De repente, un monogr¨¢fico Rachmannoff

No se sabe bien el porqu¨¦ de un monogr¨¢fico Rachmaninoff como el que nos ha ofrecido la Orquesta Nacional de Espa?a (ONE) con la pianista Bella Davidovich y el director John Carewe. El maestro brit¨¢nico (Derby, 1933) es uno de los muchos emigrados de la composici¨®n a la batuta, y si en el primer aspecto su formaci¨®n fue absolutamente contempor¨¢nea (Goehr, Deutsch, Boulez, Messiaen), en el se gundo resulta l¨®gicamente plural. As¨ª, quien un d¨ªa batall¨® por la entonces denominada vanguardia desde el New Music Ensamble, expone ahora con excelente criterio la larga ret¨®rica, no exenta de bellezas, de la Segunda sinfon¨ªa del rom¨¢ntico rezagado Sergio Rachmaninoff.Hay que decir que la ONE, en manos de Carewe, son¨® espl¨¦ndidamente, cosa que favorece sin duda, la escritura rachmaninoffiana, m¨¢s original de lo, que suele decirse, aunque tenga sus bases -como muy bien dice Carlos Jos¨¦ Costas- en Borodin y Chaikovski, sin desde?ar alg¨²n acercamiento a Strauss y, por momentos, al mism¨ªsimo Ravel.

Tampoco ha de olvidarse el misticismo scriabiniano. Ni negar que esta m¨²sica, en lo que tiene de personal y en cuanto almacena de convenci¨®n, tuvo d¨ªa siguiente, y basta pensar en aspectos de Shostakovich, Katchaturian y otros compositores menores de la URS S, del Reino Unido o de Estados Unidos.

La Davidovich (Bak¨², 1928) es excelente y una de las muchas estrellas de la escuela de Neuhaus. A los 22 a?os se, alz¨® con el Premio Chopin de Varsovia, edici¨®n de 1949, y comenz¨® su carrera en la Europa oeste para pasar despu¨¦s a EE,UU. Posee esta pianista, dentro del cuadro de su importante escuela, matices expresivos de gran delicadeza y modos de ataque que parecen afiliarse al chopinismo de Par¨ªs.