No estamos ya solos
Acceder, con plenos derechos y obligaciones, a las Comunidades Europeas -es decir, a la CEE, a la CECA y al EURATOM- ha constituido el prop¨®sito general de los espa?oles durante muchos a?os. Cuando estas l¨ªneas salgan a la luz p¨²blica ese deseo generalizado entre nosotros ser¨¢ ya una realidad. Espa?a es miembro a parte entera del ambicioso proyecto comunitario. Como naci¨®n, entiendo que iniciamos la escritura de una p¨¢gina nueva de nuestra historia. Ahora, ya sin ninguna vacilaci¨®n, podremos celebrar el acontecimiento que supone el final definitivo de nuestro aislamiento internacional varias veces secular.Llev¨¢bamos los espa?oles varios siglos encerrados en nuestra casa. Hab¨ªamos intentado primeramente cerrar nuestras puertas y ventanas a todo cuanto nos llegara de fuera, luchando por inventarnos un universo propio, convencidos de que est¨¢bamos en posesi¨®n de verdades absolutas. La realidad hist¨®rica se encarg¨® de demostrarnos cruelmente que no eran ¨¦sos los caminos correctos, que el mundo universo es uno aunque tratemos de escindirlo en varios y que la integraci¨®n, por encima de las fronteras nacionales, es la f¨®rmula m¨¢s conveniente para progresar y mejorar el bienestar de todos. Los avances de las t¨¦cnicas y de las tecnolog¨ªas abren todos los d¨ªas nuevas v¨ªas de comunicaci¨®n y de entendimiento. Y hoy sabemos que los grandes problemas del mundo s¨®lo pueden resolverse de manera duradera y pac¨ªfica mediante el di¨¢logo y la cooperaci¨®n.Todos, en mayor o menor medida, somos conscientes de lo costoso y largo que ha sido para nuestro pa¨ªs conseguir su plena participaci¨®n en el proyecto de integraci¨®n europea que los fundadores de la Comunidad pusieron en marcha hace ya tres largas d¨¦cadas. Hoy podemos comprobar palpablemente, no s¨®lo que los esfuerzos no han sido in¨²tiles, sino tambi¨¦n algo que quiz¨¢ sea a¨²n m¨¢s importante para nosotros: que cuando nuestro pa¨ªs lucha paciente y tenazmente por algo que estima necesario, acaba consigui¨¦ndolo. Entiendo que es quiz¨¢ ¨¦sta la primera reflexi¨®n que debemos hacernos hoy los espa?oles. Y digo que debi¨¦ramos hacernos esta primera reflexi¨®n porque ello, como tantas otras cosas en estos ¨²ltimos a?os, deber¨ªa sernos de gran utilidad para devolvernos, a todos y a cada uno, la confianza en nuestra propia capacidad como espa?oles.Al participar en las Comunidades Europeas asumimos, por tanto, un gran reto y una gran responsabilidad. Y esto deben saberlo no s¨®lo los dirigentes sino todos los espa?oles. Participar en la construcci¨®n europea implica un esfuerzo todav¨ªa mayor que el que ven¨ªamos realizando hasta ahora. De aqu¨ª en adelante Espa?a tiene voz y voto en todas y cada una de las instituciones comunitarias. Eso significa que a partir de este momento tenemos que seguir haciendo bien las cosas dentro de nuestra casa, tenemos que pisar el acelerador y aprender y comprender lo que se ha hecho en la Comunidad Europea desde que fue fundada y tenemos que estar permanentemente en forma para responder y aportar nuestro grano de arena a los sucesivos problemas que plantea el avance de la integraci¨®n europea. Quiero decir con todo esto que no basta, ni mucho menos, con haber negociado y firmado un tratado de adhesi¨®n, algo as¨ª como unas condiciones para tomar un tren en marcha sin que haya que lamentar accidentes. Es que, ahora, participamos ya en la conducci¨®n de ese tren, y es un oficio, el de maquinista, en el que hay que ser experto y que exige desvelos permanentes para hacerlo bien.
Responder al reto
Yo estoy seguro de que los espa?oles, somos suficientemente capaces de realizar ese triple esfuerzo; que, desde las autoridades hasta el m¨¢s humilde ciudadano, este pa¨ªs tiene arrestos y es capaz de responder al reto europeo. Creo tener sobrada conciencia de que esa respuesta no es f¨¢cil y va a exigirnos sacrificios. Pero, en contrapartida, sabemos que no estamos ya solos, sabemos que la construcci¨®n europea es un ejercicio permanente de solidaridades entre los 12 Estados que la configuran a partir de hoy mismo, y que, si hasta ayer estuvimos te¨®ricamente aislados, a partir de hoy compartiremos penas y alegr¨ªas. Muchos de nuestros problemas comenzar¨¢n a resolverse quiz¨¢ en su verdadero contexto, el de la integraci¨®n.Y me estoy refiriendo a la lucha contra el paro, a la mejora del nivel de vida de los ciudadanos y de las condiciones de trabajo en las f¨¢bricas; me refiero tambi¨¦n a los controles de calidad en los alimentos, en la atenci¨®n sanitaria, en los equipamientos p¨²blicos en general.No quiero decir que ellos, los otros pa¨ªses comunitarios, nos vayan a hacer las cosas. Todo o casi todo tenemos y habremos de hacerlo nosotros con nuestro esfuerzo.
Pero disponemos, eso s¨ª, de una malla jur¨ªdica, de normas legales, extraordinaria, que iremos aplicando tambi¨¦n en nuestra casa y que debe aseguramos determinadas garant¨ªas para conseguir un progreso m¨¢s acelerado hacia nuevas cotas de bienestar y de funcionamiento en general. La cooperaci¨®n y coparticipaci¨®n en proyectos de alta tecnolog¨ªa y la posibilidad de acceder a nuevos y grandes mercados de producci¨®n y de consumo ser¨¢n alicientes suplementarios, sin duda, para el ingenio y la capacidad emprendedora de nuestro pa¨ªs. Hoy empezamos a escribir, como dec¨ªa antes, una nueva p¨¢gina de nuestra historia. Lo que en esa p¨¢gina lean el d¨ªa de ma?ana las generaciones de j¨®venes europeos que sucedan a las nuestras depende exactamente del esfuerzo que nosotros hagamos ahora y en los a?os venideros.
es comisario de la CEE.
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