S¨®lo los ind¨ªgenas pueden poseer tierras en Vanuatu
A los cinco a?os de conquistar su independencia, Vanuatu (las antiguas Nuevas H¨¦bridas, 80 islas e islotes en el Pac¨ªfico sur) persiste en buscar su propia v¨ªa hacia el progreso: mejorar las condiciones de vida de sus habitantes sin renunciar al mantenimiento de sus tradiciones melanesias ni tampoco a la cr¨ªtica, a veces amarga, de la pol¨ªtica de las potencias extranjeras que le proporcionan buena parte de la ayuda econ¨®mica que tanto necesita. Estos cinco a?os han visto disminuir el d¨¦ficit comercial y, sobre todo, han servido para imbuir entre los habitantes la conciencia de formar parte de un mismo pa¨ªs.
Es interesante comprobar el orgullo nacional desarrollado entre los ind¨ªgenas de este Estado extraordinariamente joven, que pr¨¢cticamente no tuvo conciencia de unidad hasta la hora de luchar por su independencia, que obtuvo el 30 de julio de 1980. Tradicionalmente, el arhipi¨¦lago estaba habitado por tribus independientes, que manten¨ªan espor¨¢dicos contactos y guerras con sus vecinos, pero que en ning¨²n momento estaban subordinadas a una autoridad superior. La existencia de tales contactos, incluso los de mero intercambio comercial, estaba dificultada sobremanera por la falta de un idioma com¨²n.En la actualidad se han identificado nada menos que 108 lenguas nativas y vivas, si bien el bislama -especie de ingl¨¦s simplificado con incrustaciones francesas y espa?olas sobre una base gramatical melanesia- se est¨¢ expandiendo r¨¢pidamente como lengua de comunicaci¨®n entre los 125.000 habitantes, del arhipi¨¦lago.
No hay televisi¨®n
Desde un punto de vista europeo, el pa¨ªs es pobre, incluso muy pobre. No hay que buscar aqu¨ª estad¨ªsticas sobre el n¨²mero de televisores u otros bienes de consumo por habitante, porque sencillamente no hay televisi¨®n y los bienes de consumo est¨¢n limitados a una exig¨¹a minor¨ªa -b¨¢sicamente la poblaci¨®n de origen europeo- concentrada en la capital, Vila. Pero si se consideran patrones de medida tercermundistas, habr¨¢ que reconocer que Vanuatu tiene un nivel de vida aceptable e incluso alto: aqu¨ª no hay hambre, ni fr¨ªo, ni mendigos por la calle. Sin duda, esto se debe en buena parte al clima tropical, con sol y lluvia abundantes a lo largo de todo el a?o, y a la riqueza del suelo volc¨¢nico. Pero, adem¨¢s de la benevolencia de la naturaleza, el sistema de propiedad de las tierras es sin duda otro factor importante en la ausencia de hambre en el pa¨ªs.
Seg¨²n la Constituci¨®n, ¨²nicamente los ind¨ªgenas pueden tener bienes ra¨ªces. Los no ind¨ªgenas s¨®lo pueden aspirar a alquileres m¨¢s o menos largos, garantizados por el Gobierno. Por ello, en el momento de la independencia, se suprimieron de un plumazo los controvertidos t¨ªtulos de propiedad de las plantaciones de cocoteros dirigidas por europeos, franceses en casi su to talidad. Seg¨²n los ind¨ªgenas, estas tierras nunca hab¨ªan sido vendidas, sino ¨²nicamente cedidas a t¨ªtulo temporal, pues el concepto de venta de la tierra familiar no existe en la cultura melanesia.
Agricultura de subsistencia
Esta medida de devolver las tierras a sus propietarios tradicionales provoc¨® el ¨¦xodo de numerosos colonos y deterior¨® considerablemente el establecimiento de un clima de confianza para promover la inversi¨®n extranjera en el pa¨ªs. Sin embargo, parece evidente que sent¨® las bases para el mantenimiento de la tradicional agricultura de subsistencia de los vahuatuanos. De hecho, pr¨¢cticamente no hay familia que no tenga un pedazo de tierra donde cultivar un huerto.
En la actualidad, s¨®lo se explota el 50% de la tierra cultivable. Por una parte, falta mano de obra para cultivar el resto; por otra, no existe entre los vanuatuanos ning¨²n inter¨¦s en acumular riqueza. Para ellos, el cultivo de la tierra tiene el objetivo b¨¢sico de cubrir sus propias necesidades alimenticias. S¨®lo los poblados cercanos a las dos ¨²nicas ciudades del archipi¨¦lago producen algunos excedentes para abastecerlas. Debe tenerse en cuenta, adem¨¢s, que la dificultad de comunicaciones y transporte impide la producci¨®n de excedentes de productos perecederos como frutas y hortalizas.
Sus necesidades pecuniarias las satisfacen los vanuatuanos mediante la producci¨®n de copra, principal fuente de divisas del pa¨ªs. La copra es la carne seca del coco y se utiliza en diversos pa¨ªses europeos para la elaboraci¨®n de jabones y art¨ªculos de perfumer¨ªa.
En los ¨²ltimos a?os se est¨¢ desarrollando la ganader¨ªa vacuna, especialmente en las islas de Efate y Esp¨ªritu Santo, las ¨²nicas con comunicaci¨®n regular con el extranjero. Introducida en un principio con la ¨²nica finalidad de mantener limpias de malas hierbas las plantaciones de cocoteros, en la actualidad Vanuatu ha conseguido exportar carne al exigente mercado japon¨¦s.
Junto a esta econom¨ªa, b¨¢sicamente de subsistencia, que ocupa al 80% de la poblaci¨®n, existe un incipiente turismo -su desarrollo se ve frenado por la falta de infraestructura- y un centro financiero internacional basado en la ausencia de impuestos en el pa¨ªs. El Gobierno promueve la presencia nominal de empresas multinacionales y algunas navieras extranjeras abanderan sus buques aqu¨ª.
Posible presencia sovi¨¦tica
Este inter¨¦s en atraer capital internacional contrasta con la desconfianza mostrada desde el Gobierno hacia los no ind¨ªgenas. Parece existir entre los nativos una verdadera necesidad psicol¨®gica en no perder -o mejor dicho, conseguir- el control sobre todos los asuntos del pa¨ªs. Despu¨¦s de 70 a?os de condominio franco-brit¨¢nico en que los vanuatuanos no ten¨ªan ni voz ni voto, el Gobierno no parece dispuesto a dejar la econom¨ªa del pa¨ªs en manos extranjeras. A este respecto, la legislaci¨®n exige que determinadas empresas tengan una participaci¨®n m¨ªnima de ind¨ªgenas, distinguiendo para ello entre ind¨ªgenas y nacionales vanuatuanos de origen extranjero. A pesar de estas precauciones, la industria tur¨ªstica est¨¢ casi exclusivamente en manos de capital australiano y japon¨¦s.
Paralelamente, en los pr¨®ximos, meses Vanuatu afrontar¨¢ la decisi¨®n de abrir o no sus aguas a los pesqueros sovi¨¦ticos. En un principio, el Gobierno parece ver con buenos ojos la propuesta sovi¨¦tica, consistente en pagar un canon por sus derechos de pesca en la zona econ¨®mica mar¨ªtima de Vanuatu y uso de sus puertos. Una propuesta: similar ha sido ya aceptada por la vecina Kiribati, y el Gobierno de Vila analiza actualmente el funcionamiento de este acuerdo antes de adoptar su decisi¨®n. Washington ha dejado muy claro a las autoridades de Vila que ver¨ªa con muy malos ojos la presencia de barcos sovi¨¦ticos en el Pac¨ªfico sur. Sin embargo, el Gobierno de Vanuatu no se ha distinguido hasta ahora por dejarse someter f¨¢cilmente a las presiones internacionales.
Buena prueba de ello es su actitud extraordinariamente cr¨ªtica a la pol¨ªtica francesa en la regi¨®n, a pesar de que la ayuda a fondo perdido de Par¨ªs constituye una parte sustancial del presupuesto del pa¨ªs.
Contra los franceses
Las autoridades de Vila no s¨®lo son contrarias a la permanencia francesa en Nueva Caledonia -Vanuatu ha actuado de portavoz del Frente de Liberaci¨®n Canaco Socialista en diversos focos internacionales-, sino tambi¨¦n a la existencia del Centro de Experimentaci¨®n Nuclear franc¨¦s en la Polinesia. Y hace s¨®lo unas semanas el primer ministro, Walter Lini, se ha negado rotundamente a firmar el Tratado de Desnuclearizaci¨®n del Pac¨ªfico Sur, propuesto por Australia y aprobado por la mayor¨ªa de pa¨ªses de la regi¨®n, por considerar que tal tratado ser¨ªa mero papel mojado mientras los Estados de la zona, empezando por la misma Australia, no se declaren zona no nuclear.
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