl¨ªcito del propio presidente del Gobierno espa?ol a esta misma junta hace exactamente ahora un a?o.

El Parlament de Catalu?a ha legislado en lo que le correspond¨ªa. Esperamos que las Cortes Generales del Estado, en lo que ata?e a su competencia respecto a la cl¨¢usula de conciencia y al secreto profesional, hagan lo propio. Cara a este objetivo, aunque quiz¨¢ por caminos distintos, coincidiremos, para mutua satisfacci¨®n y para alcanzar una mayor eficacia en la consolidaci¨®n de la libertad de expresi¨®n, con el diario EL PAIS.

es presidente de la Asociaci¨®n de la Prensa de Barcelona y es secretario de la entidad. Suscriben tambi¨¦n este art¨ªculo todos los miembros de la junta directiva de la APB.