Reagan advierte que es in¨²til prolongar violentamente la vida de la dictadura filipina
Estados Unidos pidi¨® ayer a Ferdinand Marcos, por primera vez desde que empez¨® la crisis de Filipinas, que abandone el poder, con la advertencia de que es "in¨²til" que prolongue violentamente la vida de su r¨¦gimen. Superado por la velocidad con que se desarrollan los acontecimientos en Manila, el presidente Ronald Reagan dio su aprobaci¨®n, a las cinco de la madrugada, a un comunicado en el que Washington abandona definitivamente su pol¨ªtica de ambigua neutralidad observada desde las elecciones del pasado d¨ªa 7 y urge a su viejo y fiel aliado en Asia a que abandone el palacio de Malaca?ang. Estados Unidos est¨¢ dispuesto a ofrecer asilo pol¨ªtico a Marcos y a facilitar su salida del pa¨ªs, protegiendo su seguridad y la de su familia.
La Administraci¨®n de Reagan pidi¨® ayer "una transici¨®n pac¨ªfica a un nuevo Gobierno", pero no especifica en qu¨¦ tipo de Gobierno est¨¢ pensando ni cita directamente a Coraz¨®n Aquino, que nadie duda gan¨® las elecciones presidenciales. Estados Unidos no enviar¨¢ hoy a nadie a la toma de posesi¨®n de Marcos, si es que llega a celebrarse, pero tampoco quiso decir ayer que reconocer¨¢ hoy a Coraz¨®n Aquino cuando, como ha anunciado, tome a su vez posesi¨®n de la presidencia. Oficialmente, la Administraci¨®n sigue manteniendo la l¨ªnea de que lo que ocurra ser¨¢ ¨²ltimamente "una decisi¨®n de los propios filipinos". El portavoz de la Casa Blanca, Larry Speakes, ley¨® un comunicado a primera hora de la ma?ana, aprobado por el presidente. Su texto se?ala que "los intentos de prolongar la vida del r¨¦gimen de Marcos por la violencia son in¨²tiles, y la soluci¨®n a esta crisis s¨®lo puede ser lograda mediante una transici¨®n pac¨ªfica a un nuevo Gobierno".[Como medida de presi¨®n para forzar la dimisi¨®n de Marcos, un funcionario del Departamento de Estado anunci¨® ayer la posibilidad de que sean congelados los fondos filipinos en Estados Unidos, seg¨²n informa la agencia Reuter].
La ca¨ªda del hombre que ha gobernado con mano de hierro el archipi¨¦lago filipino desde 1965, estrat¨¦gicamente un portaviones para Estados Unidos en las rutas mar¨ªtimas y a¨¦reas vitales del sureste asi¨¢tico, puede ser s¨®lo cuesti¨®n de horas, se cree en Washington. Tras una reuni¨®n del Consejo Nacional de Seguridad, Larry Speakes advirti¨® que el uso de la fuerza militar por Marcos provocar¨ªa un "da?o incalculable" a las relaciones entre Estados Unidos y Filipinas. Pero Speakes todav¨ªa afirmaba en la tarde del domingo que no es Estados Unidos el que est¨¢ legitimado para decirle a Marcos que se vaya, e insisti¨® en que la soluci¨®n depende s¨®lo de los filipinos.
La Casa Blanca dijo que Marcos no ha solicitado asilo en Estados Unidos y oficialmente, no se le ha ofrecido. Pero Larry Speakes afirm¨®: "Haremos lo posible para garantizar su seguridad y la de su familia". "Ciertamente estamos preparados para ayudar en una transici¨®n pac¨ªfica y, sobre todo, para ayudar a un viejo amigo y a un aliado. Queremos ser ¨²tiles si podemos", respondi¨® el portavoz presidencial tras ser preguntado por la posible llegada de Marcos a EE UU. Varios enviados del presidente filipino se encuentran en Washington, pero no hab¨ªan sido recibidos ayer a¨²n por miembros de la Administraci¨®n.
Tratado de extradici¨®n
El senador Larry Pressler dijo, sin embargo, que existe un tratado de extradici¨®n con Filipinas y que para que Marcos tuviera inmunidad en EE UU ser¨ªa necesario que el congreso votara una ley. Fuentes del Congreso dijeron que el Departamento de Estado est¨¢ en contacto con el c¨ªrculo pr¨®ximo a Marcos para negociar la posibilidad de sacar al presidente de Filipinas en un avi¨®n militar norteamericano. El Pent¨¢gono, desminti¨® unos rumores seg¨²n los cuales el avi¨®n ya est¨¢ preparado en la base norteamericana de Clark, a las afueras de Manila.La situaci¨®n fue descrita por la Casa Blanca como "muy precaria", pero a¨²n se conf¨ªa en Washington en que en las pr¨®ximas horas pueda tener un desarrollo positivo, con la salida de Marcos, lo que evitar¨ªa una guerra civil, o una situaci¨®n del tipo del final de Salvador Allende en Chile. El ex secretario de Estado Henry Kissinger dijo que lo ¨²nico que queda ya por saber es si Marcos se ir¨¢ voluntariamente o por la fuerza, y que lo verdaderamente importante para los intereses de EE UU es ver qu¨¦ tipo de Gobierno se forma en Filipinas. Washington est¨¢ tratando desesperadamente de negociar una salida digna de su aliado, que le ha permitido mantener durante 20 a?os en Filipinas, a un precio bastante barato, las dos importantes bases de Subic Bay y Clark. S¨®lo esta salida inmediata y sin derramamiento de sangre permitir¨¢ a EE UU mantener su influencia en este vital pa¨ªs asi¨¢tico. Philip Habib, el enviado especial de Reagan que lleg¨® el s¨¢bado a Manila, regresar¨¢ en los pr¨®ximos d¨ªas para tratar de buscar una salida negociada a la crisis.
Reagan, un viejo amigo de Marcos desde que era gobernador de California, se ha negado hasta ahora a dejar caer a su viejo aliado y no ha querido abandonarle como hizo Jimmy Carter con el sha de Ir¨¢n. Ferdinand Marcos no ser¨¢ tratado como Claude Duvalier, ex presidente de Hait¨ª. En las dos ¨²ltimas semanas, el presidente ha realizado manifestaciones contradictorias que sugirieron en un principio que estaba dispuesto a legitimar la fraudulenta victoria en las urnas del l¨ªder filipino. Reagan lleg¨® incluso a decir, ante la desesperaci¨®n de sus asesores y del Departamento de Estado, que "el fraude se ha producido en ambas partes". Pero la presi¨®n del Congreso y de la opini¨®n p¨²blica norteamericana, unida a la tensa situaci¨®n en Filipinas con la divisi¨®n del Ej¨¦rcito, ha provocado un giro en la posici¨®n de Reagan.
"Las preocupantes noticias de un posible ataque" contra los militares sublevados contra Marcos y el derramamiento seguro de sangre han forzado la firme toma de postura de la Casa Blanca, que ya no reconoce como leg¨ªtima la presidencia obtenida en unas elecciones fraudulentas, dijo Larry Speakes. Estados Unidos ha ofrecido ayuda, por si lo cree necesario, a Coraz¨®n Aquino, y est¨¢ en contacto con los sublevados Fidel Ramos y Juan Ponce Enrile.
La abierta rebeli¨®n el pasado s¨¢bado de estos dos importantes pilares del r¨¦gimen fue inmediatamente apoyada por Washington, que dijo que le hab¨ªa cogido por sorpresa y no la conoc¨ªa de antemano. Ponce Enrile inform¨® de su rebeli¨®n al embajador norteamericano en Manila despu¨¦s de que ocupara el Ministerio de Defensa y pidiera desde all¨ª la salida de Marcos. Este hecho era lo que la Administraci¨®n necesitaba para demostrar al presidente que Marcos ya s¨®lo estaba apoyado por su familia y un grupo de amigos cada vez m¨¢s peque?o.
La decisi¨®n de Marcos de aferrarse al poder y utilizar la violencia, aconsejado por su fiel aliado, el general Fabi¨¢n Ver, a quien la presi¨®n norteamericana no ha podido desalojar de su puesto de jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, hace temer a Estados Unidos una divisi¨®n en el Ej¨¦rcito.
?sta ser¨ªa la peor consecuencia de la crisis para Washington, cuyo objetivo esencial en Filipinas es reformar al Ej¨¦rcito para que sea capaz de luchar contra la guerrilla comunista. Washington tiene en el general Fidel Ramos, un graduado de la academia militar de West Point, un hombre de su entera confianza. Un triunfo a medio plazo de los comunistas acabar¨ªa con las bases norteamericanas.
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