El corto y el largo plazo del petr¨®leo
LA DECISI?N inglesa de no reducir su producci¨®n de petr¨®leo y la respuesta de los pa¨ªses de la Organizaci¨®n de Pa¨ªses Exportadores de Petr¨®leo (OPEP) en el sentido de aumentar la suya han contribuido eficazmente a acelerar la ca¨ªda de los precios del crudo en los mercados internacionales. En los mercados de futuros, el barril de petr¨®leo se cotiza alrededor de los 15 d¨®lares y no han aparecido a¨²n signos claros e indiscutibles que indiquen que se haya tocado fondo.La partida fundamental se juega ahora, a corto plazo, entre el Reino Unido y Arabia Saud¨ª. El Gobierno ingl¨¦s ha anunciado que no piensa intervenir en las decisiones de las empresas privadas, por lo que la producci¨®n de petr¨®leo en el mar del Norte podr¨ªa continuar m¨¢s o menos al mismo nivel que hasta ahora, es decir, en torno a los tres millones de barriles diarios. La importancia de esta cifra queda de manifiesto cuando se compara con los 16 millones de barriles diarios que hasta hace poco produc¨ªa la OPEP. Por su parte, Arabia Saud¨ª, que tiene una capacidad de producci¨®n de 10 millones de barriles diarios, amenaza con aumentar su producci¨®n hasta donde haga falta para provocar un derrumbe de los precios que haga reflexionar a ingleses y noruegos y los convenza de la necesidad de reducir la producci¨®n. La capacidad de resistencia de Arabia Saud¨ª, en esta hip¨®tesis, es pr¨¢cticamente ilimitada, puesto que los costes de extracci¨®n de su petr¨®leo son infinitamente m¨¢s bajos que los del Reino Unido.
Se trata, pues, de una partida de cartas cuyo resultado final est¨¢ a¨²n por ver. A largo plazo, el juego es m¨¢s sutil y tambi¨¦n m¨¢s peligroso. El alza de los precios del petr¨®leo de 1973-1974 y 1979-1980 provoc¨® en los pa¨ªses industrializados un formidable proceso de ahorro de energ¨ªa y de b¨²squeda y explotaci¨®n de nuevos yacimientos que ha terminado por relegar a los pa¨ªses de la OPEP a un segundo rango en cuanto a proveedores de energ¨ªa para los pa¨ªses desarrollados. Con ello ha disminuido de manera bastante notable su capacidad de presi¨®n sobre estos mismos pa¨ªses, se han desarrollado energ¨ªas alternativas, se ha intensificado la miner¨ªa del carb¨®n y se han perfeccionado notablemente las t¨¦cnicas de explotaci¨®n de yacimientos que antes se consideraban antiecon¨®micos. Estos esfuerzos han sido rentables mientras los precios del petr¨®leo han permanecido elevados; ahora, si se estabilizan por debajo de los 15 d¨®lares por barril, lo m¨¢s probable es que tengan que ser reconsiderados -las noticias de un alza s¨²bita, ayer, han dejado perplejos a los observadores y es pronto para analizarlas con alvi1n acierto. En cualquier caso, la barrera de los 15 d¨®lares marca el Emite de la rentabilidad del carb¨®n, principal alternativa al petr¨®leo. Esta es la carta que parecen querer jugar algunos pa¨ªses de la OPEP que piensan que el petr¨®leo barato es el mejor ant¨ªdoto contra el ahorro energ¨¦tico y el desarrollo de nuevas energ¨ªas. Un per¨ªodo lo suficientemente largo de esta medicina (o, m¨¢s bien, de esta droga) volver¨ªa a poner en sus manos la factura energ¨¦tica de los pa¨ªses occidentales, pudiendo entonces recomenzar un nuevo ciclo. De momento, una legi¨®n de empresas relacionadas con la b¨²squeda y explotaci¨®n del petr¨®leo han tenido que cerrar sus puertas, arrastrando tras ellas a otras de contrataci¨®n e, incluso, a un gran banco norteamericano.
Existe un amplio acuerdo para considerar que la ca¨ªda de los precios del petr¨®leo proporciona a corto plazo una oportunidad ¨²nica para acelerar el crecimiento de las econom¨ªas occidentales y aliviar el problema del paro. Este mayor crecimiento no tiene por qu¨¦ convertirse en un renovado m¨¦todo de despilfarrar energ¨ªa. Los a?os no pasan en vano y el mundo industrializado debe haber aprendido las amargas lecciones de los a?os setenta. Los gestores de las econom¨ªas occidentales necesitan encontrar un camino que permita aprovechar la oportunidad del corto plazo sin poner de nuevo en entredicho la relativa independencia energ¨¦tica, tan duramente adquirida.
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