Una noche de buena danza
El segundo programa de temporada del Ballet Cl¨¢sico ha sido una oferta no menos compleja que la primera, pero donde se ha visto mejor, m¨¢s c¨®moda, con el baile muy fluido y correcto, quiz¨¢ en parte porque est¨¦n m¨¢s equilibradas las partes en cuanto a exigencia y calidad. Hemos visto una buena funci¨®n de ballet. La joven troupe espa?ola empieza a conocer bien a Balanchine, teniendo acierto al asumir piezas neocl¨¢sicas. Repetidores de lujo como Patricia Neary o John Prinz han dejado su saber a estos int¨¦rpretes, pues ellos hab¨ªan obtenido de primera mano los preceptos de esa corriente. Concerto barocco se estren¨® en Nueva York en 1940; 11 a?os mas tarde el propio Balanchine lo repone en su versi¨®n definitiva, despoj¨¢ndolo de telones pintados y trajes vistosos para recalcar la esencialidad que respira la coreograf¨ªa misma; fiel a sus postulados, elabor¨® un seguimiento creativo de la partitura balanchineana con un plan purista donde no tienen cabida accesorios, expresiones o an¨¦cdota. Ayer fue lo mejor de la noche: danza pura bien hecha.Percusi¨®n para seis hombres es un reto. De concepto ecl¨¦ctico y apelando a un registro de fuerte din¨¢mica, es un ballet complejo. Los bailarines se entregaron al m¨¢ximo y el resultado fue satisfactorio, quedando a muy buena altura, si exceptuamos algunos momentos inseguros de Daniel Alonso. Es una demostraci¨®n del nivel adquirido en estos a?os por el cuerpo de baile masculino. Castilla y Franco destacaron en sus solos.
Ballet Nacional de Espa?a
(Cl¨¢sico).Segundo programa: Concerto barocco, J. S. Bach-Balanchine; Nocturno, Dvorak-Barra; Percusi¨®n para seis hombres,Gurst-Nebrada; Don Quijote (pas de deux), Minkus-Petipa; Voluntaries, Poulenc-Tetley. Teatro de la Zarzuela. Madrid, 4 de enero.
Nocturno se estrena guarnecido por escenario, luces y vestuario de primera calidad. Elena Figueroba hizo gala de su temperamento, logrando convencer con su danza, pero la pieza es trivial en s¨ª misma, queda inconclusa. No es un paso a dos terminado: faltan las variaciones de rigor para que los bailarines se muestren por separado, y su tono, aunque hermosamente presentado, es demasiado igual de principio a fin.
Don Quijote es uno de los fragmentos universales del ballet. Su pervivencia se explica por dos razones: las exigencias de virtuosismo y su color estil¨ªstico. Petipa lo cre¨® en 1869 sobre una m¨²sica encargada a Minkus. Lo que actualmente vemos en escena corresponde, con ligeras modificaciones de ocasi¨®n, a una s¨ªntesis rescatada en la hist¨®rica revisi¨®n de Anatol Obulchov. Los personajes, Quiteria -o Kitri- y Basilio, poco tienen que ver con los originales cervantinos. Es uno de esos momentos de ballet que Petipa acostumbraba intercalar, pero independientes de la acci¨®n dram¨¢tica, donde concentr¨® todo su genio coreogr¨¢fico. Lynne Charles posee una fuerte t¨¦cnica (con unos pies privilegiados) y la despleg¨® con seguridad y dominio.
Voluntaries es una de las pocas creaciones que a¨²nan con efectividad y belleza el lenguaje acad¨¦mico con elementos de la danza moderna. Este resultado feliz tiene su raz¨®n de ser en que Glen Teltey, su creador, hizo convivir en su etapa formativa las ense?anzas de ambas tendencias de modo tal que en su trabajo hay un enlace profundo de las tan diferentes t¨¦cnicas y no una vulgar injerencia de estilos. La presentaci¨®n espa?ola recoge fielmente la intenci¨®n original, aunque necesita sutiles precisiones, como en ese acento alto que debe ser m¨¢s a¨¦reo, de una poes¨ªa elevada e intencional. En ballet, nunca la primera noche es la mejor, y esto debe ser tenido en cuenta. A medida que un programa se representa adquiere perfecci¨®n, y esa maduraci¨®n frente al p¨²blico pule el efecto final. As¨ª pasar¨¢ seguramente con lo visto en el escenario de la Zarzuela, donde para tan buen y alentador resultado ha contribuido eficazmente toda una infraestructura t¨¦cnica que se adivina capaz, como en los vestuarios de cuidado dise?o y realizaci¨®n (recordar el tou-tou de la se?ora Charles). Menci¨®n aparte merece Gerlache, que con la luz de color y los efectos espectrosc¨®picos ha creado un marco adecuado para cada pieza. La orquesta ha estado, si tal cosa fuera posible, peor que en el primer programa. Sin ayudar o simplemente corresponder a baile y bailarines, en un gesto ego¨ªsta personificado en su director, tocando para s¨ª (el ejemplo m¨¢s lamentable: arruinarle variaci¨®n y coda a la estrella en Don Quijote), olvidando que los protagonistas est¨¢n sobre las tablas y no en el foso. A pesar de todo, se puede asegurar que esta funci¨®n es lo mejor y m¨¢s depurado que ha realizado la compa?¨ªa desde su fundaci¨®n. Un buen camino fruto de la constancia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.