Andr¨¦s Pujadas
El cochero de la carroza funeraria de Tierno sabe m¨¢s de carnavales y pel¨ªculas de acci¨®n que de entierros
ANNA GALCER?N, Andr¨¦s Pujadas, due?o del ¨²ltimo negocio de coches de caballos que sobrevive en Barcelona, no ten¨ªa pr¨¢ctica alguna en dirigir comitivas f¨²nebres cuando el pasado d¨ªa 21 condujo la majestuosa carroza que transportaba los restos mortales de Enrique Tierno. A sus 65 a?os, Pujadas Pedragosa mantiene, "por pura afici¨®n", el negocio de sus abuelos, en el que una docena de caballos espera ser enganchada a cualquiera de los 30 coches, la mayor¨ªa del siglo XIX, para pasearse por un carnaval, una procesi¨®n o una pel¨ªcula.
Su aspecto serio y corpulento y su pelo totalmente encanecido le hacen aparecer en medio de sus carrozas como un personaje de una pel¨ªcula de Bergman. Sus cocheras, ubicadas en el coraz¨®n del barrio barcelon¨¦s de Sants, son su santuario. En el almac¨¦n, que hace las veces de exposici¨®n, relucen los land¨®s, berlinas, faetanes, tonos y otros coches que han logrado sobrevivir al siglo XIX.Pujadas muestra los veh¨ªculos con orgullo y su meticulosidad le hace ver el desorden donde, aparentemente al menos, existe la armon¨ªa. Frente al almac¨¦n, una docena de caballos, cuidados por dos trabajadores, esperan inquietos la pr¨®xima salida: una fiesta de barrio, un carnaval, una feria, una procesi¨®n o una pel¨ªcula. "Hemos trabajado en casi todas las pel¨ªculas con caballos que se han rodado en Barcelona", explica Pujadas, que no puede recordar el nombre de los filmes en los que intervino junto con John Wayne, Errol Flynn o Claudia Cardinale.
La adustez y sobriedad de Pujadas cuando habla de su trabajo se convierte en alegres comentarios en sus encuentros con el vecindario. Este cochero de fiestas y de pel¨ªculas de acci¨®n resulta impermeable a las emociones: "Yo no pens¨¦ nada durante el trayecto, el entierro de Tierno fue un trabajo que me mandaron y que cumpl¨ª lo mejor que supe". Y no se permite ni el m¨¢s leve t¨®pico -"el homenaje de los catalanes al alcalde de Madrid"- que corean orgullosos algunos de sus vecinos. Pujadas calla significativamente, aunque sin concesiones. Para ¨¦l, Tierno tan s¨®lo era el alcalde de Madrid, pero el entierro le demostr¨® que era un personaje querido por todos.
Andr¨¦s Pujadas se traslad¨® el pasado d¨ªa 21 a Madrid, contratado por el propietario de la funeraria de Vic, para cuidarse de los correajes de enganche a la carroza que ¨¦ste envi¨®. Posteriormente, el Ayuntamiento de Barcelona facilit¨® una de las carrozas de su Museo de Pompas F¨²nebres que hab¨ªa sido propiedad del Ayuntamiento de Madrid, ciudad en la que se dej¨® de utilizar este tipo de veh¨ªculos en 1922, mientras que en Barcelona el servicio tirado por caballos sigui¨® 30 a?os m¨¢s. "El director del servicio de pompas f¨²nebres de Madrid me mand¨® que condujese el coche y yo obedec¨ª porque no era el momento ni de predicar ni de discutir", afirma Pujadas.
En aquella larga y compacta comitiva f¨²nebre, Pujadas no pens¨® nada, tan s¨®lo "en hacer bien mi trabajo": conducir seis caballos nerviosos por los aplausos de la multitud y por la actitud de los fot¨®grafos.
Pujadas ha compaginado la peque?a industria que iniciaron sus abuelos con el comercio de los jamones -"porque si hubiera tenido que vivir de los caballos, habr¨ªan comido ellos o nosotros"-, pero ahora s¨®lo mantiene las cocheras por vocaci¨®n, a la espera de que uno o dos de sus cuatro nietos sigan la tradici¨®n.
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