William Schroeder cumple un a?o con un coraz¨®n artificial
William Schroeder cumple hoy un a?o de vida con un aparato de pl¨¢stico y metal en el lugar donde se encontraba su coraz¨®n. El segundo hombre que recibiera la peque?a bomba conocida como Jarvik 7 ha sufrido en este tiempo tres ataques de apoplej¨ªa que le han dejado graves secuelas. Su aspecto es el de un anciano prematuro y habla con dificultad.
El primer derrame cerebral le sobrevino s¨®lo 18 d¨ªas despu¨¦s de la operaci¨®n, el segundo en mayo de este a?o, y el tercero el 11 del mes en curso, afect¨¢ndole seriamente el lado derecho de su cerebro, que hasta entonces permanec¨ªa intacto. A ra¨ªz de este ¨²ltimo percance su estado de salud ha empeorado ostensiblemente y los m¨¦dicos le conceden escasas probabilidades de sobrevivir a medio plazo.De los cinco receptores del coraz¨®n Jarvik 7 s¨®lo dos permanecen con vida: el propio Schroeder y Murray Haydon, ambos pacientes del cirujano William DeVries en el hospital del Instituto Humana de Louisville, en el Estado norteamericano de Kentucky.
Los tres restantes pacientes fallecieron con relativa rapidez tras la operaci¨®n. El primer receptor de un coraz¨®n artificial fue el dentista norteamericano Barney Clark. La operaci¨®n se llev¨® a cabo hace tres a?os en la ciudad de Salt Lake City, en el Estado de Utah, y el enfermo vivi¨® 112 d¨ªas con el ¨®rgano artificial.
El cuarto receptor, el ciudadano sueco Leif Stenberg, fue el primero en someterse a esta operaci¨®n fuera de Estados Unidos. Concretamente, el Jarvik 7 le fue implantado por m¨¦dicos suecos en Estocolmo. Stenberg falleci¨® hace dos semanas a causa de problemas circulatorios y respiratorios. El ¨²ltimo receptor del Jarvik 7, Jack Burchman, falleci¨® pocos d¨ªas despu¨¦s de la intervenci¨®n.
El otro sobreviviente, Murray Haydon, fue el tercer receptor, y tambi¨¦n sufri¨® una embolia cerebral el pasado mes de junio, por lo que no ha podido abandonar la cama del hospital, con la excepci¨®n de alg¨²n peque?o paseo en una silla de ruedas.
Demasiados problemas
La aparici¨®n del coraz¨®n artificial fue saludada por los medios de comunicaci¨®n como un gran avance y la soluci¨®n a muchos enfermos cardiacos. En principio, tras los 112 d¨ªas de Clark, el caso de Schroeder parec¨ªa que iba a confirmar las esperanzas. Durante los primeros d¨ªas, su recuperaci¨®n sorprendi¨® a todos; se hablaba de que podr¨ªa salir pronto del hospital e incluso su familia se traslad¨® a vivir a un apartamento cercano al centro m¨¦dico en el que se hab¨ªan realizado una serie de mejoras para adaptarlo a sus necesidades.Pero pronto llegaron los problemas: las embolias que han afectado a casi todos los que han recibido el ¨®rgano artificial. Hoy en d¨ªa Schroeder est¨¢ de nuevo hospitalizado y es incapaz de reconocer a su familia; ha perdido pr¨¢cticamente el habla y ha sufrido su tercer ataque de apoplej¨ªa. Los m¨¦dicos ya no lo ven tan claro, y ya son muchos los que aseguran que el coraz¨®n artificial, en su estado actual, no est¨¢ a¨²n en condiciones de sustituir al humano.
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