La Espa?a de la miseria
Ocho millones de espa?oles no alcanzan la mitad de la renta 'per c¨¢pita'
Ya en 1969, seg¨²n el informe Foessa, exist¨ªan en Espa?a m¨¢s de tres millones de pobres y el 13% de las amas de casa defin¨ªan as¨ª a sus hogares. Y en 1975 otro estudio cifraba en igual porcentaje las familias pobres. El estudio resalta la extensi¨®n y profundidad de la nueva pobreza: "De una situaci¨®n carencial en los a?os sesenta de alimentos ricos en prote¨ªnas, medios para el tiempo libre o dotaciones del hogar y comunicativas; se ha pasado en la actualidad a la carencia de alimentos de cualquier tipo, vestido e incluso cobijo ( ... ) Existen datos que atestiguan que el hambre ha vuelto a Espa?a".Tal lacra afecta m¨¢s a los pobres urbanos, incapaces de autoabastecerse alimentos, cuyo precio, de a?adidura, es m¨¢s alto que en el agro. Los nuevos pobres son, seg¨²n el estudio, los trabajadores con empleo poco cualificados y bajos salarios; los nuevos jubilados; los j¨®venes que no han accedido a su primer empleo o lo han perdido; inmigrados y exiliados y un colectivo bajo el signo de la marginaci¨®n ("drogadictos, homosexuales, prostitutas, quinquis y gitanos"). Esto no impide la pervivencia de los pobres tradicionales: peque?os campesinos, jornaleros, viudos/as con hijos peque?os; desvalidos por enfermedad y marginados (presos, hospiciados, asilados).
El 18,1% de los habitantes de las zonas urbanas y rurales encuestadas -2.755.804 personas- se encuentran bajo el umbral de la pobreza, que el estudio extrapola y ampl¨ªa a un 23% o 25% para el conjunto del territorio nacional. De aqu¨ª surgen los ocho millones de pobres. El rasero para definirlos como tales es que sus ingresos individuales por mes sean menos de la mitad de la renta media espa?ola mensual (25.293 pesetas).
La encuesta de C¨¢ritas sobre pobreza urbana se realiz¨® sobre 21.372 cabezas de familia en las 16 mayores ciudades espa?olas, que albergan a 13 millones millones de espa?oles. La primera desigualdad surgi¨® entre las propias ciudades: En Barcelona y su ¨¢rea metropolitana se alcanza el nivel de ingresos m¨¢s alto. Le siguen Madrid y Bilbao, con sus periferias respectivas, mientras que la renta media m¨¢s baja corresponde a las ciudades de C¨®rdoba y Granada.
Diferencias entre urbes
El drama del ciudadano cordob¨¦s no es que su compatriota barcelon¨¦s duplique con creces su ingresos medios, sino que ¨¦stos -13.280 pesetas/mes- apenas superan el umbral de la pobreza (12.647 pesetas). No mucho m¨¢s boyante es la situaci¨®n del granadino - 17.001 pesetas/mes-; ni la del vallisoletano - 17.758 pesetas/ mes-; ni la del vigu¨¦s -17.961 pesetas/mes.
La desigualdad tiene el corolario de que alguien concentra riqueza: En las ciudades, el 80% de las familias apenas recibe la mitad de todos los ingresos familiares, mientras que un privilegiado 10% de hogares acapara un 40% de tales rentas. No en vano, en Espa?a, "trescientas personas acaparan un total de 1.751 puestos de consejos de administraci¨®n de grandes empresas ( ... ) Algunos de ellos acaparan m¨¢s de veinte puestos en sendos consejos de administraci¨®n de grandes empresas, llegando a un m¨¢ximo de 37% seg¨²n el soci¨®logo Jos¨¦ Navarro.
Los pobres urbanos tienen un n¨ªtido perfil com¨²n: el tama?o de su familia supera la media nacional, como lo prueba que m¨¢s de la mitad de las familias con ocho y nueve hijos se halla bajo tal list¨®n. Es una poblaci¨®n joven -la mitad no llega a 26 a?os y s¨®lo un 7,6% sobrepasan los 65 a?os- y el 17% tiene un estado de salud deficiente.
Su nivel educativo es muy bajo: un 5,8% son analfabetos y s¨®lo un 2,3% alcanzaron estudios medios o superiores. La desigualdad educativa, que perpetuar¨¢ la econ¨®mica, lo prueba que en Espa?a las clases m¨¢s acaudaladas -un 12% de la sociedad- brindan el 57,2%de los estudiantes universitarios, mientras que s¨®lo aportan un l3,% las clases m¨¢s modestas, que son el 64,5%. del conjunto social.
Otro azote les castiga con predilecci¨®n: el desempleo. El 48,5% de las personas en situaci¨®n laboral activa se encuentra en paro, mientras que la tasa nacional es de 21,7%. El 26,1%. de los cabezas de familia de este colectivo sufren tal estigma, mientras que el porcentaje nacional es del 9%, seg¨²n el informe. 0 lo que es igual: seis de cada diez parados urbanos sin subsidio y cuatro de cada diez con subsidio se hallan bajo el umbral de la pobreza.
De los pobres urbanos, un 9% se halla en la m¨¢s absoluta indigencia, que unido al estrato siguiente, los que tienen unos ingresos medios individuales por mes de 5.001 a 10.000 pesetas, revela que un 47% de este colectivo se encuentra bajo una pobreza severa. Extrapolados estos datos al conjunto nacional, se estima que cuatro millones de espa?oles viven en una pobreza severa.
Los pobres urbanos dicen necesitar como ingresos m¨ªnimos para vivir 19.525 pesetas/mes, mientras que 10.019 pesetas son sus ingresos medios reales. Viven, pues, con s¨®lo un 51,8% de lo que estiman necesario. De los hogares pobres urbanos, s¨®lo un 35% recibe prestaciones sociales de la Seguridad Social (unas cinco mil pesetas por persona y mes). Y una de cada diez familias pobres carece en las urbes tanto de dicha cobertura econ¨®mica como de la sanitaria. Un porcentaje similar, sin embargo, engrosa la Asistencia Social.
Campesinos de limosna
El informe de C¨¢ritas sobre la pobreza en Espa?a consta de un estudio sobre este fen¨®meno en el mundo rural, sobre una muestra extra¨ªda de cuatro ¨¢reas campesinas de acentuada depresi¨®n:
Agricultura h¨²meda-minifundista (interior de Galicia, noroeste de Zamora y Le¨®n y oeste-interior de Asturias); agricultura mesetaria mixta, de secano, poco regad¨ªo y algo de ganader¨ªa (oeste de Salamanca y Zamora, Segovia, Guadalajara, Soria y parte de Albacete); agricultura de sierra, serran¨ªa y media monta?a (sierra de Gata, de Francia, de Gredos, Las Hurdes, sierra pobre de Madrid, Las Alpujarras, sur de Ja¨¦n, norte de Almer¨ªa, sierra de Aracena, norte de Sevilla y C¨¢diz; y, finalmente, la agricultura latifundista (Sevilla, C¨®rdoba, C¨¢diz y Ciudad Real).
En estas ¨¢reas viven 2.128.374 personas. Los casi 1.600 entrevistados, seleccionados por ganar menos de 15.000 pesetas/mes, viven en pueblos de menos de 10.000 habitantes. Es una poblaci¨®n en la que se aprecia un severo envejecimiento por la deserci¨®n de j¨®venes y la mayor mortalidad.
La mayor¨ªa de los cabezas de familia superan los cincuenta a?os de edad. La pobreza cultural no desdice de la econ¨®mica: el 13,6% es analfabeto y un 70,9% apenas sabe leer y escribir o curs¨®, sin completar, estudios primarios. S¨®lo un 2% estudi¨® el bachillerato, formaci¨®n profesional o una carrera universitaria. El d¨¦ficit educativo es particularmente negativo en el noroeste espa?ol y en las zonas latifundistas. Es apreciable una mejor instrucci¨®n en los hijos.
Casi la mitad (48%) de los cabezas de familia pertenecen a las clases pasivas. Dentro de los campesinos pobres, ser jubilado o pensionista, con todo, es un lujo con respecto a sus convecinos. Casi la mitad de los que tienen mayor nivel de ingresos se hallan en estas dos situaciones. Si a nivel nacional un 9% de los cabezas de familias est¨¢n en paro, seg¨²n este informe, este porcentaje se eleva a un 20,6% entre los sustentadores de los hogares rurales pobres. Y la cuarta parte de ellos no cobra seguro de desempleo. Tampoco percibe pensi¨®n casi un tercio de los viudos. En suma, un 6,8% de estos cabezas de familias encuestados no tienen ingresos de ning¨²n tipo.
45% de desempleo
Si se contabilizan todos los miembros del hogar el porcentaje es m¨¢s aterrador: la mitad de las familias cuentan al menos con un parado. La tasa de desempleo de la poblaci¨®n activa del campesinado pobre se eleva a un 45%, dado que un 25% se confiesa parado todo el a?o y un 20% semiparado.
S¨®lo un 42% tiene empleo todo el a?o, b¨¢sicamente agr¨ªcola y ganadero. Sus ingresos medios reales, incluidos todos los conceptos -auto producci¨®n, pensiones o salarios- son de 8.723 por persona y mes, cifra un 15% inferior a la de los pobres urbanos (10.019 pesetas). Los pobres h¨²medos-minifundistas y secano-mesetarios duplican los ingresos de sus compa?eros de suerte serranos y jornaleros. Y los m¨¢s castigados por el paro son los jornaleros del latifundio y los campesinos serranos.
Casi la cuarta parte de los cabezas de familia se ven obligados a salir de su pueblo en calidad de temporeros con o sin su familia. Tampoco es desde?able, puestos a sumar desgracias, la tasa de minusv¨¢lidos entre los pobres rurales (4,1%), mientras que la media nacional es de 3%. Casi quince de cada cien familias de este colectivo tienen uno o m¨¢s miembros enfermos cr¨®nicos o min¨²svalidos.
Aunque la mayor¨ªa de las familias pobres rurales goza de la cobertura de la Seguridad Social, mal consuelo es ¨¦ste para ese 17% de hogares donde todos o parte de sus miembros carecen de ella. El grueso de poblaci¨®n sin S.S. se da en el ¨¢rea h¨²medo-minifundista, aunque los hogares donde toda las familia no dispone de ella tiene mayor raigambre en el ¨¢rea latifundista andaluza y extreme?a. An¨®tese estos dos toques a?adidos de fortuna: Un 3,6% de las familias sin S.S. albergan un enfermo cr¨®nico y m¨¢s de la mitad de ellas acogen a un parado.
A la pregunta de si proyectan emigrar (dentro o fuera del territorio nacional), las tres cuartas partes replican sin titubear que no. Un 6% tiene decidido hacerlo a plazo fijo; otro 11% est¨¢ dispuesto a coger las maletas, pero no sabe cu¨¢ndo ni encuentra a d¨®nde.
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