Una orquesta sin corbata

Para animar las tardes del Ritz, ¨¦sas que uno no olvidar¨ªa aunque cien a?os. llegara a vivir, se han tra¨ªdo a dos orquestas de jazz de Holanda, la Dutch DIxie Machine y la banda de Vrank Grasso. El que quiera. ver a estos dos grupos en el mencionado hotel tendr¨¢ que aflojar 2.500 pesetas y ponerse la corbata, requisito este ¨²ltimo que me parece muy l¨®gico, porque si uno no se pone la corbata para ir al Ritz, no s¨¦ para cu¨¢ndo la deja. Pero, como debe haber para todos, la banda de Grasso se quit¨® el martes la corbata y se fue a tocar ante un p¨²blico tambi¨¦n descorbatado en su mayor¨ªa.La banda toca buenos arreglos y tiene una secci¨®n de laxos estupenda, que llega a recordar en ocasiones al afamado grupo Supersax. Frank Grasso dirige con autoridad y sin ning¨²n exhibicionismo, y toca la trompeta con un estilo precioso, muy adecuado -para una gran orquesta de swing bailable, tipo Billy May o Les Brown. Los dem¨¢s solistas son competentes, pero no dicen muchas cosas y tienen poquito swing, salvo el saxo alto Barry Block, que, quiz¨¢ significativamente, es de San Francisco. Todos contentaron a un p¨²blico en el que dominaba la hinchada holandesa, que llen¨® el San Juan de aplausos patri¨®ticos.