Gonzalo Torrente Ballester: "Mis libros intentan explorar, mediante la palabra, mundos imaginarios"
El jurado no se puso de acuerdo sobre el nombre de Torrente Ballester m¨¢s que al cabo de "largas deliberaciones y tres votaciones", seg¨²n dijo el ministro de Cultura, Javier Solana, al anunciar el premio. Fuentes pr¨®ximas al jurado indicaron a EL PAI S que Torrente Ballester gan¨® por un solo voto a Mario Vargas LLosa; el novelista peruano, presentado por la academia peruana de la Lengua, no hab¨ªa figurado en las listas period¨ªsticas de posibles candidatos al premio. Antonio Gala, miembro del Jurado designado por el presidente del Instituto de Cooperaci¨®n Iberoamericana, propuso a Mar¨ªa Zambrano, pero este nombre no prosper¨®.En el aeropuerto de Lausana (Ginebra), adonde lleg¨® pasadas las 18.00 horas de ayer, el escritor declar¨® a Radio El Pa¨ªs que, tras haber sido una especie de "escritor maldito" durante muchos a?os, como le hab¨ªa dicho el periodista, recibe este premio -tras el Pr¨ªncipe de Asturias de las Letras y el Nacional de Literatura- con "cierta frialdad y una sonrisa encima".
50 a?os de profesor
Gallego, de 75 a?os, afincado en Salamanca desde hace 10; casado, 11 hijos, de los que siete viven en el domicilio familiar; cinco nietos. ?sta ser¨ªa la ficha de un personaje que fue profesor de Literatura durante casi 50 a?os y que, tras su jubilaci¨®n, inici¨® una actividad viajera que le mantiene en forma, aunque le impida escribir todo lo que debiera.
Torrente Ballester tiene aspecto severo, gafas oscuras y es aparentemente t¨ªmido, aunque tambi¨¦n arrogante. Pasa gran parte de su tiempo fuera de casa: "Viajando tengo disculpa para no trabajar, porque soy muy vago". Por eso escribi¨® Memorias de un vate vago y por eso dice: "Escribo cuando me da la gana" o "He dejado de trabajar por pereza"...
Sin embargo, desde que en 1981 recibi¨® el Premio Nacional de Novela, tras la publicaci¨®n de La isla de los jacintos cortados, Torrente ha escrito Dafne y ensue?os, Quiz¨¢ el viento nos lleve al infinito y La rosa de los vientos. Obras cortas, seg¨²n ¨¦l, pero cuidadas. "Una cosa es que publique m¨¢s y otra que escriba m¨¢s. Si te tomas la molestia de comparar el tama?o de mis libros de ahora con los de antes ver¨¢s que escrib¨ªa libros gordos y distanciados y que ahora los escribo flacos y pr¨®ximos el uno al otro. El esfuerzo es el mismo".
"Lo que pasa", dice, "es que el tiempo no corre en balde y uno tiene conciencia de que le queda menos. Hace 10 a?os o hace 20, yo conceb¨ªa una obra de gran aliento, de gran tama?o, pensando que ten¨ªa tiempo de terminarla. Ahora nunca tengo esa seguridad m¨ªnima de que voy a tenerlo. Entonces la concibo m¨¢s breve".
.?Que puedo morirme en cualquier momento? S¨ª, s¨ª. ?Dejar un libro inacabado? S¨ª, s¨ª. Lo tengo presente de manera natural, no dram¨¢tica. Si se piensa que soy un hombre mayor, el momento definitivo, o como quiera llamarse, est¨¢ cada vez m¨¢s cerca; y como es imprevisible, si me meto a escribir una obra, pienso que no sea tan larga que necesite seis a?os, sabiendo que yo no voy a vivirlos".
En medio de libros, que forran las paredes de un no demasiado amplio despacho, Torrente se sienta junto a una mesa camilla con faldilla. Dos o tres sillas est¨¢n llenas de papeles y ¨¢lbumes de fotograf¨ªas. Los cerca 15.000 libros que posee se reparten entre este estudio, una antesala mayor y los cuartos de los chicos. En las paredes, ni un solo hueco. Combina sus viajes con una vida familiar, seg¨²n ¨¦l, natural. Sus cuatro hijos mayores viven en Madrid. Una de sus nietas, de 23 a?os, es mayor que la segunda de las hijas que viven en casa. "La emoci¨®n de los nietos nunca ha sido grande para m¨ª, porque tengo hijos menores. Y porque no les veo mucho; de los cinco, cuatro viven en Madrid. Me cas¨¦ a los 21 a?os largos y tuve el primer hijo a los 23".
Torrente insiste en que siempre hace lo que le parece. No planifica su vida. Desde que se jubil¨®, hace cinco a?os, no tiene horario de trabajo ni familiar. "Mi familia anda por ah¨ª, come conmigo, les veo, hablo con todos. De una manera natural. Si trabajo, cierro la puerta y no me entero, salvo que griten mucho". Depende de las menudencias que ocurran en el domicilio familiar, explica.
La familia Torrente se cambi¨® de casa hace dos a?os. Un matrimonio, la mujer, Mar¨ªa Fernanda, y siete hijos, ya j¨®venes, entre 17 y 24 a?os, requieren mucho espacio. Junto a la puerta del piso han colocado un cartel escrito a mano: "Aseg¨²rate de que el ascensor queda cerrado".
Las relaciones entre Torrente y sus hijos est¨¢n marcadas por el estilo de un profesor con muchos a?os de docencia. "Les concedo bastante libertad e intento que tengan responsabilidad. Ellos saben lo que tienen que hacer, pues que lo hagan". Pero siempre est¨¢ dispuesto a atender las consultas que le plantean. Los hijos del escritor se molestan a menudo cuando les se?alan como los hijos de Gonzalo Torrente. "No les hace gracia que su personalidad dependa de ser hijos m¨ªos; quieren tener la suya propia". En una ciudad peque?a como Salamanca, en la que Torrente es una de sus figuras m¨¢s populares, les es muy dif¨ªcil pasar inadvertidos.
Los chavales, sin embargo, est¨¢n imbricados en la ciudad de Salamanca, que ha concedido al cabeza de familia el t¨ªtulo de hijo adoptivo, y como otros j¨®venes en los ¨²ltimos a?os, Francisca, en los meses de noviembre y diciembre, regenta cada a?o un puesto de casta?as desde que empez¨® su carrera, hace cuatro. Pero ninguno de ellos ha utilizado el nombre de su padre para conseguir ver cumplidas sus aspiraciones.
Escritor marginado
"Algunos sectores me tienen por un se?or antip¨¢tico y serio, y yo no creo ser ni serio ni antip¨¢tico. Otros me tienen por un se?or distante, y soy una persona bastante accesible, quiz¨¢ m¨¢s de lo que debiera, porque muchas veces pierdo el tiempo atendiendo a los dem¨¢s. Pero a m¨ª no me preocupa demasiado la imagen", dice.
Esta despreocupaci¨®n, al menos aparente, de Torrente, afecta tambi¨¦n a su trabajo. Sabe que muchos lectores no pasan de sus primeras p¨¢ginas y no le importa. Uno de los disgustos que ha arrastrado a lo largo de los a?os, la falta de reconocimiento de su Don Juan, que escribi¨® en 1963, empieza a diluirse, porque es la primera de sus obras que se traduce a una lengua extranjera, el alem¨¢n, y porque ya hay varias tesis escritas sobre ella. Le agrada este reconocimiento, m¨¢s incluso que esa admiraci¨®n popular que surgi¨® tras la difusi¨®n televisiva de Los gozos y las sombras.
"Hay dos clases de personas: las que son capaces de superar la dificultad de las primeras p¨¢ginas y las que no son capaces. ?stas no tienen nada que hacer. Mi tem¨¢tica y mi manera de escribir no les interesa. Al lector que busca en la novela un reflejo de c¨®mo ¨¦l ve la vida, dif¨ªcilmente pueden interesarle mis obras. El lector que lee mis libros va buscando en ellos lo que no sabe del mundo". Torrente se proclama un escritor no realista, preocupado por lo imaginario y por lo m¨¢gico. "Los argumentos que est¨¢n de moda no me interesan. En este sentido, soy un escritor marginal y, en cierto modo, marginado".
Sus referencias al pasado le llevan tambi¨¦n a esta conclusi¨®n. Torrente ya no se lamenta del silencio est¨²pido que acogi¨® su Don Juan y que le impuls¨®, a?os despu¨¦s de recibir el Premio de la Fundaci¨®n Juan March, en 1959, a abandonar Espa?a y pasar seis a?os en Estados Unidos como profesor em¨¦rito. Pero sabe que no es escritor de ¨¦xitos de venta. "Una cosa es que tenga cierta fama y otra que mis libros se lean vorazmente".
Torrente no echa de menos su trabajo de profesor. No tiene tiempo y tampoco se encuentra con energ¨ªas vitales para ejercer esta tarea. Pero todav¨ªa recuerda la mayor¨ªa de las caras de los alumnos que encuentra por la calle. Cuando est¨¢ en Salamanca, contin¨²a paseando por las ma?anas y recibe a sus visitantes en alg¨²n viejo caf¨¦ de la plaza Mayor. Su trabajo se ve dificultado por la dificultad de su visi¨®n defectuosa; pero, cada que vez que alg¨²n entrevistador llega a su casa, emplea los primeros minutos del encuentro en escudri?ar detenidamente la grabadora que servir¨¢ para recoger el testimonio.
La tecnolog¨ªa le interesa, aunque, para ¨¦l, a la modernidad se llega por la educaci¨®n. Tambi¨¦n los medios de comunicaci¨®n. Y los utiliza. Hace fotograf¨ªas; ahora ya conversa con los responsables de la Casa Municipal de Cultura de Salamanca para presentar una exposici¨®n de sus trabajos, dedicados especialmente a recoger im¨¢genes de edificios y de ¨¢rboles. Graba pel¨ªculas antiguas de la televisi¨®n. Y compra todos los d¨ªas "dos peri¨®dicos de ideolog¨ªa distinta".
Gonzalo Torrente pone fin a la entrevista. "Podr¨ªa decirte, por ejemplo, que soy un escritor que intenta explorar, mediante la palabra, los mundos imaginarios". A ese escritor acaban de concederle el Premio Cervantes.
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