Espiral de violencia
EL ASESINATO en Pamplona de Juan Atar¨¦s Pe?a -general de brigada de la Guardia Civil en la reserva- es un siniestro recordatorio navide?o enviado por ETA Militar al Gobierno socialista, a las instituciones auton¨®micas del Pa¨ªs Vasco y de Navarra, a las Fuerzas Armadas y a la inmensa mayor¨ªa de la sociedad espa?ola. Tras las emociones suscitadas en amplios sectores de la poblaci¨®n por el hallazgo del cad¨¢ver de Mikel Zabalza y por la energum¨¦nica comparecencia en el Congreso de los Diputados del ministro del Interior, los terroristas tratar¨¢n seguramente de presentar su crimen como una represalia pol¨ªtica o como una venganza justiciera. Sin embargo, s¨®lo los miserables que acepten la vergonzosa doctrina seg¨²n la cual resultar¨ªa moralmente l¨ªcito discriminar, en funci¨®n de la ideolog¨ªa de los verdugos y de las v¨ªctimas, entre las personas muertas en ese tipo de atentados podr¨ªan admitir esa coartada.Como ya indicamos en un comentario anterior (v¨¦ase EL PA?S del 19 de diciembre), los resultados de la autopsia del joven navarro no desmintieron la versi¨®n oficial dada por el Ministerio del Interior. Aunque no quepa establecer como un hecho indiscutible que Zabalza muri¨® accidentalmente en su intento de cruzar el Bidasoa a nado, y aunque la circunstancia de que el fallecido tuviese las manos esposadas siembra considerables dudas sobre esa hip¨®tesis, s¨®lo la instrucci¨®n de las diligencias sumariales y el eventual pronunciamiento de los tribunales podr¨ªan invertir de signo la actual presunci¨®n de inocencia que protege a sus guardianes. Sosi¨¦guense el ministro del Interior y aquellos de sus colegas de Gobierno que muestran ahora una hip¨®crita indignaci¨®n ante el hecho de que otros ciudadanos sigan manejando todav¨ªa las hip¨®tesis que les impidieron conciliar el sue?o durante m¨¢s de dos semanas. El Defensor del Pueblo, que levant¨® acta de las irregularidades cometidas en el cuartel de Intxaurrondo al aplic¨¢rsele la ley antiterrorista al desventurado Zabalza, y el fiscal general del Estado, que se mostr¨® muy cauto al pronunciarse sobre el caso, no son amigos de los asesinos, torturadores y extorsionistas de las bandas terroristas, aunque as¨ª lo insin¨²e el ministro Barrionuevo.
El fr¨ªo asesinato del general Atar¨¦s indica la voluntad de ETA de regresar a los viejos planteamientos de provocaci¨®n criminal y de manipulaci¨®n de sentimientos que alimentaron su estrategia durante la d¨¦cada de los setenta y comienzos de los ochenta. Se trata, en ¨²ltima instancia, de utilizar los errores del Gobierno democr¨¢tico para relanzar una ofensiva de terror que ponga de nuevo en marcha la espiral de la violencia, organice movilizaciones sociales de adhesi¨®n o de protesta, frene la reinserci¨®n social de presos y exiliados, enfrente al PNV y al Gobierno de Vitoria con el PSOE y con el Gobierno de Madrid y aumente el distanciamiento entre la sociedad vasca y las instituciones democr¨¢ticas. Que los terroristas respondan a la muerte de origen incierto de Mikel Zabalza con el asesinato del general Atar¨¦s muestra la profundidad de su degradaci¨®n pol¨ªtica y moral, pero no autoriza a los medios oficiales a preparar las condiciones psicol¨®gicas para linchar a quienes discrepen de sus planteamientos sobre la lucha antiterrorista.
El Estado de Derecho no debe nunca utilizar ese infame lenguaje. Recordemos, por otro lado, que los atentados de los Grupos Antiterroristas de Liberaci¨®n (GAL) contra dirigentes, militantes o simpatizantes de ETA con residencia en Francia no han hecho sino contribuir a esa envilecida t¨¢ctica de enfrentar c¨¢daveres frente a cad¨¢veres. Las sangrientas aplicaciones de la ley del Tali¨®n no s¨®lo resultan incompatibles con los supuestos eticopol¨ªticos sobre los que descansa una sociedad civilizada, sino que, adem¨¢s, act¨²an como balones de ox¨ªgeno para las debilitadas estructuras del terrorismo. La amenazada unidad pol¨ªtica y organizativa de los violentos y la socavada solidaridad emocional para su causa de significativos sectores de la comunidad nacionalista, dos hechos indiscutibles hasta la muerte de Zabalza, recibir¨ªan una ayuda inestimable de sucesos externos que pusieran en duda el correcto funcionamiento de las instituciones democr¨¢ticas. Porque la tolerancia gubernativa hacia las torturas, la pr¨¢ctica de represalias generalizadas a cargo de incontrolados (como ocurri¨® el pasado domingo en Pamplona) o declaraciones como las realizadas ¨²ltimamente por el torp¨ªsimo Barrionuevo trabajan en favor del terrorismo.
Era una opini¨®n generalizada que ETA pasaba por sus horas m¨¢s bajas. La colaboraci¨®n de las autoridades francesas hab¨ªa dispersado el grupo dirigente de la banda terrorista, reducido en grado notable la impunidad con que sus miembros se mov¨ªan en el santuario transpirenaico y mermado su capacidad operativa para la destrucci¨®n y la muerte. La reinserci¨®n social de la plana mayor de ETA Pol¨ªtico-militar y de algunas personalidades de ETA Militar, tan prestigiosas como Yoyes, hab¨ªa desactivado parcialmente la eficacia emotiva del principio de solidaridad con los presos y los exiliados, ganando seguidores para la democracia y dividiendo a los violentos. La menor potencialidad desestabilizadora de los atentados terroristas y el arraigo de las instituciones vascas de autogobierno limitaba considerablemente el margen de maniobra de ETA y aumentaba su aislamiento social.
Cabe temer que la muerte de Zabalza, las paranoicas reacciones del Gobierno socialista ante el descubrimiento de su cad¨¢ver y el asesinato del general Atar¨¦s detengan o incluso inviertan esa tendencia. Al Gobierno se le ha ido de las manos, y en el espacio de un mes, todo el proceso pol¨ªtico del Pa¨ªs Vasco.
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