Arte alem¨¢n del siglo XX y Howard Hodgkin, dos v¨¦rtices de la actualidad art¨ªstica en Londres
El comienzo de la temporada art¨ªstica londinense se apoya principalmente, entre otros acontecimientos, sobre dos exposiciones de gran envergadura: la de Arte alem¨¢n en el siglo XX. Pintura y escultura 1905-1985 (Royal Academy of Arts) y la doble monogr¨¢fica dedicada al pintor brit¨¢nico Edward Hodgkin: Cincuenta pinturas 1973-1985 (Whitechapel Art Gallery) y Grabados 1977-1983 (Tate Gallery). Junto a estos hechos de primera magnitud merece tambi¨¦n destacarse Artistas de Pound. Ezra Pound y las artes Wsuaks en Londres, Par¨ªs e Italia, con la que la Tate Gallery marca el centenario del gran poeta.
La doble exposici¨®n dedicada a Howard Hodgkin, pintor nacido en Londres el a?o 1932 y hoy considerado como uno de los artistas m¨¢s relevantes del Reino Unido, constituye una especie de merecido homenaje en el a?o en que ha recibido uno de los premios Turner Prize, concedido anualmente a. la contribuci¨®n art¨ªstica m¨¢s relevante en el Reino Unido.En realidad, desde el triunfo clamoroso que cosech¨® este refinado pintor en la Bienal de Venecia de 1984 se ha despertado una oleada de entusiasmo y admiraci¨®n mundiales por la obra coherente y hermosa de un creador en el mejor momento de su madurez. Lo exhibido de ¨¦l en la remozada Whitechapel Art Gallery es un conjunto de medio centenar de cuadros, la mayor¨ªa de los cuales -¨®leos sobre tabla de peque?o formato- pudieron ser vistos en el pabell¨®n brit¨¢nico de la citada Bienal de Venecia, pero hay una decena, fechados en 1985, que es la primera vez que se muestra en p¨²blico.
Soberbio colorista, capaz de estructurar rigurosamente una composici¨®n mediante la combinaci¨®n exquisita de gamas fr¨ªas y c¨¢lidas, Hodgkin es una isla de sabia y emotiva belleza en un universo dominado por la precipitaci¨®n y el desparpajo. Esper¨® hasta haber cumplido 30 a?os para realizar su primera exposici¨®n individual en el Reino Unido y hasta los 40 para hacerlo en Norteam¨¦rica.
Sorprende esta serena paciencia en un temperamento eminentemente l¨ªrico, apasionado y sensual, aunque en seguida se comprenda que esta morosidad es producto de quien no est¨¢ dispuesto en ning¨²n caso a malversar sus hondas y sutil¨ªsimas impresiones. Su lenguaje pict¨®rico es el punto de confluencia de in fluencias muy diversas: la miniatura india, la tradici¨®n moderna francesa en la aristocr¨¢tica l¨ªnea de Degas, Vuillard y Matisse, y la energ¨ªa m¨¢gica de Klee. Lo determinante en ¨¦l es, no obstante, la intensidad, la concentraci¨®n y la fuerza de irradiaci¨®n inteligentemente calculada que le permite expandir equilibradamente las masas crom¨¢ticas y los puntos de luz. Ya sea a trav¨¦s de sus estampaciones realizadas en litograf¨ªa, aguatinta o serigraf¨ªa, de suma perfecci¨®n t¨¦cnica y elegantes evocaciones orientales, o a trav¨¦s de sus ¨®leos, dotados con la m¨¢s encendida embriaguez crom¨¢tica, este creador es quiz¨¢ el mejor testimonio actual del poder de seducci¨®n como resultado art¨ªstico complejo de sensaciones, vivencias y depurada disciplina anal¨ªtica.
Ambiciosa iniciativa
El otro gran acontecimiento londinense es, no cabe duda, la muestra panor¨¢mica dedicada al arte alem¨¢n del siglo XX, ambiciosa iniciativa no exenta de complicadas derivaciones incluso a los 40 a?os de haberse concluido la II Guerra Mundial. De hecho, un par de semanas despu¨¦s de la inauguraci¨®n se notaba en la casi siempre abarrotada Royal Academy una asistencia de p¨²blico comparativamente menor, as¨ª como flota en la selecci¨®n de las piezas reunidas una especie de intento de, si no camuflar, al menos dulcificar el cariz m¨¢s violento y atormentado del expresionismo germ¨¢nico.Sea como sea, la reuni¨®n de 300 piezas de m¨¢s de medio centenar de los mejores creadores alemanes de este siglo es verdaderamente una empresa excepcional. All¨ª nos encontramos, adem¨¢s, con los mejores maestros, desde los expresionistas hist¨®ricos del Puente y El jinete azul, como Kirchrier, Schmidt-Rottluff, Heckel, Mueller, Marc, Kandinsky, Macke o Jawlensky, hasta las mejores figuras independientes, como Rohlfs, Meidner, Paula Modersohn-Becker, Beckinann, Grosz, Kokoschka... Tambi¨¦n est¨¢n all¨ª los grandes dada¨ªstas y superrealistas alemanes -Hausmann, H?ch, Schwitters, Ernst, Dix-, los realistas de la nueva objetividad -Schlichter o Schad-, los racionalistas de la Bauhaus -L. Feininger u O. Schlemmer- y, en fin, hasta llegar, a la actualidad, a Klee, W. Baumeister, Nay, Wols, Uecker, Beuys, Richter, Polke, Plermo, Baselitz, Penck, H?dicke, Koberling, Lapertz, Immendorf, Kiefer. Sin olvidarnos en esta relaci¨®n, aunque tenga s¨®lo una presencia casi meramente testimonial, de los escultores Barlach, Lehmbruck, Kollwitz, Ulhmann, a los que hay que sumar las piezas que en este g¨¦nero aportan Kirchner, Ernst, L¨¹pertz, Beckmann y, naturalmente, Beuys, que es propiamente un escultor.
Perversi¨®n, melancol¨ªa, violencia, estilizaci¨®n, angustia, s¨¢tira despiadada, sentido apocal¨ªptico, ensofiaciones misteriosamente amenazantes, silencios impenetrables... Todo aqu¨ª desprende un aroma obsesivo e inquietante" ecos de augurios fatales, fuerzas incontroladas. En todo caso, m¨¢s all¨¢ de los climas desasosegantes, del expresionismo ardiente, de las figuras humanas como piedras talladas, de la propia iconograria, es la rotunda unidad de fondo la que nos impresiona y sobrecoge, la que nos excita y fascina, la que nos conmueve y nos hace temblar. Mi impresi¨®n personal quedar¨ªa as¨ª resumida como el deslumbramiento ante una belleza enervante, monstruosa, turbadora, heraldo de lo inconfesable.
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