Cuando la tierra arde por dentro
Un incendio subterr¨¢neo arrasa el suelo de Lugo desde el mes de agosto
El ¨²ltimo verano ha sido especialmente dram¨¢tico para los montes de Galicia. Cerca de 90.000 hect¨¢reas han quedado arrasadas por el fuego en los ¨²ltimos meses. Y cuando, con la llegada de las primeras lluvias oto?ales, la situaci¨®n parec¨ªa volver a la normalidad, un nuevo siniestro hace estremecer a los gallegos. Al norte de la provincia de Lugo, la tierra arde por dentro. Desde el pasado mes de agosto, un incendio subterr¨¢neo arrasa el subsuelo de las sierras de Buio y O Xistral, en ocasiones a m¨¢s de un metro de profundidad, dejando a su paso una espesa capa de ceniza blanca.
El suelo se hunde al pisar sobre ¨¦l por falta de consistencia. Los ¨¢rboles caen enteros sobre las cenizas al haber perdido sus ra¨ªces, que fueron consumidas por las llamas. La tierra desprende calor. "Parece cousa do demo" (parece cosa del demonio), dicen algunos vecinos, que cada ma?ana se desplazan hasta el lugar para comprobar c¨®mo la turba que se halla en estos montes, y que tard¨® m¨¢s de 20.000 a?os en formarse, se va consumiendo lentamente.La capa de turba que existe bajo la superficie de los montes rasos situados al norte de la provincia de Lugo, en las sierras de Buio y O Xistral, est¨¢ siendo arrasada por el fuego desde los ¨²ltimos d¨ªas del mes de agosto. El fuego subterr¨¢neo, que se inici¨® en zonas repobladas, se extiende oculto, manifest¨¢ndose en raras ocasiones en forma de llamas. Se conoce. su existencia por la densa capa de humo que cubre los municipios costeros lucenses y por el desastre ecol¨®gico que deja a su paso.
Desde el d¨ªa 28 de agosto, en que se cree que se inici¨® el fuego, han quedado arrasadas m¨¢s de 300 hect¨¢reas. La vegetaci¨®n habitual en estas sierras, populares por el ganado salvaje, caballar y vacuno que vive, en ellas, ha quedado transformada en una profunda capa de ceniza, sobre la que pueden encontrarse ¨¢rboles sin ning¨²n da?o en su tronco pero que se han venido abajo al haber consumido el fuego las ra¨ªces que los sustentaban y quedar totalmente seca la peque?a flora que cubr¨ªa la superficie.
Los vecinos de los lugares pr¨® ximos advierten del peligro que entra?a adentrarse en los montes, porque "f¨²ndese o chan" (se hunde el suelo). Pero pisando con cuidado y salvando los peque?os y abundantes cr¨¢teres que aparecen sobre la superficie y que sirven de respiradero al incendio, y acerc¨¢ndose hasta la misma l¨ªnea de fuego, recogen unas muestras de hierba y tierra para demostrar que guardan una elevada temperatura, producto de las 4.000 kilocalor¨ªas que desprende la turba al quemarse. Son los mismos vecinos quienes aseguran desolados que, "como esto siga as¨ª, ya podemos pensar en emigrar". Y hacen suyas las palabras de los m¨¢s viejos, que recuerdan que hace 50 a?os ocurri¨® algo parecido, que tambi¨¦n motiv¨® que el fuego prendiese en diversos puntos del terreno turboso. "Pero montes enteros, uno tras otro, como en este caso, nunca se ha visto, nunca se ha visto".
En algunos lugares, la capa de ceniza alcanza un espesor de hasta 50 cent¨ªmetros, porque el fuego camina en ocasiones a m¨¢s de un metro de profundidad, ayudado por la capa de turba, que se consume con facilidad.
30 kil¨®metros de zanjas
Las primeras lluvias no han conseguido poner fin a lo que se vislumbra como uno de los mayores desastres ecol¨®gicos de la provincia lucense. Al contrario, las d¨¦biles precipitaciones de los primeros d¨ªas no han hecho otra cosa que avivar el incendio, que ha aumentado en extensi¨®n y poder destructivo. Alg¨²n especialista explic¨® que no ser¨¢n suficientes unas lluvias normales para acabar con la quema de la turba, pero en el ambiente se denota un claro optimismo respecto a la medida tomada por el Departamento de Producci¨®n Forestal de la Xunta que ha abierto m¨¢s de 30 kil¨®metros de grandes zanjas para romper el frente del fuego. S¨®lo esta medida o una gran tormenta de agua, superior incluso a la de la noche del s¨¢bado, que puede haber marcado el principio del fin, ser¨¢n capaces de apagar totalmente las brasas que consumen de forma lenta, pero cont¨ªnua, varios montes.Aunque las p¨¦rdidas se han establecido en unos 2.500 millones de pesetas, c¨¢lculo realizado sobre la cotizaci¨®n de 2.000 pesetas el metro de turba, nadie se atreve a dar una cifra aproximada, y cuando se plantea el tema todos intentan evitarlo, destacando el da?o ecol¨®gico que el siniestro est¨¢ causando. Los responsables de la empresa Turbera de Buio, a la que el incendio afect¨® en 30 de las 200 hect¨¢reas que tiene en concesi¨®n, aseguran que la turba de Lugo es la de mejor calidad de Espa?a.
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