Francia en Chad
CONTRARIAMENTE A lo que ocurri¨® en 1983, esta vez Francia estaba militarmente preparada a intervenir ante los avances hacia el Sur de las tropas del Gobierno rebelde "de transici¨®n" que, con el apoyo de Libia, administra la parte septentrional de Chad, y se enfrenta al Gobierno legal instalado en Yamena. La influencia pol¨ªtica del jefe rebelde, Gukuni Uedei, ha ido decayendo en los ¨²ltimos tiempos, si bien dispone de fuerzas militares bien entrenadas por los libios. Desde hace varios meses, el Gobierno franc¨¦s ten¨ªa informaciones de que se estaba preparando una ofensiva de Gukuni, obviamente, apoyada por Libia. Cuando las tropas del norte pasaron la l¨ªnea del paralelo 16 -fijada en 1984 como l¨ªnea de demarcaci¨®n entre el Chad oficial, de Hiss¨¨ne Habr¨¦, y el Chad administrado por Gukuni-, la aviaci¨®n francesa bombarde¨® la base a¨¦rea de Uadi Dum, punto central de los env¨ªos libios en el Norte. Despu¨¦s de un bombardeo del aeropuerto de Yamena por un Tupolev libio, aviones franceses han aterrizado all¨ª con unidades militares de apoyo que pueden alcanzar unos 1.500 hombres y con bater¨ªas de cohetes antia¨¦reos. Los franceses insisten en que se trata de una operaci¨®n de disuasi¨®n.Gaddafl ha cometido un error de c¨¢lculo al desencadenar las actuales hostilidades. Crey¨® acaso que Mitterrand, a un mes de las elecciones, se encontrar¨ªa trabado para poder reaccionar como lo ha hecho. En 1983, cuando emprendi¨® la operaci¨®n Manta, Mitterrand fue criticado por volver a los m¨¦todos neocolonialistas censurados por los socialistas en las etapas de gobierno de la derecha. Pero la situaci¨®n actual es distinta: precisamente en v¨ªsperas de unas elecciones que puede perder el Partido Socialista, Mitterrand quiere demostrar que ¨¦l es presidente de todos los franceses y tom¨ª a decisiones que la derecha apoya; por lo dem¨¢s, existen unos "intereses franceses" por encima de la pol¨ªtica de partidos. Pr¨¢cticamente nadie, ni siquiera las tenues cr¨ªticas comunistas, se ha opuesto a la intervenci¨®n francesa en Chad. Mientras no h¨¢ya peligro de p¨¦rdidas humanas, esta operaci¨®n resulta pol¨ªticamente ventajosa para el presidente, cuya obsesi¨®n es demostrar que las grandes decisiones le corresponden, pase lo que pase en las parlamentarias del mes pr¨®ximo.
La guerra civil de Chad empez¨® en 1965, a los cinco a?os de la proclamaci¨®n de independencia. El principio b¨¢sico aplicado en el proceso de descolonizaci¨®n de ?frica de respetar las fronteras que hab¨ªan sido trazadas por las potencias coloniales -en este caso Francia- agrupa en un solo Estado poblaciones muy diferentes: un Norte predominantemente musulm¨¢n, con tribus de pastores n¨®madas, mientras las poblaciones del Sur.son animistas o cristianizadas, dedicadas m¨¢s bien a la agricultura. Todo ello en una situaci¨®n general de miseria extrema, ya que Chad es uno de los pa¨ªses m¨¢s pobres del mundo. Los principales dirigentes de los dos bandos que hoy se enfrentan, Gukuni y Habr¨¦, estuvieron juntos en un mismo Gobierno encabezado por el primero en 1979. Desde entonces se han registrado numerosos esfuerzos de conciliaci¨®n y no parece dudoso que los fracasos se deban, sobre todo, a influencias extranjeras, y particularmente libias, interesadas en mantener a Chad en una situaci¨®n inestable. Conviene tener en cuenta la posici¨®n geopol¨ªtica decisiva que ocupa ese pa¨ªs, frontera por un lado con Nigeria y el ?frica occidental, y a la vez con Sud¨¢n.
La pol¨ªtica francesa, sobre todo desde 1984, ha asumido. una partici¨®n de hecho de Chad, sin darle car¨¢cter oficial: dejando el Norte en manos de los aliados de Gaddafi, y garantizando que en Yamena se mantenga el Gobierno de Hiss¨¨ne Habr¨¦, con una protecci¨®n francesa m¨¢s o menos el¨¢stica. La sorprendente entrevista en Creta entre Mitterrand y Gaddafi, en 1984, tend¨ªa a dar cierta solidez a una soluci¨®n en s¨ª endeble. Pero la experiencia demuestra que Gaddafi trata de escoger cada oportunidad para colocar a Francia en situaciones dif¨ªciles. Su estrategia de tensi¨®n con los pa¨ªses occidentales no tiene l¨ªmite y afecta a toda la seguridad en el Mediterr¨¢neo. Al mismo tiempo, en numerosos Estados africanos la intervenci¨®n militar francesa provoca reacciones anticolonialistas. A pesar de eso, todo indica que la pol¨ªtica francesa tiende ¨²nicamente a lograr el retorno al statu quo, tal como se estableci¨® en 1984. El viaje de Roland Dumas a Argelia, ahora en buenas relaciones con Libia, puede facilitar un camino de negociaci¨®n con el Gobierno de Gaddafi.
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