Ceuta y Melilla
El hecho colonial ha desnudado siempre a todos los Gobiernos, quiz¨¢ m¨¢s que ning¨²n otro. La creciente conflictividad social en Ceuta y Melilla constituye hoy uno de los ep¨ªgonos de dicha situaci¨®n colonial; eneste caso, respecto a dos plazas africanas que no son sino los restos de un m¨¢s impresentable pasado imperialista del capitalismo espa?ol.Sorprende hoy la falta de iniciativas propias de los Gobiernos de la democracia respecto a la b¨²squeda de una soluci¨®n que implique necesariamente la descolonizaci¨®n de dichos territorios, y la retirada de las tropas y fuerzas espa?olas -tal y como es obligado por el derecho internacional y la propia Organizaci¨®n de las Naciones Unidas-, negociando paralelamente un estatuto digno y justo para la poblaci¨®n all¨ª residente.
La tozudez y torpeza del actual Gobierno en esta cuesti¨®n, tratando de identificar como extranjeros en Ceuta y Melilla a los ceut¨ªes y melillenses musulmanes, sorprende ya menos cuando se advierte que el tema parece depender en gran medida de iniciativas de ministros que, como Barrionuevo o Serra, se descalificaron ya sobradamente no s¨®lo ante la izquierda, sino ante el razonable sentido com¨²n pacifista.
Habr¨¢ que a?adir ahora calificativos m¨¢s precisos, sobre esta cuesti¨®n, respecto a una subyacente o expl¨ªcita actitud colonialista y hasta racista, extensiva a gobernantes que, no s¨®lo eluden el planteamiento o b¨²squeda de soluciones pac¨ªficas y diplom¨¢ticas razonables y dignas, sino que, por toda respuesta, y al m¨¢s viejo estilo colonial, se limitan a cerrar los ojos ante la historia, enviando m¨¢s tropas de choque a dichos emplazamientos africanos e intentando justificar el rearme militarista en curso por el potencial peligro africano.
Pero es sabido que sobre el tema de Ceuta y Melilla, EE UU sustenta la leg¨ªtima reivindicadora marroqu¨ª, tan leg¨ªtima como la de Espa?a respecto a Gibraltar. Por eso no deja de ser al menos curioso que justamente cuando se va a dilucidar mediante refer¨¦ndum el tema de nuestra permanencia o salida de la OTAN, salte el problema de Ceuta y Melilla al primer plano, justificando as¨ª para determinadas capaz de la sociedad espa?ola Gustamente aquellas que durante el franquismo aprendieron a denominar a los ¨¢rabes como los moros) con un claro y expl¨ªcito sentimiento racista y despreciativo, que puede ayudar a justificar hoy tanto la represi¨®n de Barrionuevo como el rearme militarista de Serra.
Lo ¨¢rabe, sin embargo, est¨¢ en nosotros mismos, a pesar de nuestra historia oficial escrita, forma?do parte de nuestra propia cultura sure?a y mediter¨¢nea, de nuestra forma de ser y sentir, solidaria hoy con aquellos a los cuales pretende denominarse como extranjeros en el propio lugar donde han nacido...-
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