"Nadie quiere el regreso de la dictadura", afirma Diogo Freitas do Amaral
"El pueblo portugu¨¦s es moderado y contrario a los extremismos". - "El llamamiento al voto del miedo no va a convencer a la mayor¨ªa"
El candidato conservador, Diogo Freitas do Amaral, es quien, a pesar de su juventud -tiene 15 a?os menos que Mario Soares-, cuida m¨¢s su imagen de futuro jefe de Estado con vistas a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales portuguesas del pr¨®ximo domingo. En medio de una campa?a ruidosa y movida encuentra tiempo para una jornada de pausa y una charla relajada para pasar revista a la campa?a y a las grandes tareas que empezar¨¢n a plantearse a partir del pr¨®ximo lunes. Una actitud ¨¦sta que viene dictada por los resultados de la primera vuelta, que con una ventaja de m¨¢s de 20 puntos sobre el adversario impone una estrategia de consolidaci¨®n de la posici¨®n conquistada.
La tranquilidad de Diogo Freitas do Amaral corresponde a un rasgo de su car¨¢cter: el profesor fr¨ªo y met¨®dico espera serenamente los resultados de una campa?a bien montada y orquestada que va sobre ruedas, en sentido propio y figurado, desde comienzos de diciembre. Est¨¢ tranquilo y confiado. Cansado, pero sin perder la compostura. Discretamente alegre, aunque sin euforia.Pregunta. ?Est¨¢ satisfecho con los resultados de su campa?a electoral?
Respuesta. La movilizaci¨®n popular de la primera vuelta se mantuvo y se reforz¨®. Hay tambi¨¦n una reacci¨®n al tipo de campa?a, muy agresivo y radicalizado, que est¨¢ haciendo Mario Soares, y que creo que le va a ser fatal, porque el pueblo portugu¨¦s es moderado, contrario a todos los extremismos. El 27 de enero dije que el Mario Soares de la segunda vuelta no iba a ser el mismo que el de la primera: los acontecimientos me est¨¢n dando la raz¨®n.
P. Ha acusado reiteradamente a Mario Soares de pretender capitalizar los votos del miedo.
R. Mario Soares no puede gritar que hay peligro de regreso del fascismo en Portugal cada vez que una personalidad del centro o del centro derecha est¨¢ a punto de ganar democr¨¢ticamente unas elecciones. Lo hizo en 1979, contra el Gobierno Mota Pinto en 1980, contra Alianza Democr¨¢tica y Sa Carneiro y ahora contra m¨ª. Es irreal y constituye un chantaje inadmisible. Nadie en Portugal quiere el regreso de la dictadura. Adem¨¢s, el doctor Soares conoce muy bien el sector pol¨ªtico al que pertenezco, me conoce muy bien, ya que he sido el primer pol¨ªtico luso con el cual hizo una coalici¨®n de Gobierno en 1979. ?C¨®mo puede ahora poner en duda mis convicciones democr¨¢ticas y hablar de din¨¢mica fascista despu¨¦s de haberme considerado durante 10 a?os como un gran dem¨®crata? Este llamamiento al voto del miedo, instintivo, primario, puede resultar justo para algunos sectores, pero no convence a la mayor¨ªa de nuestra poblaci¨®n, que ve que no hay ninguna violencia en mi campa?a, sino todo lo contrario, una gran alegr¨ªa, una movida, que correspondi¨® a una necesidad objetiva del pa¨ªs: los portugueses est¨¢n hartos de austeridad, de tristezas, de pesimismos.Apoyos salazaristas
P. Pero Soares dice que en su candidatura est¨¢n personalidades y sectores ligados al salazarismo que esperan algo a cambio de su apoyo.
R. ?Qui¨¦nes son esas personas? No dan nombres, pruebas, referencias. Puedo decir que entre el comit¨¦ de apoyo a Mario Soares veo por lo menos dos ex ministros de la dictadura, adem¨¢s de otros gobernantes, diputados. Las personas que m¨¢s directamente apoyaron el r¨¦gimen anterior, o est¨¢n en el extranjero y no est¨¢n interesadas en la pol¨ªtica portuguesa, o han aceptado las reglas del juego democr¨¢tico y se encuentran hoy intregadas en los partidos democr¨¢ticos.
P. ?Considera que estas acusaciones de Mario Soares son meramente electoralistas?
R. Durante dos a?os mi adversario trat¨® de convencer a la derecha para que apoyase su candidatura a la presidencia. Al surgir otra candidatura en la misma ¨¢rea, que le rob¨® algunos de los apoyos que sofiara, de repente las mismas personas se transformaron en conspiradores maquiav¨¦licos contra la democracia. No es serio.
P. ?No cree en la divisi¨®n izquierda-derecha?
R. Mi discurso de la segunda vuelta sigue siendo el mismo de la primera. Creo que es necesario unir a los portugueses, no dividirlos por ideolog¨ªas, partidos, fidelidades. Lo que realmente preocupa a los portugueses hoy es c¨®mo hacer para que la democracia pol¨ªtica, que se hizo posible con el 24 de abril de 1974, asegure tambi¨¦n mejores condiciones de vida para todos. Creo que el papel del jefe de Estado consiste en definir los grandes objetivos nacionales a medio y largo plazo, sin interferir en la esfera de competencias del Gobierno ni proponer pol¨ªticas concretas, para que estos mismos objetivos puedan ser aceptados por los gobiernos que se pueden suceder en el poder dentro de la alternativa democr¨¢tica. Los objetivos que propongo en mi libro -reformas del sistema econ¨®mico, pol¨ªtico, educativo- pueden, en sus grandes l¨ªneas, ser aceptados por cualquier Gobierno que resulte de elecciones libres en Portugal.
Miseria y estabilidad
P. Hay en las dos campa?as un gran vac¨ªo de ideas concretas m¨¢s acentuado que en la primera vuelta.
R. Lo que se puede decir en un mitin, con ruidos, gritos, canciones, es necesariamente muy corto y sencillo. Insisto sobre tres puntos: estabilidad pol¨ªtica mediante un buen entendimiento entre el jefe del Estado y el Gobierno; justicia social, porque los problemas se agravaron en los ¨²ltimos a?os y el Gobierno de Mario Soares revel¨® una gran insensibilidad hacia las cuestiones de la miseria, el paro, el hambre, la falta de viviendas, etc¨¦tera; y el orgullo patri¨®tico, porque creo que lleg¨® el momento de devolver a los portugueses la confianza en s¨ª mismos, en los recursos naturales y humanos de su pa¨ªs, que no es tan pobre como se dice.
P. Hablando de estabilidad pol¨ªtica, ?no teme que en caso de derrota de Soares el partido socialista, en la oposici¨®n, cree una situaci¨®n imposible al Gobierno -minoritario- de Cavaco Silva?
R. No creo que los partidos democr¨¢ticos, el PS y el PRD, quieran vengarse contra el Gobierno de una eventual derrota en estos comicios. Tienen ambos muchos problemas internos que resolver antes de poder cuestionar seriamente la pol¨ªtica del Gobierno. Pero si lo hacen ser¨¢n fuertemente castigados por el electorado: el pa¨ªs no admitir¨¢ que la oposici¨®n derribe a un Gobierno que funciona bien para obligar a hacer nuevas elecciones.
P. Pero la agitaci¨®n laboral puede hacer que el pa¨ªs sea ingobernable. Sin comprometer a los partidos...
R. El actual Gobierno dio pruebas de una buena capacidad de di¨¢logo con los sindicatos. La UGT no hace oposici¨®n sistem¨¢tica, y la CGT se muestra muy prudente. Hay problemas laborales, y huelgas, pero es natural: el sindicalismo es libre, y no creo que los sindicalistas cambien de actitud seg¨²n la personalidad que venga a ocupar la presidencia de la Rep¨²blica.
P. Como ex presidente del Centro Democr¨¢tico Social, ?no tratar¨¢ de fomentar una coalici¨®n entre socialdem¨®cratas y democristianos para ampliar la base de apoyo del actual Gobierno?
R. No puedo pronunciarme sobre este tipo de cuestiones, que son de la competencia de los part¨ªdos y respectivos l¨ªderes. Antes de las elecciones legislativas, Cavaco Silva preconizaba un acuerdo parlamentario entre el PSD y el CDS para formar un Gobierno mayoritario. Pero esta mayor¨ªa de centro derecha no existe en el actual Parlamento portugu¨¦s y el tema perdi¨® toda actualidad. Socialmente es importante disponer de un apoyo del 40%, en vez del 30%, pero pol¨ªticamente la ¨²nica diferencia real es entre Gobierno mayoritario y Gobierno minoritario. El actual Gabinete es minoritario, no porque quiso, sino porque el PS o el PRD, que pod¨ªan constituir con el PSD una mayor¨ªa, no quisieron hacer alianzas. El actual Gobierno es la ¨²nica f¨®rmula leg¨ªtima posible en este momento, y por esto tiene derecho a todo el apoyo del presidente de la Rep¨²blica.
Reforma electoral
P. Pero propone una reforma electoral que permitir¨ªa al PSD tener una mayor¨ªa en el actual Parlamento...
R. Es una reforma necesaria que precisa tiempo, que debe ser madurada. En Portugal los partidos no estudiaron a¨²n detenidamente las consecuencias del sistema proporcional, que fue adoptado en 1975 sin previa reflexi¨®n. Comprendo que existan recelos, pero entiendo tambi¨¦n que no podemos continuar con una ley que condena a los dos partidos con vocaci¨®n mayoritaria, el socialista y el socialdem¨®crata, a gobernar siempre en minor¨ªa o en coaliciones con el partido rival, que son los peores y los m¨¢s inestables. El problema es que en Portugal nadie quiere aliarse con los comunistas, y es dif¨ªcil que la izquierda democr¨¢tica sea mayoritaria sin coligarse con los comunistas.
La suerte est¨¢n ya echada, pero, supersticioso, Diogo Freitas do Amar¨¢l no quiere hacer proyectos de futuro: "De eso hablaremos despu¨¦s del domingo", dice, y se despide para reunirse con su mujer, Mar¨ªa Jos¨¦ Mize, que asisti¨® a la entrevista a pocos metros de distancia, rodeada por un c¨ªrculo de amigos.
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