Los efectos de la ca¨ªda del petr¨®leo / 1
La ca¨ªda de los precios del petr¨®leo en cerca de 10 d¨®lares/barril durante las ¨²ltimas ocho semanas, situ¨¢ndolos al nivel de 1974 en t¨¦rminos reales, supone una fuerte aceleraci¨®n del proceso descendente iniciado en 198 1, cuyo l¨ªmite inferior es dif¨ªcil de pronosticar. Durante m¨¢s de cuatro a?os los precios spot, el mejor indicativo de la tendencia (no del precio real) del mercado, han estado por debajo de los precios oficiales, que carecen ya de significado pr¨¢ctico, aunque el grueso de las transacciones se desarrollan en el denominado mercado terciario (1), a precios normalmente por debajo de los practicados en el mercado spot.La reducci¨®n de cantidades ha sido tambi¨¦n paralela. La en otro tiempo gigantesca producci¨®n de Arabia Saud¨ª se vio reducida el pasado a?o a cifras por debajo de las del Reino Unido, algo impensable hace s¨®lo dos a?os, y su d¨¦ficit por cuenta corriente es hoy el mayor del mundo, si exceptuamos a Estados Unidos. En el plano financiero, la situaci¨®n de 10 de los 13 pa¨ªses de la OPEP oscila entre "seria" y "cr¨ªtica", calificaci¨®n esta ¨²ltima que supone que los ingresos petroleros no cubren siquiera los intereses de la deuda externa. ?C¨®mo se ha podido llegar a esta situaci¨®n?
Nuevas condiciones
Las dos sucesivas crisis del petr¨®leo hicieron pasar la factura petrolera del 0,5% al 5% del PIB mundial. Ello signific¨® que el 4,5% de la renta mundial fue a parar directamente a unos pocos pa¨ªses para pagar pr¨¢cticamente lo mismo que se estaba comprando antes de la crisis, lo cual produjo una fuerte deflaci¨®n de la demanda, primero, y una gigantesca ola inflacionista, despu¨¦s, cuando las pol¨ªticas monetarias y fiscales fueron relajadas para tratar de luchar contra la misma.
En los pa¨ªses exportadores, este enorme flujo de riqueza no supo ser aprovechado adecuadamente. Proyectos gigantescos de dudosa rentabilidad o que nunca funcionaron, armamentos y puro despilfarro acabaron con la mayor parte de las enormes rentas recibidas. Sin embargo, el mundo industrializado reaccion¨® en forma diferente. Un fuerte endurecimiento de las pol¨ªticas monetarias reducir¨ªa la inflaci¨®n a los dos tercios, el aparato industrial ser¨ªa reconvertido a costa de un duro ajuste y los consumos de petr¨®leo, dr¨¢sticamente reducidos.
Altamente inel¨¢stica a corto plazo, la demanda de petr¨®leo se comprobar¨ªa que no era tal a largo plazo. En 1974, en los pa¨ªses de la OCDE, cada punto de crecimiento del PIB exig¨ªa 1,2 puntos de crecimiento del consumo de petr¨®leo. En 1985, cada punto de crecimiento del PIB s¨®lo exig¨ªa 0,4 puntos de incremento en el consumo de petr¨®leo. En Jap¨®n, el pa¨ªs que m¨¢s depend¨ªa del petr¨®leo y que mayores esfuerzos ha realizado, necesita hoy menos de la mitad de petr¨®leo que en 1974 para producir la misma cantidad de PIB (v¨¦ase el cuadro 1).
Todo esto ha llevado a que la demanda mundial de petr¨®leo fuera en 1985 un 12%, inferior a la de 1974 y, lo que es m¨¢s importante aun, la parte del mercado controlada por la OPEP ha pasado de dos tercios, en 1974, a un tercio, el pasado a?o (v¨¦ase el gr¨¢fico 1). Esta p¨¦rdida de control y la falta de solidaridad manifiesta de los miembros del c¨¢rtel, incumpliendo los acuerdos sobre cantidades y precios casi inmediatamente despu¨¦s de haberlos firmado, hac¨ªan inevitable un hundimiento del mercado.
La mayor¨ªa de los analistas lo esperaban en la primavera, cuando la punta de demanda invernal desapareciera, pero la dificil posici¨®n de Yamani, al haber reducido los niveles de producci¨®n de su pa¨ªs a l¨ªmites financiera y pol¨ªticamente inaceptables, enfrent¨¢ndole con algunas de las m¨¢s poderosas familias saud¨ªes, le ha obligado a duplicar la producci¨®n, generando de esta manera un excedente de dos a tres millones de barriles/d¨ªa, que, unido a la anticipaci¨®n de expectativas por parte de los especuladores, ha precipitado la ca¨ªda de los precios.
El futuro inmediato
?Hasta d¨®nde pueden bajar los precios? La primera consideraci¨®n que procede realizar antes de responder a esta pregunta es que la situaci¨®n actual es de una enorme incertidumbre, y en estas condiciones es imposible dar una respuesta fiable.
Un l¨ªmite obvio al descenso de los precios son los costes variables de la producci¨®n. Sin embargo, estos costes son muy bajos, 5 d¨®lares/barril para el mar del Norte, y menos de un d¨®lar en Oriente Pr¨®ximo. Este l¨ªmite constituye, por tanto, una especie de m¨ªnimo de m¨ªnimos, y puede fijarse en los costes variables de la producci¨®n del mar del Norte.
Sin embargo, antes de llegar tan bajo hay otras barreras. A 15 d¨®lares/barril, el precio resultante del fuel dejar¨ªa fuera de competencia todo el carb¨®n europeo o puesto en Europa, como ocurri¨® en los a?os sesenta.
Otro hecho relevante es el que la demanda de petr¨®leo en el mundo industrializado sigue descendiendo: un -1,7% durante 1985, seg¨²n el informe preliminar de la AIE, y para el resto s¨®lo un crecimiento insignificante: +0,9%. Para 1986, las perspectivas son de estancamiento, incluso a niveles de precios de 20 d¨®lares/barril. En cuanto a la oferta, ¨¦sta crecer¨¢ en 0,5 millones de barriles/d¨ªa fuera de la OPEP, lo que reducir¨ªa la cuota de la organizaci¨®n casi en esta misma cantidad.
Desde un punto de vista financiero resulta dif¨ªcil a la OPEP el aceptar dicha cuota para 1986.
(1) Por mercado terciario se designa a toda una seria de nuevas transacciones, que se realizan sobre la base del trueque, de acuerdos de procesado con refiner¨ªas, y otros sistemas que implican habitualmente sustanciales descuentos. En este mercado se han comercializado en los dos ¨²ltimos a?os entre el 50% y el 60% de la producci¨®n de la OPEP, no representando el spot m¨¢s all¨¢ del 10%-15%.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.