Los funcionarios de la URSS derrochan amabilidad con la Prensa extranjera

P. B. ENVIADA ESPECIAL, La delegaci¨®n de expertos sovi¨¦ticos que prepara el terreno a Mijail Gorbachov ante la opini¨®n p¨²blica mundial es un derroche de amabilidad y cortes¨ªa, apreciable cuando se compara con la austera norma que regula las relaciones entre los representantes sovi¨¦ticos y los corresponsales occidentales en Mosc¨², sometidos a un verdadero racionamiento informativo.

Georgi Arbatov, que se hace de rogar para conceder una entrevista en, Mosc¨², es aqu¨ª accesible para el desayuno en el hotel Du Rh?ne, donde se aloja. A Leonid Zamiatin, jefe del departamento de Informaci¨®n Internacional del Comit¨¦ Central, se le puede abordar por los pasillos, al igual que a VIadimir Lomeiko, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, que saluda gentil con la mano alzada a los regulares oyentes de sus conferencias de prensa en Mosc¨². Samuel Zivs, vicepresidente del Comit¨¦ Antisionista, da el tel¨¦fono de su despacho antes de que se lo pidan y se muestra dispuesto a conversar en cualquier ocasi¨®n.

La actitud no es nueva, ya que los propagandistas y difusores del punto de vista del Kremlin han sido habitualmente mucho m¨¢s accesibles en el extranjero que en casa. Con todo, los veteranos expertos en conferencias internacionales no recuerdan una, amabilidad colectiva tan generalizada.

Temprano por la ma?ana, veteranos periodistas, incluso altos cargos de medios de comunicaci¨®n, colocan el material informativo en las mesas del vest¨ªbulo. Son folletos en ingl¨¦s o franc¨¦s, raramente en ruso. "Siempre fuimos abiertos hacia Occidente; puede ser que ahora seamos un poco m¨¢s activos", afirma el periodista Henrik Borovik, uno de los cuatro autores de la entrevista a Ronald Reag¨¢n que apareci¨® recientemen te en el peri¨®dico Izvestia. Borovik opina que "Breznev era abierto, Gromiko era abierto y Gorbachov es abierto y, adem¨¢s, tiene sentido leninista". Borovik defiende los cortes realizados en la entrevista del presidente norteamericano por Izvestia. Afirma que ¨¦stos s¨®lo afectaban al 2% del texto, mientras el texto de la entrevista a Gorbachov en la revista Time fue cortado en un 30%. Esta afirmaci¨®n es desmentida por un representante de Time, quien afirm¨® que s¨®lo un 3% o un 4% de la entrevista pereci¨® ante la tijera; y ello, por razones de espacio y para evitar repeticiones. Borovik opina, sin embargo, que Izvestia no pod¨ªa permitirse calumnias contra pa¨ªses amigos, refiri¨¦ndose con ello a las alusiones sobre Afganist¨¢n.

Ginebra se ha convertido en lugar de peregrinaci¨®n favorito para quienes esperan obtener algo para su causa particular. Entre ellos ha llegado Irina Grivnina, de origen jud¨ªo, que abandon¨® la URSS hace unos d¨ªas tras dos a?os y medio de espera.

Irina Grivnina organiz¨® un esc¨¢ndalo en un foro dedicado a armamento, increpando a los representantes sovi¨¦ticos sobre el respeto de los derechos humanos en la URSS. Zamiatin, que respondi¨® a Grivnina en la l¨ªnea tradicional sovi¨¦tica, acab¨® pidiendo que la polic¨ªa sacara de la sala a la mujer, a quien se dirigi¨® con el apelativo de madame.