Locos
He le¨ªdo atentamente el relato de la superviviente espa?ola del asalto al avi¨®n desviado a Malta, y mi antiguo recelo sobre la bondad o la maldad del Estado se ha convertido en clarividencia sobre su locura. Ninguna simpat¨ªa merece una lucha armada que se convierte en simple terrorismo cuando se ejerce contra civiles desarmados (y en este caso, apresados dentro de una jaula a¨¦rea). Pero la crueldad del terrorismo fan¨¢tico parece requerir la horma de la crueldad de las razones de Estado, y ya no s¨®lo de Estados nacionales, sino de un presumible Estado hemisf¨¦rico.Los sucesivos empleos de tropas especializadas para liberar a los rehenes de secuestros merecen un juicio de intenciones. Esos comandos no van tanto a liberar a las pobres v¨ªctimas del terrorismo como a asentar unos principios de autoridad y de hegemon¨ªa. Autoridad de la ley que ordena: "No secuestrar¨¢s a tu pr¨®jimo", y la hegemon¨ªa pol¨ªtica de las relaciones de fuerza entre Occidente y sus colonias d¨ªscolas. No se env¨ªan a esos madelmans a salvar inocentes, sino a combatir a un enemigo, a contestar sus desaf¨ªos y audacias. Caiga quien caiga. Aunque sean 50 pasajeros colocados entre la espada liberadora de los comandos y la pared de los terroristas.
En la medida en que el p¨²blico peat¨®n de la Historia calle ante estos excesos o los contemple como una superproducci¨®n en cinemascope, fomenta que el espect¨¢culo se agigante y se insiale una insensibilidad universal ante el papel de carne de maniobras militares que pueden asumir los turistas, ahora del Mediterr¨¢neo, ma?ana qui¨¦n sabe.
Obs¨¦rvese que en el principio los madelmans eran cosa fina, gentes que se tiraban en paraca¨ªdas y que con un brazo rescataban a los pasajeros cogi¨¦ndoles por la cintura y con el otro, ratatat¨¢ ratatat¨¢, no dejaban terrorista vivo. Pero ahora el Estado hemisf¨¦rico encarga estas faenas a madelmans de segunda o tercera fila que tiran al bulto y lo ponen todo perdido de v¨ªsceras y de sangres. Est¨¢ loco el Estado hemisf¨¦rico, o quiz¨¢ simplemente manifieste su crueldad intr¨ªnseca, su crueldad de abstracci¨®n servida por miles y miles de criados sin piedad.
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