Pieles curtidas

El tr¨ªo The Psychedelic Furs, con un cuarteto de acompa?amiento -una segunda guitarra, teclados, bater¨ªa y saxo-, premi¨® a sus espectadores pacientes con un recital de rock muy actual y adem¨¢s espectacular. El p¨²blico esper¨® casi una hora tras la marcha del cuarteto vasco Itoiz, que ofreci¨® cuatro temas nuevos y otros cuatro ya grabados, entre los que destacaron Egun motela y Hegal Egiten. El repertorio de esta banda est¨¢ interpretado en euskera, y sus canciones en el pabell¨®n sonaron con pocos vatios, aunque con una excelente instrumentaci¨®n y coros.Los brit¨¢nicos, protagonistas de la noche, han perfeccionado la producci¨®n, los arreglos de sus canciones (indispensable que actualmente escasea en el rock mundial), que han enaltecido con unos m¨²sicos brillantes. Richard Butler, de voz inconfundible, que a veces rompe con esfuerzo y arte, canta y se mueve en escena distinguido y sensual, gracias a la expresi¨®n de sus manos, int¨¦rpretes de lo que cuenta en cada momento.

Unos temas adecuados, m¨¢s una voz peculiar, m¨¢s una experiencia de m¨²sicos compenetrados, son motivos que los espectadores, consciente o inconscientemente, agradecen, incluso si no han o¨ªdo antes muchas de las canciones, hecho que se not¨® en algunos n¨²meros del concierto. Baladas como My time se intercalaron con criterio muy preciso entre fases de cuatro o cinco composiciones r¨¢pidas y vibrantes que se escucharon al principio (Here come cowboys), en la mitad (No easy tears o Heaven) y al final del concierto (President gas o For ever now).