THE NEW YORK TIMES
La liberaci¨®n de Anatoli Charanski pone de relieve la importancia que ha adquirido desde que fuera sentenciado, en 1978, a 13 a?os de reclusi¨®n en c¨¢rceles y campos de trabajo. Mosc¨² le acus¨® de haber espiado a favor de Estados Unidos, acusaci¨®n que negaron tanto el propio Charanski como Washington.Los disidentes esperaban su liberaci¨®n por varias razones. La importancia que Charanski hab¨ªa adquirido entre ellos era enorme. En el momento en que fue arrestado se encontraba entre los activistas m¨¢s significados, tanto dentro del movimiento a favor de los derechos humanos como en el seno de la campa?a de apoyo de la emigraci¨®n jud¨ªa a Israel.
Desde que fuera encarcelado, su caso fue expuesto p¨²blicamente por su mujer, Avital, residente en Israel, y por su madre, Ida P. Milgrom, que vive en Estados Unidos. Por su causa se organizaron manifestaciones en diversos pa¨ªses, y pol¨ªticos de Am¨¦rica y Europa occidental presionaron a la URSS para su puesta en libertad.
Con toda seguridad, el dirigente sovi¨¦tico Mijail Gorbachov ha sido consciente de los beneficios que en materia de relaciones p¨²blicas la liberaci¨®n de Charanski pod¨ªa ocasionar. Se cree que su decisi¨®n de permitir el traslado a Occidente de Elena Bonner, la mujer de Sajarov, para recibir atenci¨®n m¨¦dica, fue una se?al del intento de desactivar el movimiento en favor de los derechos humanos.
Nueva York, 12 de febrero
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