Espa?a, la CE y el medio ambiente
Los autores del art¨ªculo consideran que la incorporaci¨®n de Espa?a a la Comunidad Europea (CE) repercute tambi¨¦n en los temas medioambientales. Sin bien, aseguran, se reforzar¨¢ con ello en algunos aspectos la legislaci¨®n que protege la naturaleza, en otros casos la pol¨ªtica de la CE puede sernos perjudicial.
La incorporaci¨®n de Espa?a a la Comunidad Europea repercute en un amplio espectro de actividades que va m¨¢s all¨¢ de los aspectos econ¨®micos y pol¨ªticos. Es ¨¦ste el caso de los temas ambientales, en torno a los cuales las a¨²n escasas opiniones vertidas por organismos y asociaciones especializadas aparecen como abiertamente contradictorias.La pol¨ªtica comunitaria de medio ambiente se ha desarrollado a partir de 1973, teniendo como objetivos la reducci¨®n de la contaminaci¨®n, la conservaci¨®n de los recursos naturales y la mejora de las condiciones de trabajo y de vida. En este sentido, se cuenta ya con m¨¢s de 60 directrices europeas relativas a esta tem¨¢tica, que deben ser trasladadas por todos los Estados miembros a su legislaci¨®n nacional. Ello afectar¨¢, pues, de modo inmediato a Espa?a en materias tan diversas como la lucha contra la contaminaci¨®n del agua y de la atm¨®sfera, la gesti¨®n de residuos, la previsi¨®n de riesgos vinculados a los productos qu¨ªmicos o la protecci¨®n de la fauna y la flora. En efecto, la normativa comunitaria implicar¨¢ un refuerzo de la muchas veces poco exigente legislaci¨®n espa?ola en aspectos como la contaminaci¨®n del aire por plomo, la eliminaci¨®n de aceites usados y de otros desechos t¨®xicos y peligrosos, la comercializaci¨®n de pesticidas o la de especies protegidas de fauna y flora. Ello es tanto m¨¢s importante si tenemos en cuenta que ese refuerzo legislativo debe efectuarse sin demora, ya que el tratado de adhesi¨®n no pospone las obligaciones ambientales m¨¢s que en el tema de la gasolina sin plomo. Este hecho, si bien expresa una saludable voluntad pol¨ªtica de colocarse r¨¢pidamente al diapas¨®n europeo -cuesti¨®n, sin duda, loable-, despierta ciertos recelos entre las asociaciones vinculadas al tema, dada la falta de medidas pr¨¢cticas y la tradici¨®n de escaso respeto a las normas reinantes en el pasado.
Desde una aproximaci¨®n bien distinta, como puede ser la del influjo ambiental de la Pol¨ªtica Agr¨ªcola Com¨²n (PAC), la perspectiva general parece bastante menos halag¨¹e?a, salvo que se potencien reformas profundas en los actuales mecanismos de la PAC. En efecto, en el marco actual hay que temer consecuencias tales como:
1. La supresi¨®n progresiva de la ganader¨ªa extensiva del norte peninsular y la sustituci¨®n de bosques y pastizales por las plantaciones madereras de pinos y eucaliptos, tan queridas del Instituto Nacional para la Conservaci¨®n de la Naturaleza (Icona).
2. La destrucci¨®n progresiva de los olivares, con los consecuentes efectos desastrosos sobre la avifauna y el aumento de la erosi¨®n.
3. La sustituci¨®n de cultivos tradicionales, como el vi?edo, por otros de tipo intensivo y que demandan ingentes cantidades de agua para riego, como est¨¢ ocurriendo ya en la zona manchega, con el resultado de la desecaci¨®n de importantes zonas h¨²medas y de la amenaza de colapso econ¨®mico y ambiental por presi¨®n excesiva sobre los escasos recursos h¨ªdricos.
La ¨²nica esperanza en este campo, adem¨¢s de una racionalizaci¨®n de las peligrosas tendencias internas actuales, vendr¨ªa de la puesta en causa de la PAC. En este sentido, a iniciativa del Consejo, la Comisi¨®n publicar¨¢ pr¨®ximamente un Libro Verde a partir de las reflexiones de diversos grupos de trabajo, uno de los cuales ha tratado precisamente sobre Agricultura y medio ambiente.
Paralelamente, el Parlamento Europeo tiene en curso de elaboraci¨®n un informe sobre las mutuas influencias entre pol¨ªtica agr¨ªcola y ambiental. Igualmente preocupante es el impacto sobre Espa?a de la pol¨ªtica energ¨¦tica europea debido al acento pronuclear hoy dominante.
Los problemas ambientales espa?oles que han trascendido con mayor impacto en los ¨²ltimos a?os resultan, en este sentido, preocupantes: temas como el famoso s¨ªndrome t¨®xico o el m¨¢s reciente de la bah¨ªa de Algeciras; la contaminaci¨®n costera de aguas de ba?o o las lamentables condiciones de trabajo en sectores como la siderurgia, el carb¨®n o el amianto; la amenaza de desaparici¨®n de importantes espacios naturales o la negativa a proteger especies amenazadas en el ¨¢mbito europeo, como el lobo, no resultan precisamente tranquilizadores.
Del mismo modo, temas globales tan graves como la gesti¨®n del agua, la deforestaci¨®n o la erosi¨®n de los suelos, frente a los que la pol¨ªtica oficial no parece acometer medidas radicales, podr¨ªan trasladarse f¨¢cilmente a la escena europea, con la consiguiente carga negativa respecto a los avances ya conseguidos y el posible frenazo en las previsiones futuras.
En la vertiente positiva merecen referencia especial por su posible influencia a escala europea el reconocimiento del derecho al medio ambiente y la atribuci¨®n a las autonom¨ªas de amplias competencias en esta materia.
Al dotarse de una nueva Constituci¨®n, Espa?a formul¨® el principiojur¨ªdico de que "todos tienen el derecho a disfrutar del medio ambiente" y que ¨¦ste debe ser "apropiado al desarrollo de la persona", con lo que el marco constitucional favorece una posici¨®n notablemente m¨¢s positiva que la contemplada en otros pa¨ªses de la CE.
Por otra parte, el mismo marco constitucional permite a las comunidades aut¨®nomas disponer en materia ambiental de un poder complementario del de los ¨®rganos centrales del Estado, as¨ª como un poder reglamentario de ejecuci¨®n y un poder administrativo. Ello podr¨ªa pesar positivamente a la hora del debate europeo sobre la regionalizaci¨®n y los veh¨ªculos de actuaci¨®n adecuados en materia ambiental. En otros aspectos cabe citar actuaciones tan positivas como la oposici¨®n al vertido de residuos radiactivos al mar, en la que Espa?a viene desempe?ando un papel clave a¨²n no asumido por el conjunto de pa¨ªses de la CE.
En vista de estas reflexiones, ?qu¨¦ podr¨ªamos desear en materia ambiental con motivo de la incorporaci¨®n a la Europa de los doce? En primer lugar, el respeto al derecho adoptado aparece como un factor de importancia incuestionable. Del mismo modo, ser¨ªa un destacado paso adelante la integraci¨®n de la dimensi¨®n ambiental en todas las pol¨ªticas sectoriales y, en particular, en la agr¨ªcola. Por ¨²ltimo, ser¨ªa deseable que, ante la nueva dimensi¨®n y diversidad derivada de la integraci¨®n espa?ola, existieran los medios financieros necesarios a la consecuci¨®n de una Europa m¨¢s habitable.
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