Irritaci¨®n de la delegaci¨®n sovi¨¦tica por las contradicciones de la Administracion norteamericana
PILAR BONET ENVIADA ESPECIAL, El mensaje del secretario de Defensa norteamericano, Caspar Weinberger, al presidente Ronald Reagan ha sido acogido con irritaci¨®n por la avanzadilla sovi¨¦tica de expertos, de -elite desplazados a Ginebra desde la semana pasada para preparar la cumbre Gorbachov-Reagan. "De ser cierto lo que dice", afirmaba el acad¨¦mico Georgi Arbatov, director del Instituto de EE UU y Canad¨¢ de la Academia de Ciencia de la URSS, "se trata de un intento de torpedear el proceso de control de armamento, eliminando incluso sus componentes m¨¢s modestos, sobre los que ya existe acuerdo". Arbatov, que participaba en una conferencia de prensa sobre armamento, hab¨ªa quitado la palabra al general Nikolai Chervov, quien, contra lo habitual en Mosc¨², vest¨ªa de paisano.
Haciendo prevalecer su condici¨®n de pol¨ªtico sobre la de militar, Arbatov, que es miembro del Comit¨¦ Central del PCUS, dijo que el mensaje de Weinberger confirma r¨ªa las sospechas sovi¨¦ticas seg¨²n las cuales Washington no est¨¢ interesado en un acuerdo de limitaci¨®n de armamento y dar¨ªa adem¨¢s la raz¨®n a quienes creen que los conservadores y el complejo militar industrial ejercen gran influencia en la pol¨ªtica norteamericana.Estas palabras de Arbatov sal¨ªan al paso de las impresiones comentadas por el secretario de Estado norteamericano, George Shultz, y su entorno tras haberse entrevistado con Mijail Gorbachov en Mosc¨² a principios de este mes. En aquel entonces, Shultz dijo que Gorbachov no hab¨ªa entendido a EE UU y ten¨ªa una idea equivocada al sugerir que todo suced¨ªa all¨ª como resultado de una conspiraci¨®n entre los militares y las grandes empresas.
"Es muy dif¨ªcil permanecer confiado cuando se hacen declaraciones como ¨¦sa", dijo Arbatov, refiri¨¦ndose a la carta de Weinberger.
En el terreno del control de armamentos, el general Nikolai Chervov dijo que las posturas de la URSS y EE UU son "b¨¢sicamente divergentes", acus¨® a EE UU de querer evitar el tema fundamental -para la parte sovi¨¦tica, "la prohibici¨®n de las armas c¨®smicas"- y opin¨® -que Estados Unidos no ha dado una respuesta "constructiva" a las iniciativas sovi¨¦ticas. Centrando su atenci¨®n en Europa, Chervov insisti¨® en que se congele la instalaci¨®n de cohetes de medio alcance en Europa occidental, para pasar despu¨¦s a reducirlos, y se?al¨® que su pa¨ªs est¨¢ dispuesto a dejar el n¨²mero de misiles nucleares en la zona europea al nivel de los contingentes franceses y brit¨¢nicos, eliminando todas las restantes armas, incluidas las t¨¢cticas.
Chervov insisti¨® en la imposibilidad de que se llegue a un acuerdo sobre control de armamentos sin que se proh¨ªban los programas de militarizaci¨®n del espacio. Las afirmaciones de Chervov y Evgeni Velikov, vicepresidente de la Academia de Ciencias de la URSS y experto en armamento, parec¨ªan encerrar un grado de contradicci¨®n, ya que, mientras Chervov era radical adversario de la experimentaci¨®n y las investigaciones en el marco del SDI, Velikov explic¨® que la postura sovi¨¦tica sigue considerando admisible la investigaci¨®n de laboratorio no ligada a un programa espec¨ªfico y sin desarrollo de componentes. Seg¨²n Velikov, son los norteamericanos quienes no tienen un concepto claro de lo que se entiende por investigaci¨®n. Refiri¨¦ndose a las pruebas sovi¨¦ticas a base de l¨¢ser, Velikov se?al¨® que se trataba de investigaciones muy baratas -del orden de los 10 millones de d¨®lares (unos 1.600 millones de pesetas)-, cuyo fin era detectar eventuales objetos dirigidos contra la URSS. Preguntado por qu¨¦ la URSS no hac¨ªa accesibles estas instalaciones si son de tan escasa envergadura, Velikov dijo no saber cu¨¢l es la raz¨®n de ello.
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