De Guerra a Catatumbo: la amistad improbable de un uribista y un exguerrillero que exploran otra forma de hacer pol¨ªtica
Los senadores Pablo Catatumbo y Andr¨¦s Guerra, opositores pol¨ªticos, han trabajado juntos para sacar adelante proyectos en beneficio del campesinado en Colombia. Ahora quieren aportar, en conversaciones tranquilas, un grano de arena a la historia del pa¨ªs
Si a Pablo Catatumbo (Cali, 71 a?os), cuando asumi¨® su curul como senador del Partido Comunes, le hubieran dicho que uno de sus mejores colegas en el Congreso ser¨ªa un enemigo pol¨ªtico, jam¨¢s se hubiera imaginado que se trataba de un senador del Centro Democr¨¢tico, el partido que lider¨® la oposici¨®n a que los exguerrilleros tuvieran puesto en el Capitolio. Hace poco, en un di¨¢logo improbable, el senador Andr¨¦s Guerra (Medell¨ªn, 51 a?os), un ac¨¦rrimo uribista y opositor al Gobierno de Petro, entrevist¨® a Catatumbo. Durante poco m¨¢s de 24 minutos, los congresistas de orillas radicalmente opuestas dialogaron sobre sus diferencias, sobre la historia pol¨ªtica del pa¨ªs, sobre la guerra. Sin acad¨¦micos o jueces de por medio, quisieron a?adir un grano de arena a la memoria hist¨®rica de Colombia hablando de los temas m¨¢s sensibles. No son entrevistador y entrevistado, ni son enemigos pol¨ªticos que de vez en cuando se dan la mano para una foto, como lo hicieron Gustavo Petro y ?lvaro Uribe. Catatumbo y Guerra, contra todas las probabilidades, son realmente amigos.
¡°Esta entrevista no es f¨¢cil, ni para la persona que entrevisto ni para el entrevistador¡±, comienza diciendo Guerra para abrir el di¨¢logo. ?l, un antioque?o de sombrero aguade?o y acento marcado, hace carrera pol¨ªtica en el Congreso desde 2022, por invitaci¨®n directa del expresidente ?lvaro Uribe. En sus redes sociales, no escatima la oportunidad de mostrar su desacuerdo con el Gobierno de Petro, y dedica uno que otro video a defender su precandidatura presidencial para 2026. Aunque no ha trabajado en medios previamente, s¨ª estudi¨® Comunicaci¨®n social y dice que, antes de ser pol¨ªtico, es un periodista que ve a sus colegas como fuentes. ¡°Yo soy el senador 105, mal har¨ªa yo en no aprovechar a las otras 104 fuentes que tengo al lado en el Congreso¡±, cuenta.
En el m¨¢s reciente episodio de Di¨¢logos con Andr¨¦s, un programa de entrevistas que transmite a trav¨¦s de las redes sociales del Canal del Congreso, sent¨® a su lado a Pablo Catatumbo Torres Victoria, un exguerrillero de las FARC que lleg¨® a ocupar un esca?o en el Senado por el partido Comunes tras el Acuerdo de Paz de 2016 al que Guerra, en su momento, se opuso radicalmente. ¡°Ahora somos amigos¡±, dice Catatumbo. ¡°Nos tenemos aprecio¡±, ratifica Guerra.
La amistad, que el pol¨ªtico del Centro Democr¨¢tico cont¨® en una columna que public¨® El Espectador, comenz¨® el d¨ªa que se instal¨® el Congreso. ¡°Yo era un prim¨ªparo. Era mi primera vez ah¨ª y la primera persona que vi cuando llegu¨¦ a la Comisi¨®n Quinta fue a Pablo Catatumbo. Yo sab¨ªa qui¨¦n era ¨¦l y tuve una duda de si lo saludaba o no, me daban nervios, pero ah¨ª record¨¦ que las maneras son importantes. Voy y lo saludo en su curul, le doy la mano. ?l no me conoc¨ªa. Me pregunta de qu¨¦ partido soy y cuando le digo que del Centro Democr¨¢tico, abre los ojos y echa la silla pa¡¯ atr¨¢s¡±, escribi¨®.
Para Catatumbo, dice a este diario, ese primer contacto con Guerra signific¨® romper un historial de discriminaciones al que los congresistas de Comunes ven¨ªan acostumbrados por parte de legisladores de derecha. ¡°?l tuvo un trato diferente al que hab¨ªa tenido Carlos Felipe Mej¨ªa, el anterior congresista del Centro Democr¨¢tico. ?l siempre tuvo una actitud muy agresiva, grosera e irrespetuosa con respecto a nosotros, pero en Andr¨¦s desde el comienzo vi una actitud distinta, muy decente¡±, se?ala. Desde ese primer momento, el di¨¢logo nunca m¨¢s se rompi¨®.
Guerra y Catatumbo no solo hablaron respetuosamente, sino que han logrado trabajar juntos. Ambos han respaldado proyectos y debates sobre la defensa de la Reforma Rural Integral, el catastro multiprop¨®sito y trabajaron juntos en un proyecto de ley para favorecer a los peque?os productores de panela. Otro de los proyectos que uni¨® al Centro Democr¨¢tico con Comunes fue el de regular las plazas de mercado. Guerra dice que, de tanto escuchar a su colega hablar del tema, le empez¨® a preocupar tambi¨¦n. Catatumbo lo explica de forma coloquial: ¡°Colombia naci¨® de una plaza de mercado. El 20 de julio de 1810, la Plaza de Bol¨ªvar era una plaza de mercado y ah¨ª fue el grito de la independencia. Lo mismo ocurri¨® en Santander, en 1781, cuando Manuela Beltr¨¢n, una verdulera, una vendedora de una galer¨ªa, fue la que inici¨® esa revuelta en Charal¨¢. Adem¨¢s, las plazas son de un sector de pobres. No hay que dejarlas acabar¡±, se?ala. Guerra fue de los pocos que lo escuch¨® con atenci¨®n.
Con di¨¢logos de ese tono, se han tomado varios caf¨¦s y aguas arom¨¢ticas en sus oficinas en el Legislativo, y sus experiencias pol¨ªticas se han cruzado para hablar de la guerra, de la paz, y de asuntos m¨¢s personales como el papel en la pol¨ªtica colombiana de Bernardo Guerra Serna, el padre de Andr¨¦s Guerra. Se trata de un exsenador Liberal, a quien Catatumbo conoci¨® luego de sus a?os en las FARC. Un libro sobre la biograf¨ªa de Guerra Serna fue el primer regalo del legislador uribista a su amigo. Semanas despu¨¦s, en un viaje a un espacio territorial de reincorporaci¨®n en el departamento del Caquet¨¢, Catatumbo le regal¨® a Guerra un sombrero en cuero confeccionado por exguerrilleros.
Durante la entrevista que publicaron en redes sociales, los dos congresistas hablan de los comienzos de las FARC, del Acuerdo Nacional, de los viajes de Catatumbo a la Uni¨®n Sovi¨¦tica, de la toma al Palacio de Justicia, del paramilitarismo y de todos los intentos del Estado por hacer la paz con la guerrilla. Luego tocaron un d¨ªa sensible para el uribismo.
¡ª?lvaro Uribe llega en el 2002. Se dice que las FARC lo reciben con unos bombazos en la Casa de Nari?o. ?Ese 7 de agosto ustedes se prepararon para recibirlo en Palacio?
¡ªCon bala, s¨ª. Las guerrillas siempre tuvieron redes urbanas que trabajaban en las ciudades. Ese equipo, reforzado con otros, consiguieron los morteros y los dispararon, con tan mala punter¨ªa, que no lograron acertar ni uno solo al Palacio de Nari?o.
La respuesta se volvi¨® viral, los dos congresistas tocaron una vena sensible para quienes quieren a Uribe y para quienes no lo soportan. Los legisladores coinciden en que las charlas han sido m¨¢s amenas cuando no hay c¨¢maras de por medio, pero Catatumbo admite que, aunque no hay temas abiertamente vetados, s¨ª hay unas l¨ªneas rojas que no discuten. ¡°Hay un tema que es el papel del expresidente Uribe en la guerra y sus v¨ªnculos con el paramilitarismo. En eso no nos vamos a poner de acuerdo. Simplemente eso no lo toco porque s¨¦ que ¨¦l tiene veneraci¨®n por ?lvaro Uribe, y uno tiene que respetar eso¡±, dice el senador de Comunes.
Andr¨¦s Guerra, sin entrar en muchos detalles, sabe que tambi¨¦n hay l¨ªmites. ¡°La oficina de Pablo es un altar a las FARC¡±, dice con cierto tono de desacuerdo. ¡°Ah¨ª est¨¢n las fotos de todos los comandantes de ellos en la monta?a¡±, se?ala. La decoraci¨®n de ambos despachos es radicalmente opuesta. ¡°En mi oficina hay cinco cuadros, uno de ellos es de ?lvaro Uribe V¨¦lez en campa?a a la Presidencia en el 2002¡å. A pesar de sus distancias, en esas dos oficinas del Congreso de la Rep¨²blica se han tomado varias de las arom¨¢ticas que, tanto a sus compa?eros como a algunos seguidores, les ha valido al menos una pregunta curiosa sobre, quiz¨¢s, una de las amistades m¨¢s improbables del Capitolio Nacional.
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