Una campa?a con pocos carteles, contados m¨ªtines, ninguna pintada y nula pasi¨®n
El refer¨¦ndum dan¨¦s de hoy sobre el Acta Unica Europea ha sido precedido por una campa?a que est¨¢ muy lejos de los patrones al uso en el sur de Europa. Escasos carteles, ninguna pintada, contados m¨ªtines y nula pasi¨®n. Si no se est¨¢ sobre aviso de que hay una campa?a electoral en marcha es muy dif¨ªcil percibir nada extraordinario en la calle y hasta en la Prensa.
Carteles sin mucho impacto visual que piden el s¨ª o el no desde algunas farolas es lo ¨²nico que puede percibir el observador atento, y no en todas las calles de Copenhague. Fuera de eso, ni manifestaciones, ni concentraciones, ni octavillas. La propaganda electoral se realiza por correo y a trav¨¦s de los medios de comunicaci¨®n. Cada dan¨¦s ha recibido durante esta semana decenas de folletos, pegatinas y peri¨®dicos de partido para recabar su apoyo a una u otra postura.En la Prensa se publican informaciones sobre el debate comunitario, colaboraciones de personalidades sobre las razones para votar s¨ª o no y anuncios, pero en mucha menor proporci¨®n de lo que ocurre estos d¨ªas en Espa?a a prop¨®sito del refer¨¦ndum sobre la OTAN.
No es ya s¨®lo que el dan¨¦s sea un refer¨¦ndum forzado y, en cierta medida, artificial; es que se trata de una votaci¨®n sin posibilidades de provocar cambios sustanciales. La actual campa?a est¨¢ muy lejos, en vehemencia, de la que en 1972 precedi¨® a la votaci¨®n sobre la entrada en la Comunidad Europea. Entonces hubo grandes manifestaciones y no era dif¨ªcil o¨ªr hablar sobre la amenaza germana. "Nos vamos a convertir en una provincia alemana, con los daneses haciendo de limpiabotas", se lleg¨® a decir.
En los recintos cerrados
El debate de estos d¨ªas no provoca reacciones viscerales y s¨®lo puede encontrarse algo de calor en los recintos cerrados donde se realizan los escasos m¨ªtines. Fuera, las temperaturas rondan los 10 grados bajo cero.
Durante toda la tarde del domingo pasado los partidarios del no tuvieron un mitin fiesta en el Palacio de los Deportes de Copenhague. Media entrada y alrededor de 2.000 personas. Oradores y grupos musicales se sucedieron sobre el escenario mientras un gran Usa tu libertad, vota no sobre un fondo azul y verde presid¨ªa la ceremonia. El verbo apasionado y, aun m¨¢s, forzado, en una lengua de la que alguien ha dicho que es una enfermedad de la garganta, era seguido con religioso silencio por los presentes, que s¨®lo al final de la intervenci¨®n conced¨ªan unos aplausos m¨¢s propios de la cortes¨ªa que de? apoyo pol¨ªtico y militante. Nada de grandes ense?as ni pancartas. Apenas algunos ni?os con banderas de papel en sus manos o con sus caras pintadas de rojo con una cruz blanca, los colores nacionales.
En las partes exteriores de la pista, algunos puestos con toda clase de folletos informativos sobre las repercusiones en el pa¨ªs del Acta ¨²nica Europea, llamada paquete en Dinamarca. A la venta, unos horrorosos carteles con diferentes leyendas: Este paquete es muy caro, vota no; En el paquete est¨¢ la uni¨®n, vota no; Piensa que tal vez es la ¨²ltima vez que se te pregunta, vota no. La diferencia entre el no y el s¨ª es tan grande como la que hay entre los asistentes a la reuni¨®n del palacio de los deportes y quienes el lunes por la noche acudieron a un mitin del primer ministro, Poul Schl¨¹ter. El p¨²blico juvenil y contestatario es ahora una clase media ya madura que habita una zona residencial situada a 16 kil¨®metros del centro de la capital. Un cuarteto de jazz a base de bater¨ªa, bajo, piano y vibr¨¢fono ameniza la espera de? primer ministro, que va a hablar en la pista polideportiva de un colegio.
Pegatinas y folletos
A los 300 asistentes les esperan en sus asientos pegaitinas y folletos del Partido Conservador que reclaman el s¨ª al paquete. En las paredes, carteles que hablan de m¨¢s puestos de trabajo, de un mejor medio ambiente, de m¨¢s seguridad, de m¨¢s influencia.
Schl¨¹ter pronuncia uno de los discursos m¨¢s europe¨ªstas que se han o¨ªdo en Dinamarca desde su integraci¨®n en la Comunidad. Referencias a la historia, a la cultura, a la solidaridad con el resto de los pa¨ªses comunitarios, al papel futuro de una Europa m¨¢s fuerte, jalonan los 53 minutos de su intervenci¨®n, en los que de cuando en cuando provoca las risas de la concurrencia. Como daneses influyentes en el mundo cita a Soren Kierkegaard y a Hans Christian Andersen, el autor del cuento de La lechera o el de El patito feo. Schluter dice que Andersen "fue un gran dan¨¦s pero tambi¨¦n un gran europeo que viaj¨® por todo el continente".
El broche de cierre de la campa?a lo constituy¨® el debate celebrado el martes por la noche en televisi¨®n. Los l¨ªderes de 10 partidos parlamentarios expusieron sus opiniones sobre el paquete durante m¨¢s de dos horas y media en una discusi¨®n que tuvo de tal la mera exposici¨®n de puntos de vista encontrados.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.