La alegr¨ªa de la bolsa
En s¨®lo dos meses, el ¨ªndice de las bolsas espa?olas ha alcanzado un alza del 35%, exactamente el nivel que se logr¨® a lo largo de todo el a?o pasado. Una euforia y una demanda de papel como no se conoc¨ªa desde hace m¨¢s de una d¨¦cada presidi¨® la sesi¨®n de ayer en todos los corros. En Madrid, donde el ¨ªndice creci¨® menos, la subida fue de 5,52 puntos, y en Valencia lleg¨® hasta el 7,18.Ciertamente el fen¨®meno no es exclusivamente espa?ol. Durante las ¨²ltimas semanas se han registrado fuertes subidas tambi¨¦n en las bolsas europeas, consecuencia del mejor clima econ¨®mico que se ha ido consolidando en la zona occidental del continente y en especial desde la vertiginosa ca¨ªda de los precios del petr¨®leo. La suave recuperaci¨®n iniciada en 1985 se ha visto acompa?ada adem¨¢s por un descenso importante en las tasas de inflaci¨®n y por la baja en los tipos de inter¨¦s. Factor este ¨²ltimo que, a corto plazo, ha desencadenado el aumento de las cotizaciones. Por a?adidura, la disminuci¨®n de los precios del petr¨®leo ha venido a reforzar las expectativas de quienes piensan que la inflaci¨®n continuar¨¢ todav¨ªa siendo menor y que con ella, antes o despu¨¦s, se reducir¨¢ el precio del dinero. Percepci¨®n a la que contribuye tambi¨¦n la ca¨ªda del d¨®lar, y cuya consecuencia ha sido liberar a los bancos centrales europeos de la obsesi¨®n por mantener altos los tipos de inter¨¦s y defender con ello el valor de sus monedas.
Todas estas circunstancias, en mayor o menor grado, se dan tambi¨¦n en Espa?a. Las cifras relativas al crecimiento econ¨®mico correspondiente a 1985, recientemente publicadas, indican que la recuperaci¨®n del segundo semestre del pasado a?o fue de mayor entidad de lo que hasta hace poco se pensaba, aunque, hay que reconocerlo, contribuyeron a ella algunos factores de car¨¢cter excepcional que no se dar¨¢n en 1986. Por otra parte, la ca¨ªda de los tipos de inter¨¦s internos y la apreciaci¨®n de la peseta frente al d¨®lar ha correspondido, en l¨ªneas generales, a la registrada en la mayor¨ªa de los pa¨ªses europeos. Quedan, por ¨²ltimo, las repercusiones internas de la ca¨ªda del petr¨®leo, que, debido a nuestra mayor dependencia de esta fuente de energ¨ªa, debieran ser m¨¢s positivas para Espa?a que para el promedio de nuestros vecinos. Para ello era indispensable que el Gobierno decidiese repercutir, de una u otra forma, la reducci¨®n de los precios del crudo sobre los mercados interiores, algo que al fin se resolvi¨® a hacer la semana pasada, en el marco de un conjunto de medidas de liberalizaci¨®n y de incentivos a la inversi¨®n cuyo anuncio ha provocado, como era de esperar, un fuerte aumento de las cotizaciones.
Las circunstancias de fondo de nuestra econom¨ªa, m¨¢s las medidas de animaci¨®n anunciadas la semana pasada, justifican un cierto optimismo, y no debe extra?ar que termine reflej¨¢ndose en la bolsa. Sin embargo, cabe hacer algunas matizaciones. En primer lugar, es preciso referirse a la concreta composici¨®n del ¨ªndice burs¨¢til espa?ol. En ¨¦l, el peso de bancos, el¨¦ctricas y telef¨®nicas supone m¨¢s del 75% y, por tanto, le hace muy sensible a la marcha econ¨®mica de estas sociedades. Dado adem¨¢s que estos tres grupos son dependientes en sus rendimientos, o tarifas de las decisiones de la Administraci¨®n, merece tener en cuenta que su pujanza es, por el momento, efecto de las ¨²ltimas disposiciones gubernamentales. En segundo lugar, no puede olvidarse la enorme importancia que para la l¨ªnea ascendente de la bolsa han tenido, desde 1983, las inversiones extranjeras, especialmente desde fondos de pensiones, atra¨ªdas por la mayor remuneraci¨®n nominal que, debido a nuestra inflaci¨®n m¨¢s alta, encuentra el capital exterior aqu¨ª. Su influencia en la compra de valores puede calificarse de decisiva. En tercer lugar y finalmente, hay que subrayar el ya probado control de la inflaci¨®n espa?ola, que induce el descenso de los tipos de inter¨¦s y que, por tanto, como ya est¨¢ sucediendo, los t¨ªtulos de renta fija sean menos atractivos que los de renta variable.
Con todo ello, y sin perder de vista estas matizaciones que contribuyen a perfilar el fen¨®meno espa?ol, una realidad de mejor¨ªa econ¨®mica general, que incluso pueden multiplicar estas buenas noticias burs¨¢tiles, parece incuestionable. El ¨²nico elemento de preocupaci¨®n acaso es el que se refiere al ritmo, demasiado r¨¢pido, con el que se est¨¢n produciendo estas subidas y que permite pensar en la existencia de factores especulativos, tan leg¨ªtimos como probables provocadores de inestabilidad. Con estas condiciones, lo mejor que podr¨ªa ocurrir es que las ¨²ltimas subidas se consolidasen paulatinamente en las semanas pr¨®ximas y que en lo sucesivo no se produjeran movimientos tan bruscos como los de estos d¨ªas.
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