Mi amigo Julio Caro Baroja
De EL PAIS me piden, con la inevitable prisa con la que suelen hacerse los peri¨®dicos, que escriba un art¨ªculo sobre mi viejo amigo Julio Caro Baroja, al que hoy mismo distinguieron con el Premio de las Letras Espa?olas.Me es de todo punto imposible complacerles, aunque hubiera querido hacerlo, porque, suponiendo que yo pudiera tener alguna virtud literaria, esa no ser¨ªa, desde luego, la de la facilidad.
Soy un escritor muy lento, circunstancia que procuro compensar dedicando muchas horas al trabajo y, de otra parte, tampoco me quejo porque hacia la aludida facilidad y la obra literaria que suele ser su consecuencia, no tengo demasiado aprecio.
Los art¨ªculos que durante m¨¢s de dos a?os vine publicando en EL PAIS, s¨¢bado a s¨¢bado y bajo el ep¨ªgrafe El asno de Burid¨¢n, tardaba dos d¨ªas enteros en escribirlos; esa fue una de las razones, quiz¨¢ la de mayor peso, que me llev¨® a despedirme, del p¨²blico lector.
Trances comunes
Lo que s¨ª puedo hacer es enviar un cordial saludo al amigo, al que ya felicit¨¦ por tel¨¦grafo, claro es, y recordar alg¨²n trance com¨²n.
Julio Caro Baroja es un a?o mayor que yo, naci¨® en el 15, y lo conoc¨ª en casa de su t¨ªo, en la calle de Ruiz de Alarc¨®n, a poco de terminar la guerra. En alg¨²n lado se public¨® una foto, quiz¨¢ del a?o 42, en la que estamos don P¨ªo, do?a Carmen -la madre de Julio-, el doctor Vall y Vera, el pintor Eduardo Vicente, Miguel P¨¦rez Ferrero, Paco Mota, que muri¨® en Cuba hace poco, Julio y yo, que somos los ¨²nicos que seguimos vivos.
Tambi¨¦n lo recuerdo en el entierro de don P¨ªo, al que llev¨® unas migas de tierra de Vera de Bidasoa- que alguien le mand¨® para que las dejase caer sobre la fosa.
El d¨ªa que muri¨® mi padre, el 4 de diciembre de 1959, yo estaba con Julio en su casa y all¨ª me llamaron para darme la amarga noticia envuelta en la piadosa y convencional f¨®rmula de decir me: "Ven corriendo, padre se puso muy malo".
Julio acababa de regalarme un cuadro en el que se ve¨ªa la casa de Itzea; era un ¨®leo sobre cart¨®n que, como se alabe¨® con la humedad, mand¨¦ que lo cambiaran por lienzo y qued¨® muy bien.
Julio tambi¨¦n me regal¨® en otras ocasiones un original manuscrito de don P¨ªo y un ¨®leo de su t¨ªo Ricardo. Julio public¨® tres o cuatro art¨ªculos en Papeles de son Armadans; los originales me los mandaba a mano y, claro es, los guardo con mucho cari?o. Julio fue siempre solitario, un sabio que fue toda la vida por libre y sin casarse con nadie, y yo tengo a esa caracter¨ªstica por una virtud ejemplar.
Cabal e inteligente
Julio y yo nos llevamos siempre bien pero, viviendo ¨¦l primero en la provincia de M¨¢laga y despu¨¦s en Vera y yo en Mallorca desde hace ya algunos a?os, hace tiempo que no nos vemos demasiado.
A m¨ª me alegr¨® que le diesen el Premio de las Letras Espa?olas porque creo que es un ensayista muy cabal e inteligente, sus libros sobre etnograf¨ªa y folclore ah¨ª est¨¢n -y su magn¨ªfico libro de memorias Nosotros los Baroja, que tantas claves nos descifra de la Espa?a que nos toc¨® vivir- y no dudo que alguien, con m¨¢s ciencia que yo, haya de aludirlos en esta ocasi¨®n en estas mismas p¨¢ginas.
,Otros escritores de m¨¦rito indudable -y todos amigos-fueron tambi¨¦n seleccionados para tener su nombre en cuenta a la hora de conceder el premio, pero yo no soy quien para juzgar a nadie aunque s¨ª lo sea para felicitar al amigo.
Babelia
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