Demasiado para el cuerpo
EL CONGRESO de los Diputados aprob¨® ayer el refer¨¦ndum convocado por el Gobierno socialista para que los ciudadanos se pronuncien por la permanencia (sometida a tres condiciones) de Espa?a en la Alianza Atl¨¢ntica o por la salida de ella y el mantenimiento del tratado bilateral con Estados Unidos. Se desvanecen as¨ª las ¨²ltimas dudas en torno a la realizaci¨®n de la consulta, destinada, al menos en teor¨ªa, a cumplir la promesa electoral socialista de "convocar un refer¨¦ndum para que sea el pueblo espa?ol el que decida acerca de nuestra pertenencia a la OTAN". A partir de este momento, los espa?oles se ver¨¢n asediados por las solicitaciones que les dirijan los partidos pol¨ªticos y los movimientos sociales en favor del s¨ª, del no, del voto en blanco o de la abstenci¨®n. Las discusiones sobre la inoportunidad o la conveniencia de la celebraci¨®n de la consulta mantendr¨¢n su operatividad pol¨ªtica en la medida en que ayuden a acrecentar las filas del abstencionismo, y seguir¨¢n tambi¨¦n vivas entre quienes se interesen por reconstruir las circunstancias que impulsaron a Felipe Gonz¨¢lez a adoptar esa dif¨ªcil y pol¨¦mica decisi¨®n.Durante la sesi¨®n parlamentaria de la ma?ana de ayer, Andoni Moforte -portavoz del Partido Nacionalista Vasco- y Adolfo Su¨¢rez -l¨ªder del Centro Democr¨¢tico y Social, pero sobre todo ex presidente del Gobierno durante el arranque de la transici¨®n- trataron de devolver la autonom¨ªa perdida al debate sobre pol¨ªtica exterior y seguridad, sacrificado en aras de las cr¨ªticas de los dem¨¢s grupos a los cambios de postura de los socialistas y de la discusi¨®n sobre la oportunidad del refer¨¦ndum. La intervenci¨®n del diputado nacionalista vasco plante¨® buena parte de las cuestiones que hubieran debido nutrir un debate serio y riguroso sobre la OTAN y sobre las relaciones de Espa?a con ese pacto militar. Adolfo Su¨¢rez postul¨® la necesidad de un debate previo sobre los proyectos de la pol¨ªtica exterior espa?ola, como paso anterior a las discusiones sobre los planes de defensa y las alianzas militares. Pero los esfuerzos de racionalidad, elogiados por el propio Felipe Gonz¨¢lez en el caso de Monforte, resultaron vanos ante la caliente batalla pol¨ªtica sobre las caracter¨ªsticas del refer¨¦ndum y sobre el viraje dado por el PSOE a prop¨®sito de la OTAN.
Leopoldo Calvo Sotelo no supo resistir la tentaci¨®n de restregar al hoy presidente del Gobierno el cambio de sus puntos de vista sobre la Alianza Atl¨¢ntica, ya que tuvo que soportar el peso de la campa?a socialista contra la firma del Tratado de Washington, responsable en buena medida del desgaste y destrucci¨®n de Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico. El tono hiriente de su intervenci¨®n recibi¨® contestaci¨®n tambi¨¦n cruel. Es preciso se?alar en este punto la raz¨®n que le asiste a Felipe Gonz¨¢lez cuando indica la improcedencia -si no el delito social- de que altos cargos del Estado se lleven a su casa copias de actas oficiales de las que tuvieron conocimiento por el desempe?o de sus funciones. La enarbolaci¨®n por parte de Calvo Sotelo de documentos secretos oficialmente en poder de los ministerios de Defensa y Exteriores es buen motivo de reflexi¨®n sobre el respeto al Estado que los servidores de ¨¦ste le tienen. El debate con los representantes de la izquierda reunidos en el Grupo Mixto, deseosos de se?alar las contradicciones y los virajes de la pol¨ªtica exterior socialista, brind¨® al presidente del Gobierno la oportunidad de subrayar que el Partido Comunista Italiano -el m¨¢s influyente de Europa y el primero en tomar distancias respecto al Pacto de Varsovia- y el Partido Comunista Portugu¨¦s -alineado con la ortodoxia sovi¨¦tica- no han puesto en cuesti¨®n la permanencia de esos dos pa¨ªses mediterr¨¢neos en el seno de la Alianza Atl¨¢ntica. En resumen, Felipe Gonz¨¢lez pudo estar m¨¢s convincente que el d¨ªa anterior, pero los espa?oles siguieron sin enterarse de los problemas de seguridad y defensa de este pa¨ªs.
Dado que el debate sobre pol¨ªtica exterior hab¨ªa invadido los terrenos del de la autorizaci¨®n por el Congreso del decreto de convocatoria del refer¨¦ndum, las intervenciones de los portavoces en la sesi¨®n de la tarde no hicieron sino abundar en las argumentaciones avanzadas previamente. Un resultado de la discusi¨®n parlamentaria es que la inicial ambig¨¹edad calculada sobre la OTAN del Gobierno socialista durante estos tres a?os ha sido sustituida ahora por la equivocidad planeada de la derecha conservadora ante el refer¨¦ndum. Hasta el debate concluido ayer Fraga se hab¨ªa reservado los campos de la abstenci¨®n y del sufragio en blanco. Ahora parece tentado de colonizar un segmento del voto adverso, con el argumento de que el cuerpo le pide votar no. Siempre se hab¨ªa dicho que el temperamento de Fraga era demasiado canicular para entregarle el gobierno de este pa¨ªs. Si ahora resulta que, otanista convencido, sus decisiones al respecto las dictan los humores g¨¢stricos, o de los otros, habr¨¢ que empezar a preocuparse sobre el entendimiento que tiene de la pol¨ªtica en general. El dilema propuesto por el Gobierno dejaba ya fuera otras opciones (fundamentalmente la alternativa neutralista, dado que el no depositado en las urnas implicar¨ªa un regreso al tratado bilateral con Estados Unidos), pero la codiciosa voluntad de Coalici¨®n Popular de ocupar la mayor cantidad de terreno posible (desde la abstenci¨®n de los perplejos hasta el sufragio en blanco de los escrupulosos, pasando por el voto negativo de castigo) amenaza con llevar hasta el paroxismo esta incoada ceremonia de la confusi¨®n. Es cada d¨ªa m¨¢s dif¨ªcil para el votante saber el significado real de su pr¨®ximo voto en el refer¨¦ndum -sea afirmativo, negativo o en blanco-. Y es curioso que despu¨¦s de criticar con raz¨®n al Gobierno los aspectos plebiscitarios del refer¨¦ndum, Fraga se arroje sin paraca¨ªdas en la promoci¨®n de esos aspectos. Demasiado para el body, aunque sea el suyo.
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