Del refer¨¦ndum

Vaya por delante mi reconocimiento del derecho que asiste a EL PA?S para poder emitir opiniones y tomar parte en cualquier asunto, incluso, por supuesto, el de la salida o permanencia de Espa?a en la OTAN. Otra cosa es el juicio que a los lectores puedan merecernos esas opiniones y posicionamientos.En los casos concretos del editorial del d¨ªa 2 y del art¨ªculo firmado por usted en la misma fecha, no puedo por menos que manifestarle mi disconformidad. En el editorial, primeramente nos anuncian que no van a dar ninguna orientaci¨®n de voto para el refer¨¦ndum sobre la OTAN y, sin embargo, a continuaci¨®n, nos enumeran una relaci¨®n de ventajas que, seg¨²n su opini¨®n, tendr¨ªa el s¨ª, y una serie de inconvenientes del no. Y tanto ventajas como inconvenientes no se refieren a la cuesti¨®n objetiva de consulta que es la OTAN. Creo que as¨ª contribuyen ustedes a esa ceremonia de la confusi¨®n que tiene por finalidad el que los ciudadanos espa?oles no puedan emitir libremente su voto.

Y su art¨ªculo, se?or Cebri¨¢n, me ha producido honda preocupaci¨®n. No se trata de una disyuntiva entre lo que nos dicta la raz¨®n y lo que nos pide el coraz¨®n. A que la paz, el fin de la carrera armamentista y la disoluci¨®n de los bloques -y, en su defecto, la no ampliaci¨®n- constituyen una de las pocas causas por las que merece la pena luchar en estos tiempos ha llegado mucha gente en todo el mundo de manera totalmente racional y coincidente con sus sentimientos. Anteponer supuestas razones de Estado a principios ¨¦ticos siempre nos dijo su diario que era peligroso, que as¨ª se puede justificar todo: la arbitrariedad, la tortura, el terrorismo, las represalias indiscriminadas... Mire, se?or Cebri¨¢n, la disyuntiva que a algunos se les presenta no es elegir entre coraz¨®n y raz¨®n, sino entre coraz¨®n y cartera. Y est¨¢n equivocados. Est¨¢n dispuestos a abandonar unos principios ¨¦ticos y racionales por un inexistente plato de lentejas.-