M¨¢s de 1,6 millones de personas han perdido su empleo en 1985 seg¨²n C¨¢ritas
En 1985 hab¨ªan sido expulsados del mercado de trabajo 1,6 millones de trabajadores, y m¨¢s de un mill¨®n de j¨®venes buscaban en ese mismo a?o su primer empleo, seg¨²n las conclusiones del simposio sobre el paro organizado por C¨¢ritas Espa?ola y clausurado ayer en Madrid por el cardenal Angel Suqu¨ªa, que hizo un llamamiento a todas las fuerzas sociales y pol¨ªticas para construir una sociedad en la que el individualismo sea sustituido por la justicia y la solidaridad.
La participaci¨®n de la Administraci¨®n en el simposio se limit¨® a una ponencia sobre mercado de trabajo en Espa?a, presentada por Antonio Garc¨ªa de Blas, director general de Pol¨ªtica Econ¨®mica, que provoc¨® un profundo malestar en los asistentes.Garc¨ªa de Blas abogaba en su intervenci¨®n por la flexibilidad en el mercado de trabajo como f¨®rmula para la creaci¨®n de empleo, mientras que el simposio en sus conclusiones se opone a la contrataci¨®n temporal porque "aunque supone un alivio a una situaci¨®n permanente de paro rompe una de las m¨¢s importantes conquistas del movimiento obrero y coloca a los trabajadores en situaci¨®n de inseguridad y dependencia, peor en algunos casos que las situaciones m¨¢s duras del capitalismo de la primera revoluci¨®n industrial".
Las ponencias, los posteriores coloquios y, sobre todo, las comunicaciones presentadas que parten de experiencias directas de las comisiones diocesanas de lucha contra el paro rezumaron una cierta dureza. Y aunque Eduardo Rojo, profesor de Derecho del Trabajo de la universidad de Barcelona, y el soci¨®logo Juan Garc¨ªa Nieto insistieran en que el mensaje final era de esperanza, lo cierto es que las propias conclusiones recogen un panorama desolador.
Las conclusiones del simposio parten de un an¨¢lisis de la sociedad en la que un "n¨²mero reducido de personas disfrutan de un trabajo estable y bien remunerado (...), mientras el resto se ve abocado a la inseguridad y a la precariedad". As¨ª, se indica que en 1985 1,6 millones de personas fueron expulsadas del mercado de trabajo y m¨¢s de un mill¨®n de j¨®venes buscaron su primer empleo. Todo ello inmerso en la idea de que el paro es inevitable y propio de una econom¨ªa de mercado. "El simposio", dice el texto final, "ha rechazado esta visi¨®n fatalista que no afronta el problema con profundidad".
En las conclusiones se recoge el criterio de que el pleno empleo, tal y como ha sido entendido hasta ahora, ha llegado a su fin. Y en esta l¨ªnea se apunta como propuesta la reducci¨®n de la jornada de trabajo y la supresi¨®n de las horas extras y el desempleo. Otras medidas por las que se pronuncia el simposio se refieren a la necesidad de negociar la introducci¨®n de nuevas tecnolog¨ªas, la planificaci¨®n democr¨¢tica de la econom¨ªa y la reconversi¨®n del seguro de desempleo en un salario social para los que no tienen trabajo.
Falta de sensibilidad
En los textos finales del encuentro se refleja una cr¨ªtica hacia la falta de sensibilidad demostrada por las fuerzas pol¨ªticas y sociales por el problema del paro. Respecto a la Administraci¨®n, se indica que "la dotaci¨®n presupuestaria para proyectos de ocupaci¨®n es escasa", y en cuanto a la iniciativa empresarial se subraya que se mueve fundamentalmente por el m¨¢ximo beneficio dejando de lado la rentabilidad social.A lo largo del simposio se presentaron experiencias y proyectos de creaci¨®n de empleo llevadas a cabo por distintos grupos de trabajo. Algunas de las ponencias, como la de Barcelona, muestran las repercusiones del paro en el ambiente familiar, con u?a constante com¨²n, la sensaci¨®n de angustia producida por el desempleo: "Mi marido y yo vivimos en una situaci¨®n de ansiedad y tensi¨®n constante". "Mi marido est¨¢ desesperado". "En algunos momentos la angustia nos asfixia". "Hemos pensado separarnos".
Las secuelas del paro, traducidas en alcoholismo, abandono familiar, prostituci¨®n y drogas aparecen en los distintas experiencias planteadas a lo largo de las jornadas.
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