Los apuros de Kohl
EL SUMARIO contra el jefe del Gobierno de la Rep¨²blica Federal de Alemania, Kohl, tiene dos aspectos: uno, la acusaci¨®n de corrupci¨®n que supondr¨ªa haber aceptado para su partido, Uni¨®n Cristiana Democr¨¢tica (CDU), subvenciones de empresas, a trav¨¦s de supuestas fundaciones ben¨¦ficas, a cambio de tolerar y aun favorecer evasiones de impuestos (unos 1.000 millones de pesetas) entre 1969 y 1980; el segundo, que aparece ahora como principal, ser¨ªa el de haber mentido, bajo juramento, ante la comisi¨®n parlamentar¨ªa que investigaba el caso en Maguncia, capital del Estado (Renania-Palatinado) donde Kohl era presidente.Las denuncias parten de los verdes, quienes aseguran que tienen en su posesi¨®n documentos, recibos y cuentas comprometedores para Kohl; pero han sido asumidas y ampliadas con toda energ¨ªa por la oposici¨®n socialdem¨®crata. Esto subraya un rasgo pol¨ªtico interesante: la colaboraci¨®n creciente entre los radicales verdes y la socialdemocracia. Conducen en estos momentos otra campa?a conjunta de gran popularidad, la del hombre de cristal. Se trata de la lucha contra la promulgaci¨®n por v¨ªa de urgencia de un conjunto de leyes sobre seguridad y que tiende a la transparencia absoluta del ciudadano: un juego de ordenadores y de fichas de distintas polic¨ªas y servicios de espionaje y contraespionaje que anular¨ªan la intimidad de cada uno. La base es una banda magn¨¦tica en los documentos personales que al ser le¨ªda por la electr¨®nica revelar¨ªa datos sobre el ciudadano de los que ¨¦l mismo ignora que es portador, y que se enriquecer¨ªan continuamente por las aportaciones de informaci¨®n de cada servicio (este invento podr¨ªa haber sido ofrecido hace tiempo al Ministerio espa?ol del Interior, como a los de otros pa¨ªses; se establecer¨ªa as¨ª la posibilidad de un fichero mundial).
La colaboraci¨®n entre verdes y socialdem¨®cratas puede no ir mucho m¨¢s all¨¢ de las elecciones de enero (antes de este entredicho, las encuestas daban a Kohl como vencedor), pero parece que responde a dos tendencias: los radicales centran su pol¨ªtica en el campo de lo posible m¨¢s que en las utop¨ªas fundacionales y program¨¢ticas, mientras los socialdem¨®cratas est¨¢n impulsados hacia la izquierda para cubrir un extenso campo electoral y para presentar una alternativa definida.
La explosi¨®n del caso Kohl habr¨ªa que situarla dentro de la lucha electoral, pero va m¨¢s all¨¢ de una simple manipulaci¨®n o tema de propaganda. Es la primera vez en 20 a?os que se abre un sumario judicial contra un jefe de Gobierno en ejercicio, y aunque este acto no suponga una presunci¨®n de culpabilidad, sino el principio de una investigaci¨®n, es una medida muy dura. El fiscal puede llegar a retirar todas las acusaciones en cuanto declare que los documentos que le han sometido y que las investigaciones que ha realizado no son concluyentes; pero la sombra de la duda planear¨¢ sobre Kohl, y faltan solamente 11 meses para las elecciones generales. La posibilidad de que la CDU le descarte, existe; contribuir¨ªa a destrozar para siempre la carrera de Kohl, y tampoco ser¨ªa demasiado eficaz para el partido. S¨®lo una absoluci¨®n y una publicidad de la inocencia de Kohl y de la honradez del partido pueden salvar la situaci¨®n. Las posturas pol¨ªticas comenzar¨¢n a esclarecerse en el debate parlamentario sobre la concesi¨®n del suplicatorio para continuar el procedimiento judicial. No se ven claras ninguna de las dos salidas: si no se levanta la inmunidad parlamentaria, Kohl ser¨¢ continuamente sospechoso. Si se levanta, es dif¨ªcil imaginar que el jefe del Gobierno pueda seguir actuando como tal mientras se le mantiene bajo acusaci¨®n de perjurio y corrupci¨®n.
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