Un fen¨®meno teatral
La zarzuela es uno de esos enigmas que nos planteamos de cuando en cuando los espa?oles: nos queremos desprender de ella por anticuada, por fruto de una ¨¦poca mediocre, por patriotera; y al mismo tiempo vuelve siempre en forma de reliquia o como una reacci¨®n contra una supuesta modernidad ramplona; a veces, como el descubrimiento de unas partituras brillantes, pero que hab¨ªan degenerado entre orquestillas menores y cansadas, voces de cuarta categoria y decorados innobles. Ya hace tiempo que el intelectual ha adoptado como propio el g¨¦nero chico, porque se hizo como sin querer, con espontaneidad popular, con libretos de sainete y no de campanudo drama. Entre el desd¨¦n de los m¨²sicos cultos -Tutina, Falla, Alb¨¦niz, Granados-, que apenas se acercaron a ella, y la naturalidad del g¨¦nero chico, la zarzuela yac¨ªa, pese a algunos grandes intentos de revaluaci¨®n: los discos de Ata¨²lfo Argenta, alguno muy valioso, pero injustamente metidos en un gueto de franquismo o de nacionalismo oficial. En todo caso hay que considerarla ahora como un ciclo cerrado, con sus a?os de esplendor o de oro -en torno a 1900, un pu?ado de a?os antes, un pu?ado de a?os despu¨¦s-, y este mismo cerco le da el valor social o de fragmento de una cultura global.Lo que lleva a?os haciendo Jos¨¦ Tamayo es un hallazgo que le est¨¢ dando buenos frutos. La Antolog¨ªa de la zarzuela descarta enteramente los libretos, los n¨²meros de relleno, la obligaci¨®n de los cantantes de convertirse en actores -con la falsedad de las voces impostadas o el adem¨¢n amanerado-, la ganga del g¨¦nero; deja la pulpa.
Antolog¨ªa de la zarzuela
De Jos¨¦ Tamayo. Int¨¦rpretes: Mary Carmen Ram¨ªrez, Josefina Arregui, Carmen Gonz¨¢lez, Emelina L¨®pez, Daniel Mu?oz, Antonio Ramallo, Francisco Mudarra, Jes¨²s Castej¨®n, Blanca Pati?o, con la colaboraci¨®n especial de Pedro Lavirgen. Direcci¨®n musical de Manuel Moreno Buend¨ªa. Direcci¨®n de Jos¨¦ Tamayo. Teatro Monumental, Madrid.
En esta edici¨®n que se representa ahora en Madrid hay 20 n¨²meros espectaculares, y ¨¦l mismo aumenta su, espectacularidad. Ha hecho una curiosa mezcla de lo moderno y lo gen¨¦rico: le da un ritmo veloc¨ªsimo de revista actual, haciendo cabalgar un n¨²mero sobre otro, pero retiene esa zona de mal gusto que form¨® parte inseparable del g¨¦nero. Ha amontonado todos los dudosos valores de la ¨¦poca -hay unas incre¨ªbles transparencias en forma de collage-, que adquieren el valor de signos kitsch; no se abstiene. en el uso del micr¨®fono, pero s¨®lo como un punto de apoyo para las verdaderas voces,deja modernizar las partituras -por el maestro Moreno Buend¨ªa-, pero sin que pierdan su naturaleza; incrementa el valor del cuerpo de baile -con la coreograf¨ªa de Alberto Lorca- y consigue con ello el movimiento y la vibraci¨®n que necesita el espect¨¢culo. Es un trabajo teatral de primer orden y se puede calificar as¨ª independientemente de cuestiones de gusto. Habr¨¢ puristas que consideren que eso no es la zarzuela y que est¨¢ adulterada; y habr¨¢ quien siga no admitiendo en absoluto el g¨¦nero. Muchos tenemos una est¨¦tica muy diferente. Pero hay una sabidur¨ªa de espect¨¢culo que funciona incesantemente.
El ¨¦xito que est¨¢ obteniendo -otra vez- en Madrid se atribuye a un fen¨®meno social, a un de se o de recuperaci¨®n, a una reme moraci¨®n cultural, a una reacci¨®n. Pero el caso es que la Antolog¨ªa va recorriendo el mundo y el ¨¦xito se produce en todas partes, muy leja nas a esta sociedad. Habr¨¢ que atribuir todo ello a la calidad de la materia prima, a su espa?olidad tradicional, a la selecci¨®n de los n¨²meros y a esta condici¨®n de espect¨¢culo totalmente teatral, que ha sabido crear Tamayo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.