La amnesia del se?or Elorza
En las p¨¢ginas de opini¨®n de EL PA?S -16 de febrero de 1986-, Antonio Elorza, que m¨¢s bien lo presume -?llevar¨¢ puesto lo de historiador en su carnet?-, hace un esbozo de an¨¢lisis del Frente Popular. Y, mira t¨² por d¨®nde, se da cuenta, eso s¨ª, lo reitera ad infinitum, que en la izquierda espa?ola de 1936 hab¨ªa socialistas y comunistas. Sobre todo comunistas.Alentadores principales del Frente, nos cuenta, responsables m¨¢ximos del triunfo electoral popular de febrero de 1936, generadores en exclusiva de la revoluci¨®n de julio de 1936 y casi vencedores de la guerra. Bueno, eso no. Pero por pura mala suerte -replicar¨ªa.
Am¨¦n de sus muchas suposiciones hist¨®ricas, base fundamental de sus estudios, descubre tambi¨¦n en este caso c¨®mo el golpe militar del 18 de julio fue contrarrestado ?con una respuesta popular singularmente heroica, hecho excepcional en la historia de nuestro siglo". Incluso, dice, hab¨ªa "un grueso de trabajadores, y entre ellos la UGT"..., pero anarquistas, anarcosindicalistas, hombres de la CNT, obviamente, a su juicio, ninguno.
En realidad, ?qu¨¦ eran dos millones de cenetistas comparados con la inmensidad del oc¨¦ano?
Uno comprende, en serio, que el establihsment de la democracia burguesa convierta sus medios de desinformaci¨®n en su ¨²nico dios verdadero, capaz de crear y destruir con el barro de su noticia o/y su ausencia cuantas realidades sociales, econ¨®micas, pol¨ªticas y culturales, individuales o colectivas, presentes o hist¨®ricas, convengan a sus calculados, alevosos e ignomisiosos fines. De esa guisa, asistimos tan s¨®lo hace unos d¨ªas a la creaci¨®n/destrucci¨®n de una dictadura sanguinaria en Hait¨ª. ?Tardaremos a¨²n mucho en descubrir otra en Paraguay, o en una c¨¢rcel, comisar¨ªa... espa?ola?
La Rusia predilecta del Sr. Elorza usa incluso m¨¦todos propios, crea y destruye sus realidades a golpe de tachadura en su Nomenklatura, y as¨ª, ?zas!, cualquiera de sus defenestrados, cual pa?uelo en manos del mago, se desvanece al instante y desaparece.
Sin embargo, no acierto a comprender qu¨¦ fobia psicosom¨¢tica antianarquista arrastra el se?or Elorza para prestarse tan ?desinteresadamente? a realizar con nosotros, con nuestra historia y la historia del pa¨ªs, un juego similar.
Para la derecha espa?ola, por ejemplo, los anarquistas simplemente eran los bandidos de la bomba y la pistola, pero eran. Para el diario EL PA?S somos s¨®lo al.gunas veces, tras cualquier extra?a explosi¨®n en la zona catalana y lim¨ªtrofe -aunque sean efectos del gas oficial-, pero somos. Para Santiago Carrillo, quedamos una panda de borrachos y drogadictos a extinguir, pero quedamos. Mas para don Antonio Elorza, la historia es mucho m¨¢s sencilla: ni ¨¦ramos, ni somos, ni quedamos, ni existimos nunca, m hubo jam¨¢s un solo anarquista en la Pen¨ªnsula.- secretario de archivos CN-CNT.
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