Acotaciones a un art¨ªculo desestabilizador
"No es bueno que Marcelino est¨¦ solo", dijo Dios. Y cre¨® a Juli¨¢n Ariza. Nada tendr¨ªamos que objetar a esta decisi¨®n hist¨®rica si no fuese porque, no contento con crear a Juli¨¢n, el m¨¢ximo Hacedor lo designaba secretario de Relaciones Unitarias, Pol¨ªticas e Institucionales de CC OO.En sus idas y venidas por el Ed¨¦n vio de todo, hizo de casi todo y prob¨® todos los frutos, incluso los prohibidos. Perdi¨® la inocencia, como era de esperar, pero perdi¨® tambi¨¦n la memoria. Ello es particularmente grave, pues abandonar la inocencia es un s¨ªntoma inevitable de madurez, de experiencia. Pero perder inocencia y memoria suele llevar a otros derroteros. Es posiblemente esa falta de memoria la que ha llevado al se?or Ariza a reunir tantos dislates en un solo art¨ªculo.
Habla Ariza de c¨®mo durante toda la transici¨®n, EE UU, la socialdemocracia alemana y los poderes f¨¢cticos del Estado espa?ol van concretando el modelo pol¨ªtico y sindical. Ya empiezan a desestabilizar a CC OO, lo cual puede aceptarse como verdad. Bien es cierto que a CC OO la desestabilizan "con la t¨¢ctica del palo y la zanahoria", coincidiendo que en aquellos tiempos hab¨ªa m¨¢s zanahorias que palos. Eran los tiempos en que para la CNT s¨®lo hab¨ªa palos y ninguna zanahoria.
Por supuesto, los palos externos no hunden por s¨ª solos a ninguna organizaci¨®n. Por esta raz¨®n, cuando CNT pas¨® de 300.000 afiliados reci¨¦n reconstruida (a?o 1977) a 60.000 (1979) no se nos ocurri¨® echar la culpa a CC OO o a la CSUT. ?ramos conscientes de que el caso Scala hab¨ªa sido un gran palo externo, pero sab¨ªamos tambi¨¦n que la ideologizaci¨®n de nuestros sindicatos, cuyo punto ¨¢lgido fue la marginaci¨®n de las elecciones sindicales, hab¨ªa sido el factor decisivo de nuestra p¨¦rdida de influencia.
Curiosamente, hac¨ªamos un an¨¢lisis m¨¢s marxista en el sentido de interpretar la realidad cient¨ªficamente que el realizado por un comunista como Juli¨¢n Ariza. Nuestra conclusi¨®n fue reconsiderar nuestra acci¨®n sindical y orientarla en el sentido de hacer compatible la honradez con la eficacia, los principios con las t¨¢cticas.
El colmo del idealismo
Se queja Ariza de que a partir del rechazo del AES se desencadenan abiertamente las hostilidades: el Gobierno toma decisiones de gran importancia sin o¨ªrlos, se quitan competencias a ciertos organismos p¨²blicos con participaci¨®n sindical... ?De qu¨¦ se queja, se?or Ariza? Hace ya muchos a?os que a CNT no la reciben los ministros, que nos expulsan de reuniones, que nos ocultan informaci¨®n... No hemos firmado ning¨²n pacto a espaldas de los trabajadores, claro. Nosotros sab¨ªamos desde hace bastante tiempo que eso es importante para decidir la actitud de un Gobierno y de una patronal. Vosotros, en el colmo del idealismo, quer¨ªais no firmar y seguir con el mismo trato que UGT. Pero eso no es posible. No vamos a discutir si es positivo o negativo. Las cosas, simplemente, son como son. Y una organizaci¨®n, cuando toma una decisi¨®n de ese calibre, debe valorar.
No podemos pasar por alto aqu¨ª la parte de culpa que hab¨¦is tenido los dirigentes de CC OO en marginar a CNT de una buena cantidad de reuniones, negociaciones, etc¨¦tera. Nunca es tarde para aprender que el que siembra vientos est¨¢ muy expuesto a recoger tempestades.
Os han dicho que os van a descontar de la subvenci¨®n econ¨®mica las deudas que ten¨¦is contra¨ªdas con el Estado. Eso tambi¨¦n forma parte de la operaci¨®n de desestabilizaci¨®n. Estoy seguro que te gustar¨ªa ojear los presupuestos de CNT. Cualquier observador imparcial no puede menos que quedar asombrado al ver que se reparten miles de millones a determinados sindicatos, mientras en nuestras cuentas no se conocen los n¨²meros de nueve cifras. Aqu¨ª continuamos, a pesar de todo. Dispuestos a dar la batalla en nuestro terreno: la defensa de los intereses obreros.
Ahora se ha dado cuenta el se?or Ariza de que hay que desentra?ar qu¨¦ supone la pol¨ªtica de pactos en cuanto a condicionante de la actividad sindical. Descubre que el centro de trabajo debe ser potenciado como eje de la acci¨®n sindical. Hace ya mucho tiempo que CNT comprendi¨® que hab¨ªa que centrar la lucha sindical en el centro de trabajo. Y es que hace ya mucho tiempo que existe una legislaci¨®n y un estilo de negociaci¨®n que nos condiciona en ese sentido. Ariza no se ha dado cuenta hasta ahora porque antes estaba muy ocupado firmando esos pactos que a los dem¨¢s nos hac¨ªan aparecer como radicales.
Sinceramente, estamos muy contentos de tener a CC OO como compa?eros (casi siempre lo hemos sido en las empresas). Es positivo para los trabajadores que haya un sindicato m¨¢s en la lucha cotidiana y un sindicato menos en los cambalaches de la CEOE y el Gobierno.
Podemos coexistir (CC 00 y CNT) perfectamente. Tenemos muchas tareas que realizar conjuntamente siguiendo el ejemplo del 20 de junio. Y usted, secretario de Relaciones Unitarias, deber¨ªa saber que en nada ayuda a esa colaboraci¨®n itnersindical afirmar que el Gobierno va a devolver su patrimonio hist¨®rico a CNT para desestabilizar a CC OO. La conclusi¨®n l¨®gica de su insinuaci¨®n es que el patrimonio de CNT deber¨ªa ser dado a CC OO (?).
Es cierto, como usted afirma, que el patrimonio acumulado ha sido escamoteado, pero no es cierto que CC OO no ha sido de las organizaciones menos perjudicadas. Datos recogidos por Rodolfo Serrano en febrero de 1985 pon¨ªan de manifiesto que CC OO hab¨ªa recibido 52.168 metros cuadrados repartidos en 121 locales. "Curiosamente", explica el periodista, "este sindicato surgi¨® a primeros de los sesenta, goza de 11 inmuebles (4.168 metros cuadrados) que proceden del patrimonio hist¨®rico". Algunos de ellos, para mayor claridad, son de CNT.
Esperamos que la l¨®gica de los acontecimientos lleve a CC OO a profundizar en sus posiciones actuales de abandono de la pol¨ªtica de pactos, permitiendo una necesaria y eficaz coincidencia con CNT en la defensa de los trabajadores. Al fin y al cabo, CNT no es el enemigo de CC OO, ni viceversa.
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