El Real Madrid someti¨® al CAI Zaragoza
LUISG?MEZ, Es dificil encontrar a un jugador madridista que, al d¨ªa de hoy, no est¨¦ en gracia de juego. La desgracia se queda, sola, para Antonio Mart¨ªn, que la pasea en muletas. Y esa gracia es tan real que hasta las estad¨ªsticas lo confirman, ya que se alternan, a veces consecutivamente, estados de perfecci¨®n de todos los jugadores.
As¨ª, Biriukov, casi perfecto en los tiros libres; Del Corral registr¨® una serie de cuatro canastas de cuatro intentos; Fernando Mart¨ªn, seis de seis; Robinson, cinco de cinca; Corbal¨¢n, cinco de cinco; Iturriaga, siete de siete, y Romay, cuatro tapones seguidos. S¨®lo Townes desluci¨® ayer un poco, lo que supli¨® con su dedicaci¨®n reboteadora. La gracia, por tanto, tiene su reflejo en n¨²meros, por lo que el Madrid demuestra que no es un bien tan inmaterial.
En esa circunstancia, Manel Comas, el entrenador del CAI, no estaba preparado moralmente para hacer combatir a sus huestes contra el elemento, ese juego huracanado que despliega el Madrid por momentos. As¨ª, Comas se limit¨® a ser espectador del partido en la segunda parte. Sus jugadores lucharon con voluntad y alternaron momentos de acierto. El es fuerzo que hicieron para no caer abochornados fue encomiable y de ello se aprovech¨® el p¨²blico, quepudo ver un espect¨¢culo bueno y, a veces, hasta brillante.
Los aficionados se tuvieron que rendir a una ovaci¨®n un¨¢nime y larga cuando, a falta de 3.24 minutos, se solicit¨® un tiempo muerto. Aunque el partido estaba totalmente resuelto y la alegr¨ªa local no ten¨ªa raz¨®n para desbordarse, estall¨® en un aplauso general. Ovacion¨® a un equipo que hab¨ªa jugado con una pulcritud tal en sus rapid¨ªsimas acciones que lleg¨® hasta a provocar la imitaci¨®n del adversario. As¨ª, por unos instantes, el pabell¨®n goz¨® de un baloncesto el¨¦ctrico, pero no desordenado, ni mucho menos.
A falta de siete minutos, el equipo madridista hab¨ªa conseguido alcanzar ya la barrera de los 100 puntos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.