El hist¨®rico del tango Osvaldo Pugliese celebra su cumplea?os en el Col¨®n, de Buenos Aires
El pianista argentino Osvaldo Pugliese, el ¨²ltimo de los compositores hist¨®ricos del tango, se present¨® en el c¨¦lebre teatro Col¨®n, de Bueno Aires, por ¨²nica vez, la noche del jueves, tras la huelga de los obreros y empleados municipales, que demor¨® una semana el esperado concierto. El p¨²blico que colmaba la sala despidi¨® con una ovaci¨®n de 10 minutos y cantando el Feliz cumplea?os al maestro, que acaba de cumplir 80 a?os Toda la actuaci¨®n de Pugliese y su orquesta fue seguida en medio de una honda y conmovedora emoci¨®n.
Luego de la lectura de un poema a cargo del actor Luis Brandoni, cuando la intensa luz de un reflector acompa?¨® el ingreso del m¨²sico, una estela de rosas rojas sigui¨® sus pasos sobre el escenario. Esa flor, la rosa roja, arrojada desde los palcos y la platea, era el s¨ªmbolo con que el p¨²blico recordaba los a?os en que Pugliese era perseguido y detenido por su militancia comunista. Durante la represi¨®n, la orquesta no suspend¨ªa sus contra tos y tocaba sin ¨¦l, pero sobre el piano cerrado alguien colocaba siempre -sin dar explicaciones- una rosa roja.Pugliese se sent¨® al piano y la orquesta a r¨ªo e concierto con el tango Arrabal, sigui¨® luego con Los mareados, Despu¨¦s, Quinto a?o, Chacabuqueando -compuesto por su primer bandone¨®n, Roberto ?lvarez-, A Evaristo Carriego, Melod¨ªa de arrabal, Almagro y concluy¨® la primera parte con Recuerdo, de propio Osvaldo Pugliese. Durante la segunda ejecut¨® otros nueve temas: Chiqu¨¦, Copacabana, La canci¨®n de Buenos Aires, C¨¢ntame una historia, Protocoleando, Mala junta, Milonga para Gardel, Desde el alma y La Beba -tango que dedic¨® a su hija Beba Pugliese-, entre las ovaciones y gritos del p¨²blico, que permanec¨ªa de pie y coreaba alguno de los tangos junto a los cantores de la orquesta, Adri¨¢n Guida, un joven de 20 a?os, y Abel C¨®rdoba. La formaci¨®n actual de la orquesta se integra con Roberto ?lvarez, Alejandro Prevignano y Fabio Lapinta, en bandoneones; Osvaldo Monterde, Fernando Rodr¨ªguez, Diego Lerendegui y Gabriel Rivas, en violines; Merei Brain, en viola, y Am¨ªlcar Tolosa, en contrabajo, adem¨¢s de Pugliese en el piano. 'La Yumba' Cuando ya se acercaba el final y a¨²n no hab¨ªa tocado su famoso tango La mariposa, que fue reservado para los bises, un estent¨®reo grito desde los palcos altos, en me dio de una isla de silencio, le record¨® la falta: "iOsvaldo, si toc¨¢s La mariposa, me afilio al partido comunista.".
Un p¨²blico estimado en 5.000 personas, la mayor cantidad que se recuerda en el teatro Col¨®n, dedicado habitualmente a la l¨ªrica y con aforo para 3.500 espectadores, agot¨® las localidades el mismo d¨ªa que se pusieron a la venta. A la hora de la funci¨®n rebasaron los controles y se colmaron hasta los pasillos de la platea y de los palcos. Actores, periodistas, m¨²sicos, funcionarios y la hinchada de la orquesta -es la ¨²nica que tuvo siempre un grupo numeroso de fan¨¢ticos que la sigui¨® a todas partes- se mezclaban con cientos de personas llegadas del interior del pa¨ªs y de barrios alejados de la ciudad. La mayor¨ªa nunca hab¨ªa asistido al Col¨®n.
La emoci¨®n se termin¨® de quebrar en l¨¢grimas, aullidos, desmayos y gritos cuando un locutor anunci¨® que todos los ex m¨²sicos de la orquesta a¨²n vivos se sumar¨ªan a la formaci¨®n actual para tocar juntos La Yumba, el tema que distingue entre todos a la impar
orquesta de Osvaldo Pugliese.
Antes de iniciar la ejecuci¨®n, ante el p¨²blico puesto de pie, Pugliese agradeci¨® a todos quienes le acompa?aron a lo largo de su extensa trayectoria art¨ªstica y dedic¨® La Yumba a la memoria de su madre: "Cuando yo era chico y aprend¨ªa una melod¨ªa en el piano, ella se asomaba desde la cocina y me gritaba: ?al Col¨®n, al Col¨®n!". Son¨® entonces La Yumba y todo el tango entr¨® por fin al Col¨®n.
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