El heredero agradece la adhesi¨®n del jefe del Gobierno
CAMILO VALDECANTOS, "Quiera Dios que este acto sencillo y emotivo sea el exponente de nuestra uni¨®n, a fin de que todos y cada uno, desde el puesto que nos corresponde, podamos cumplir nuestra misi¨®n en la paz, en la libertad y en la justicia para el engrandecimiento de nuestra patria". Con estas palabras finaliz¨® Felipe de Borb¨®n, en el palacio Real, un breve discurso, en el que agradeci¨® la adhesi¨®n del presidente del Ejecutivo. Despu¨¦s de que el Rey impusiese al Pr¨ªncipe el Gran Collar de la Orden de Carlos III, Felipe Gonz¨¢lez, en un breve parlamento, afirm¨®: "Esta Espa?a democr¨¢tica y libre apuesta hoy por su futuro constitucional en la persona de vuestra alteza real".
La ceremonia en el palacio Real se celebr¨® una vez concluido el acto de la jura en el Congreso de los Diputados, y consisti¨® en una recepci¨®n de los Reyes en la que estuvieron presentes entre 1.000 y 1.200 personas que en parte -Gobierno, altas autoridades y representaciones- hab¨ªan asistido a la ceremonia del Congreso.El resto eran representantes de estamentos profesionales, financieros, sociales y de la cultura; ex senadores de designaci¨®n real; amigos personales de los Reyes; compa?eros de estudios del Rey y del Pr¨ªncipe, alcaldes de las ciudades de las que el Pr¨ªncipe ostenta t¨ªtulos y una representaci¨®n del profesorado de la Academia General Militar, donde cursa estudios.
Asistieron tambi¨¦n los miembros del jurado del premio internacional a la libertad Pr¨ªncipe de Asturias, que se falla hoy en Oviedo. Entre otros, Kurt Waldheim, ex secretario general de la ONU; Edward Heath, ex primer ministro brit¨¢nico; y Simone Veil, que fue presidenta del Parlamento europeo.
El acto se inici¨® con la llegada de los Reyes, acompa?ados por el Pr¨ªncipe, las infantas Cristina y Elena y el padre del Rey, don Juan de Borb¨®n. La familia real se dirigi¨® a la c¨¢mara del palacio, donde esperaba el Gobierno en pleno. Tras la lectura del decreto de concesi¨®n del Gran Collar de la Orden de Carlos III, el presidente del Gobierno ley¨® un texto en el que expres¨®: "En mi nombre y en el del Gobierno de la naci¨®n, nuestra m¨¢s sincera felicitaci¨®n por el juramento que acab¨¢is de prestar como Pr¨ªncipe heredero de la Corona de Espa?a comprometiendo vuestra fidelidad a la Constituci¨®n y al Rey".
Felipe Gonz¨¢lez a?adi¨® que el Rey iba a imponer la "m¨¢xima condecoraci¨®n civil espa?ola en su grado superior, que el Gobierno", dijo, "a propuesta m¨ªa, y de conformidad con el sentir expresado por su majestad el Rey, tiene el honor de ofreceros en este d¨ªa hist¨®rico para vuestra alteza real y para Espa?a, en que alcanz¨¢is la mayor¨ªa de edad".
"Esta Espa?a democr¨¢tica y libre", a?adi¨® el presidente, "apuesta hoy por su futuro constitucional en la persona de vuestra alteza real. El 30 de enero de 1986 quedar¨¢ en la historia de Espa?a como una fecha especialmente solemne en el funcionamiento de nuestras instituciones constitucionales".
"Lealtad y simpat¨ªa"
Felipe Gonz¨¢lez concluy¨® su intervenci¨®n formulando, en su nombre y en el del Gobierno que preside, sus sinceros votos por la prosperidad y felicidad del "Pr¨ªncipe heredero y sucesor de Su Majestad el Rey don Juan Carlos I". "Vuestra alteza real", dijo, "sabe que cuenta con la lealtad y la simpat¨ªa del Gobierno".
Felipe Gonz¨¢lez tom¨® entonces el estuche que conten¨ªa la alta condecoraci¨®n y se lo entreg¨® al Rey, quien la impuso al Pr¨ªncipe. Don Felipe de Borb¨®n, tras saludar al Rey, recibi¨® dos besos de su padre.
El Pr¨ªncipe de Asturias tom¨® la palabra despu¨¦s y comenz¨® por se?alar: "En este d¨ªa, para m¨ª tan importante, cuando acabo de asumir el doble y permanente compromiso de mi fidelidad a la Constituci¨®n y al Rey; cuando he prestado, ante la representaci¨®n del pueblo espa?ol, el juramento que significa mi entrega absoluta al servicio de la patria; cuando est¨¢ viva en lo m¨¢s profundo de mi alma la emoci¨®n de unos momentos inolvidables, siento que esa emoci¨®n se aumenta al recibir ahora este Collar de Carlos III que tanto me honra y que agradezco tanto".
Uni¨®n
El heredero a?adi¨®: "No s¨®lo. representa para m¨ª una satisfacci¨®n inmensa el poder ostentar desde ahora tan preciada condecoraci¨®n, sino que valoro en cuanto significa que me haya sido impuesta por mi padre, su majestad el Rey, y que me sea ofrecida por el se?or presidente del Gobierno y por todos sus miembros, en un gesto de adhesi¨®n a la instituci¨®n que tiene en mi persona, como sucesor de la Corona de Espa?a, el signo de la permanencia y de la continuidad".
El Pr¨ªncipe concluy¨® con estas palabras: "Muchas gracias, majestades; muchas gracias, se?or presidente del Gobierno y se?ores ministros, y quiera Dios que este acto sencillo y emotivo sea el exponente de nuestra uni¨®n, a fin de que todos y cada uno, desde el puesto que nos corresponde, podamos cumplir nuestra misi¨®n en la paz, en la libertad y en la justicia para el engrandecimiento de nuestra Patria".
Continuidad din¨¢stica
Concluido el discurso, la Reina se acerc¨® al Pr¨ªncipe y le bes¨®; lo mismo hicieron sus hermanas, y su abuelo, don Juan de Borb¨®n.
El pr¨ªncipe Felipe se dirigi¨® hacia los miembros del Gobierno, a los que salud¨® uno a uno, y lo mismo hizo don Juan, para, finalmente, reunirse en grupos y departir unos minutos.
.Tras este acto se inici¨® la recepci¨®n propiamente dicha. Los Reyes, el Pr¨ªncipe y todos los miembros de la familia real departieron informalmente con los invitados.
A lo largo del acto, muchas veces pudo comprobarse que tanto el Rey como la Reina mostraban una especial emoci¨®n, y trascendi¨® que don Juan Carlos de Borb¨®n valoraba con ¨¦nfasis la significaci¨®n del acto como culminaci¨®n de un proceso de continuidad din¨¢stica que refuerza la normalizaci¨®n democr¨¢tica emprendida hace 10 a?os. Tambi¨¦n pudo observarse que los Reyes se mostraban orgullosos, como padres, del comportamiento del Pr¨ªncipe a lo largo de la jornada.
El Pr¨ªncipe de Asturias regresar¨¢ el domingo a la Academia General de Zaragoza para proseguir sus estudios militares.
La fiesta de su cumplea?os no tuvo ninguna otra celebraci¨®n especial, salvo la comida familiar en la Zarzuela.
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